Análisis Narcos: Rise of the Cartels, más plomo que plata (PS4, Switch, Xbox One, PC)
Netflix supo dar con la tecla en determinados países con la serie de televisión Narcos. La plataforma de streaming consiguió expandir su cuota de mercado en múltiples territorios ofreciendo una producción entretenida y para el público de masas, que narraba el comienzo, la expansión y la caída del rey del narcotráfico, el colombiano Pablo Escobar. Con un reparto lleno de caras conocidas y de nuevos rostros que pronto calaron en el imaginario colectivo, se hizo un hueco en la cultura popular, y en muy poco tiempo teníamos frases y múltiples expresiones recorriendo nuestras calles y conversaciones. El patrón había venido para quedarse.
Ahora, con varias temporadas a sus espaldas -las últimas de ellas centradas en el ascenso de los cárteles mexicanos y su hegemonía actual-, Curve Digital y Kuju han decidido dar un paso adelante y ofrecer un videojuego con Narcos: Rise of the Cartels centrado en esta atractiva propuesta de entretenimiento con un gran poso histórico, haciendo hincapié en el punto de vista del cártel de Medellín y la lucha incesante de la DEA y planteándonos una divertida mecánica de juego de acción táctica por turnos.
Plata o plomo: DEA o Cártel de Medellín
Hacer un videojuego de Narcos puede parecer una empresa un tanto extraña o imposible, pero Kuju ha querido afianzar la idea en base a un concepto que nos ha parecido muy inteligente. Sin salirse de los cánones habituales de la estrategia por turnos, y sin olvidar mirar de vez en cuando al gran XCOM, han querido desarrollar una idea de combate táctico desde una perspectiva área. En Narcos: Rise of the Cartels podemos planificar con cierta tranquilidad nuestras partidas, eligiendo el mejor plan posible para afrontar las diferentes misiones, armando a nuestros soldados e integrantes del equipo y ajustando su rol de cara al éxito, aunque como veremos luego, todo es una ilusión y únicamente desearemos pasar a la acción para impartir justicia o levantar narcoimperios. Hasta aquí, todo más o menos normal, pero será cuando las cosas se desmadren en el momento en el que Narcos tome otro rumbo jugable, al menos por una fracción de segundo, permitiéndonos incluso disparar en tercera persona como si estuviésemos involucrados en un tiroteo típico de un shooter cualquiera.
Argumentalmente, Narcos: Rise of the Cartels nos permite revivir por nuestra cuenta, y con gran fidelidad, varios de los hechos capitales o míticos de la primera temporada de la serie, así como ampliando algunos otros e incorporando ingredientes históricos o sucesos reales. La idea de Kuju como desarrolladora siempre ha sido la de ampliar la historia vista en la producción de Netflix, aportando sus propios acontecimientos para hacerla aún más atractiva.
Por lo tanto, hablamos de una adaptación casi literal de las localizaciones del show de televisión, con escenarios recreados en 3D basados en sus homólogos reales y con ambientes, secuencias claves y personajes idénticos a los que tanto fervor y pasión levantaron hace unos años. Sí, El Mexicano, Murphy, Peña, Primo y muchos más tendrán su presencia y será incluso personajes jugables, contando cada uno de ellos con habilidades especiales, mejoras y características únicas.
El título nos permite controlar a ambos bandos del conflicto, ayudando a los narcos a construir y edificar su propio imperio de la droga bajo las órdenes de Escobar o combatir el creciente crimen junto a la DEA y los hombres de Steve Murphy. Son dos campañas diferenciadas, distintas entre sí, aunque con hechos similares y momentos compartidos, que nos permitirán vivir la guerra contra el narcotráfico desde los dos puntos de vista posibles. Son dos historias relativamente duraderas y entretenidas, que nos permitirán pasar varias horas enganchados y preparando nuestras incursiones y misiones, y que variarán relativamente nuestra manera de afrontarlas debido al equipo y los elementos colindantes en cada uno de los bandos, que cuentan con diferentes handicaps y bonificaciones. Tanto Steve Murphy como Pablo Escobar nos mandarán misiones y nos ayudarán a contabilizar el progreso, si bien el primero sí tiene un papel in-game destacado, siendo fundamental como líder de batalla en las misiones gracias a sus habilidades y presencia inspiradora.
Tiroteos desenfrenados que lastran lo táctico y la gestión
Hay que destacar que, como videojuego de acción táctica en 3D por turnos, Narcos es más directo y combativo de lo habitual. Las unidades se mueven por el mapa y los escenarios -muy intrincados y bien diseños, con múltiples recovecos y alturas-, y disparan de alternada, ofreciéndonos algo más de dinamismo. Por ejemplo, en lugar de mover nuestra escuadra completa en un solo turno, tendremos que mover de unidad en unidad, brindándonos encuentros muy directos a los pocos segundos, e invitándonos a adaptar nuestra estrategia constantemente, evitando largos periodos de tiempo en los que se rompe el ritmo de la partida. Sin embargo, y aunque los primeros minutos son satisfactorios, Narcos: Rise of the Cartels da la sensación de que se contiene demasiado, mostrándonos unas primeras misiones que sirven como tutoriales encubiertos bajo el amparo de la DEA -no será hasta llegado a un punto cuando se desbloquee la posibilidad de jugar como los narcos de Pablo-, explicándonos las mecánicas y lanzándonos constantemente nuevas ideas y posibilidad.
