Análisis de Hob (PS4, Switch, PC)
Si con Torchlight el estudio Runic Games se fijó en Diablo, su nuevo título Hob está inspirado claramente en los clásicos The Legend of Zelda. Pero no se trata de otro clon sin pudor –de los que hay unos cuantos-, Hob es una curiosa aventura con su propia personalidad que combina exploración, combate, puzles y algo de plataformas.
De una manera bastante minimalista, sin diálogos ni muchas indicaciones de qué hacer o a dónde ir, el juego nos presenta a un joven -¿o es una chica?- en un extraño bosque. Por el camino encontraremos un gran robot que nos despeja el camino y así llegamos hasta una zona con una sustancia que parece infectar el entorno.
El protagonista lo tocará y será consumido, así que como medida desesperada el golem amputará el brazo de Hob para colocar el suyo mecánico. No hay mal que por bien no venga, esta mano robótica nos proporcionará algunas habilidades que de otra forma no tendríamos.
Como se puede ver en las imágenes o vídeos, Hob consiste en una aventura con cámara superior similar a los citados Zelda, pero con gráficos 3D. Podemos investigar las zonas del mapa, si bien inicialmente todo estará un poco limitado. No se trata de un mundo completamente abierto sino algo en la línea de un metroidvania donde la ruta no es siempre lineal ni en una misma dirección, y en ocasiones hay que volver sobre nuestros pasos para acceder a una nueva área.
Con nuestro brazo recién implantado empezaremos a acceder a estos lugares, activar interruptores o mover bloques de piedra que permiten llegar a lugares más altos. Ya sea comprando nuevos movimientos, recibiéndolos de recompensa por buscar o mediante el progreso de la historia, poco a poco podremos abrir camino por lugares que antes quedaban vetados, por ejemplo, con la rotura de muros que parecen un poco frágiles.
Esta exploración está combinada con puzles, bien integrados en el entorno. Es difícil decir que Hob haga algo realmente novedoso en el género, pero es el tipo de pruebas que podríamos esperar en espacios abiertos o mazmorras. Además encontraremos pequeñas secciones de plataformas que quizás sean uno de los aspectos más flojos de su control, pues es complicado calcular las distancias en ciertos saltos –sobre todo cuando es "hacia la cámara" y la visibilidad no es buena, porque no podemos desplazar la vista-, pero en general es un buen equilibrio entre los diferentes estilos de jugabilidad.
Un aspecto importante sobre la ausencia de diálogos y una interfaz mínima es la falta de pistas sobre nuestro destino o el fin último de esta aventura. Quizás resulte incómodo para algunos jugadores, más acostumbrados a tenerlo todo mascado, y es que aquí debes experimentar un poco con las pistas que hay en el diseño del mapa. ¿Unos árboles de otro color? Quizás puedas romperlos con tu espada. ¿Una enredadera cerca de escaleras? Prueba a saltar para llegar a las plantas.
A veces sabes a dónde ir pero las rutas más cortas están bloqueadas, y es normal sentir desorientación de vez en cuando, pero se puede convertir en un inconveniente si lo único que queremos es avanzar sin más o sentimos que hemos dado más vueltas de las necesarias. Una cuestión un poco personal que encantará a algunos jugadores pero se convertirá en frustrante para otros.
En Hob también encontraremos combates contra enemigos. Hay habilidades de exploración también son válidas en este terreno, junto a otras como utilizar un escudo o un movimiento para rodar. Esto hace los enfrentamientos un poco en plan Souls, pues sólo podemos recibir unos pocos golpes y conviene mantener una estrategia a la defensiva, estudiar los ataques rivales y golpear cuando baja la guardia. Atacar y esquivar, básicamente. Sólo en la recta final aparecerán algunas batallas un poco más difíciles. Es una mecánica sencilla pero muy divertida, aunque ya os advertimos que no es uno de los aspectos más constantes a lo largo del recorrido –los combates están dosificados-.
Hob es una aventura divertida pero sufre pequeños problemas que impiden que sea más redonda. Uno, que hemos citado, es la falta de un contexto más claro sobre el mundo y el objetivo del protagonista, a veces nos hace desconectar un poco de nuestra misión. Esto es muy subjetivo y habrá usuarios que disfruten dando vueltas durante minutos para ver qué ruta lleva a nuevos lugares, si han pasado por alto un mecanismo o puzle, mientras que los jugadores más impacientes desearán mejores indicaciones –que las hay, con pistas en el diseño-.
Otro inconveniente lo encontramos en los gráficos, y no tanto por su belleza, más bien al contrario, algunos de los paisajes son muy bonitos, pero el rendimiento no es del todo perfecto. En honor a la verdad, desde el lanzamiento el equipo ha lanzado actualizaciones que han mejorado esto –así como otros errores o glitches, y es perfectamente jugable, pero no está todo lo pulido que debería. Que el propio juego incluya la opción de reaparecer desde el último punto de control significa que el estudio ya ha previsto algún tipo de bloqueo en la geometría del escenario.
Conclusiones
Hob es un buen ejemplo de juego independiente que sin intención de reinventar la rueda logra un buen resultado. Artísticamente llama la atención, la música ambiental acompaña -pese a que muchas veces pasa inadvertida-, los combates son entretenidos y hay puzles con chispa. A lo largo de su duración, entre 6 y 10 horas, pasaremos más tiempo explorando el entorno y con sus retos que desenfundando la espada.
Quizás reducir tan drásticamente las indicaciones al usuario sea contraproducente, pero el mundo de Hob es lo suficientemente rico como para que no decaiga el interés y nos invite a investigar por nuestra cuenta.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Runic Games.