Este mes de marzo, casi cuatro años después de la segunda entrega, va a llegar a las tiendas Ninja Gaiden 3, para Xbox 360 y PlayStation 3, con una versión programa en un futuro para la nueva consola de Nintendo, Wii U, con el subtítulo de Razor's Edge. Tras el excepcional e indiscutible regreso de un clásico de los 8 bits como Ninja Gaiden para la primera Xbox en 2004, aclamado por crítica y público, su continuación en 2008 ya para Xbox 360 no tuvo una acogida tan cálida. Ambos desarrollados por el Team Ninja con Tomonobu Itagaki a la cabeza, tras la polémica marcha de este en 2008, con demandas de por medio incluidas, los seguidores de la saga no saben muy bien qué esperar de esta nueva entrega, sin su director y con un Team Ninja tocado, tras la marcha de varios miembros acompañando al peculiar Itagaki.
Anunciado en el Tokyo Game Show de 2010, los primeros detalles sobre el juego no fueron muy del agrado de los seguidores de la serie. Una propuesta más accesible, con un descenso de la dificultad para que los jugadores menos hardcore no se sientan frustrados, la eliminación del gore y los desmembramientos, o el anuncio de un modo multijugador, aspectos que parecía alejarse demasiado de lo que hizo Itagaki y su equipo con los dos primeros juegos. Ahora a dos meses de su lanzamiento, y tras haber jugado a fondo los dos primeros niveles, tenemos que decir que no hay motivos para temer tanto esta tercera entrega, la esencia Ninja Gaiden sigue ahí, aunque sí se han incluido algunas novedades y cambios a destacar.
Las dos primeras fases se desarrollan en las calles de Londres y en una ciudad abandonada en el desierto de Rub' al Khali, en Arabia Saudí –lugar que recodarán con cariño los que hayan jugado recientemente Uncharted 3, aunque aquí no se vea tan bonito.- Al comenzar a jugar nos dan a elegir entre dos dificultades, normal y hard. La primera demasiado fácil, según el juego recomendada si "has jugado antes a otros juegos de acción", pero que a nosotros al menos en estos dos niveles nos parece un paseo, nada que ver con la dificultad por defecto de los anteriores Ninja Gaiden. La segunda, hard "haces lo posible por dominar el arte de un ninja", nos parece mucho más adecuada para un jugar experimentado, aunque el salto de dificultad que se produce es demasiado exagerado. En cualquier caso, durante una partida podremos bajar la dificultad, apareciendo incluso una llamada héroe, que es muy fácil. Eso sí, no podremos cambiar la dificultad en mitad de un combate, y nos obligan a reiniciar desde el último punto de control.
La historia nos enfrentará a una terrible banda terrorista que ha tomado las calles de Londres, en un juego que parece nos hará viajar por diversos lugares del mundo. Con un Ryu Hayabusa subido en lo alto del Big Ben, mediante un flashback nos ponen un poco en antecedentes, y nos explican el motivo de la misión. Aunque lo verdaderamente importante comienza a ocurrir al final del primer nivel, cuando nos topamos con el misterioso Regente de la Máscara, un alquimista encubierto que le hará frente a Ryu siempre que pueda, y cuya conexión con la historia del juego todavía desconocemos, pero parece que será nuestro enemigo a abatir.
Desde lo alto de Big Ben, Ruy se lanza volando hacia los enemigos y en el instante ante de tocar el suelo tendremos que pulsar el botón de ataque fuerte para acabar brutalmente con uno de los terroristas. Uno de los muchos QTE –quick time events- que pueblan el juego, desde escenas cinemáticas como estas, en las que en el aire tenemos que esquivar un misil, o pasar por debajo de un vehículo que nos quiere embestir, hasta otras que transcurren durante los enfrentamientos, muy espectaculares pero más discutibles, ya que frenan en ocasiones un poco el ritmo del juego y que seguro no serán del agrado de los jugadores más dedicados. Los controles son muy sencillos: un ataque fuerte, ataque rápido, arma de proyectiles –con lo que lanzamos shurikens, no muy útiles la verdad-, salto, y un botón para bloquear y esquivar, con el que nos deslizamos por el suelo. Los combos salen con naturalidad y sencillez, y rápidamente estaremos repartiendo espadazos a diestro y siniestro, con funestos resultados para nuestros rivales.
Sobre la ausencia de gore y desmembramientos se ha hablado mucho, y temíamos que este Ninja Gaiden se hubiera convertido en algo light , pero para nada es así. La sangre sigue presente, y a borbotones, salpicando la pantalla y el cuerpo de Ryu de manera salvaje. Es cierto que determinados tajos no cuadran con que a los enemigos no les arranquemos un brazo o una pierna, pero en fin, es lo que hay, y no podemos quejarnos demasiado en cuanto a violencia, con mucha sangre salpicándolo todo. Decenas de enemigos con metralletas, cuchillos e incluso lanzacohetes de los que damos buena cuenta, y tras acabar con todos ellos, un terrorista nos pide clemencia, que por favor no le matemos que tiene familia, en una escena muy llamativa, y que podéis imaginar como acaba, ya que tampoco nos dan elección.