Hablamos de un título muy simple, que aunque recoge ingredientes de otros títulos, los hace bastante sencillos y directos, y como os comentábamos, siempre focalizándose en un ritmo frenético y directo en los combates. Durante nuestro turno debemos ejecutar una o varias acciones básicas, teniendo en cuenta que todo tiene un consumo y un coste, y que no siempre podemos hacer varias cosas al mismo tiempo. De esta forma, podemos movernos, atacar -si tenemos el enemigo en la línea de fuego o no está cubierto-, descansar para recuperar vida y recargar munición para nuestra arma. A esta dinámica hay que sumarle que existen hasta cinco categorías de combatientes, especialmente diversificados y específicos en el caso de la DEA, cada uno con un rol en combate muy concreto. Encontraremos a expertos en demolición y granadas, soldados de fuerzas especiales, policías colombianos poco específicos, agentes norteamericanos y reclutas del ejército. Equiparlos y contratarlos no será barato, ya que el videojuego incluye un cierto elemento de gestión -muy pobre-, que nos obligará a cuidar a nuestras unidades, muy valiosas, evitándonos el tedio de tener que volver a reclutarlos y gastar el dinero que conseguimos con cada misión.
Sin embargo, el título se se traiciona a sí mismo, pues las tácticas y estrategias que más servirán contra una agresiva y torpe IA es la del cebo, sacrificando unidades básicas del equipo para que las más fuertes puedan entrar al trapo y machacarlas a las primeras de cambio. De poco importan a veces las coberturas o los planes pensados. El título es frenético y quiere intercambio de plomo, claro, pero cualquier elemento táctico se desvanece a los pocos minutos cuando nos damos cuenta del tipo de combate o reglas de enfrentamiento que prioriza la inteligencia artificial enemiga. Por ejemplo, en niveles con varias alturas -como aquellos ambientados en ciudades y entornos urbanos-, el rival decidirá bajarse de su mejor posición rápidamente, sobre todo si le enseñamos la carnaza correspondiente. Nosotros hemos superado niveles a priori difíciles sacando a los peones -generalmente, la policía colombiana- a la vista para que los matones de Pablo se lancen a por ellos y se descubran o se pongan a tiros. Aunque generalmente hablamos de un videojuego simple y fácil -no nos costará demasiado superar algunos encargos-, agradecemos que busque constantemente sorprender con misiones variadas, con recogida de pistas y documentos, tareas de eliminación, de resistencia a un número de rondas o de destrucción de laboratorios y almacenes de cocaína.
Cabe destacar que, aunque las dos campañas pueden terminarse en una docena de horas, los creadores del título han confirmado que les encantaría ir añadiendo nuevos capítulos y misiones basadas en la segunda temporada de la serie o incluso ir más allá, ofreciéndonos un título que vaya creciendo con el paso del tiempo en base a nuevas dificultades, retos, misiones descargables o campañas de expansión. Kuju no ha especificado más, pero no sería de extrañar que viésemos un Narcos 2 o un paquete como DLC en las principales tiendas digitales en unos meses.
Un buen diseño de niveles gracias a Unreal Engine 4
Narcos: Rise of the Cartels, sorprendentemente, es agradable visualmente. Nosotros hemos analizado el videojuego en PlayStation 4 -está previsto para Nintendo Switch, Xbox One y también sale en PC-, y a veces, debemos destacar que nos ha parecido muy bueno en el términos como el diseño de los escenarios y mapas de las batallas, que buscan ser variados y coherentes con la estética de la serie de Netflix. Dispararemos en las calles de Colombia, en sus selvas y en algunas lujosas mansiones, y siempre tendremos la sensación de visitar algo distinto, ya sea de noche, de día o bajo la lluvia. Los modelados están basados en los actores y actrices reales de la producción de la citada plataforma de streaming, y aunque no están nada mal, no habría estado de más ofrecerlos con un toque más de detalle en texturas o animaciones -sus rostros son absolutamente hieráticos-. Eso sí, el doblaje sí cuenta con las voces del reparto, como también se usa la música original -incluida la de la emblemática introducción-.
Pero ahí se acaba lo bueno. Narcos no aprovecha sus fortalezas técnicas desarrolladas gracias a Unreal Engine 4 y los escenarios acaban siendo meros ambientes de cartónpiedra. No hay destrucción de coberturas, ni siquiera la más simple, como cuando lanzamos granadas o elementos explosivos a cosas como barriles de gasolina o coches, un componente que podría ampliar la sensación de estrategia y táctica. De nuevo se demuestran todas las carencias jugables, y al final el impacto visual que podríamos atesorar desaparece rápidamente. El videojuego está traducido al español a nivel de textos y cuenta con buenos subtítulos -aunque con una fuente algo pequeña-.
Conclusiones finales
Es un quiero y no puedo. Rise of the Cartels atesora una factura técnica decente, una idea muy interesante como la de enfocar la táctica a una sucesión de turnos rápidos y sencillos en términos jugables e incluso cuenta con la licencia oficial del show de Netflix, algo que les permite a sus responsables a usar actores, actrices y elementos extraídos de la serie de televisión. Sin embargo, ahí se acaba lo bueno. La estrategia acaba reduciéndose a lo ridículo, invitándonos constantemente a lanzarnos al combate sin demasiados miramientos, y obligándonos a repetir las tácticas más básicas, sacrificando unidades de poco coste y esperando a la típica ‘caza del pato’. Con una pobre vertiente de gestión de equipo y contratación, y con poca rejugabilidad, Narcos: Rise of the Cartels no es demasiado recomendable a no ser que se sea un auténtico fan de la serie homóloga o de los juegos de táctica por turnos, sin importar su procedencia o calidad. "Si uno se acerca mucho al sol los sueños pueden derretirse", rezaba Pablo Escobar en uno de sus monólogos más memorables. A su videojuego le ha pasado precisamente eso.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código proporcionado por Cosmocover.