Sí más adelante hemos vivido alguna situación curiosa, y que puede que se repita más adelante durante el juego, y es que al acabar con un numeroso grupo de enemigos, y quedar tres o cuatro vivos, estos se rendían, tiraban las armas al suelo, y pedían clemencia. Era decisión nuestra dejarlos allí vivos o acabar con su vida. Como han dicho sus creadores, quieren que sintamos que tras cada uno de esos villanos se esconde una persona, y que en frío y pidiéndonos clemencia, no es tan fácil acabar con su vida, algo que sentimos curiosidad por ver si se desarrolla más adelante o se queda en anécdota.
Poco a poco en esta primera fase nos van enseñando las nociones del juego, como si se tratara de un enorme tutorial. Con el botón de bloquear más una dirección nos deslizamos por el suelo, pudiendo pasar por debajo de camiones y otros obstáculos. Presionando el stick derecho, la cámara se centra en el camino que tenemos que seguir, por si nos hemos perdido, en un juego muy lineal pero con una cámara a veces un poco revoltosa. Llegamos a un muro que podemos escalar con la llamada escalada Kunai, en la que alternando la presión de los dos gatillos podemos ascender paredes, e incluso disparar un shuriken si un enemigo se pone a molestarnos desde arriba. También hay momentos de escalada mediante salto entre dos paredes enfrentadas paralelamente, tan fácil como apretar repetidamente el botón de salto. Estos no son los únicos momentos plataformeros, ya que Ryu es capaz de agarrarse a barandillas e impulsarse, haciendo juntos todo estos elementos breves momentos de plataformas, un descanso entre tanta acción.
En algunas situaciones, y si todavía no hemos llamado la atención de los enemigos, acercándonos por su espalda sin correr, presionando levemente el stick analógico, podremos sorprenderlos con una ejecución, algo de sigilo que se sale de la norma en un juego casi siempre frenético. Además de la combinación de ataques fuertes y rápidos, tenemos dos ataques especiales. El primero es, cuando nuestra espada está brillando en rojo, henchida de sangre, si dejamos pulsado el botón de ataque fuerte, realizamos un espectacular combo con el que acabamos con todos los enemigos de nuestro alrededor. Al final del primer nivel, un hecho ocurre y la espada dragón es absorbida por el brazo de Ryu, uno de los grandes motivos argumentales de esta entrega, y a partir de ese momento será el brazo el que se ponga colorado y nos indique cuándo realizar este ataque especial.
Debajo de la barra de vida de Ryu, tenemos una de Ki. Cuando esta se llene, podremos realizar un Ninpo. Ryu se transforma en un dragón de fuego, acabando con todo los enemigos del escenario, y además recupera su vitalidad, por tanto podéis imaginar la importancia de este ataque. En determinados momentos en los niveles, nos encontraremos con halcones que nos curarán y permitirán guardar los progresos. Antes de terminar este buen nivel introductorio, quedan aún más sorpresas por descubrir. Unos enemigos con escudo nos ponen las cosas muy difíciles, ya que se lo tenemos que arrebatar para poder dañarles, y además nos lanzan granadas. Vivimos una peculiar escena entre una nube de humo, en la que solo vemos el rayo láser de los rifles de los francotiradores, y tenemos que con sigilo buscarles la espalda y ejecutarles. Un sencillo combate contra un jefe, una enorme araña robot, y finalmente nos vemos las caras con el Regente de la Máscara, terminando aquí este nivel.
En la segunda fase en Rub' al Khali nada más empezar, nos hacen entrega del arco. Este sirve para disparar a enemigos alejados y elevados, como tipos con lanzacohetes, y también unas motos que aparecen sobre la arena y que son muy esquivas, excepto para las flechas de nuestro arco. La manera de apuntar es muy extraña, derivada de la poco flexible cámara que sigue la acción, y lo mejor es usar el apuntado automático seleccionando la zona aproximada en la que se encuentra la amenaza. Nos explican más del plataformeo, como impulsarnos y correr por paredes, y momentos de acción en los que enemigos elevados con lanzacohetes nos incordian y nos hacen desenfundar el arco, mientras estamos usando intensivamente nuestra espada con otros a ras de suelo.
Unos extraños monjes que lanzan cubos mágicos no salen al paso, y justo al acabar con ellos en un duro combate, termina esta demo, dejándonos con ganas de más. Con tan solo dos niveles, no podemos decir si está a la altura de la saga, por encima o debajo de la anterior entrega, pero sí podemos asegurar que será un gran juego de acción, divertido, intenso y espectacular, que agradará a los amantes de los hack and slash. Pese a llevar las 60 imágenes por bandera, algunas ralentizaciones empañan este aspecto, que esperamos se corrija de cara a la versión final, en un juego que técnicamente no "mata", pero que cumple. Con un modo multijugador incluido, que tenemos curiosidad por probar, será el 23 de marzo cuando podamos disfrutar de la nueva aventura del ninja más sanguinario de los videojuegos.