Análisis Away Journey to the Unexpected, aventura en mazmorras (PS4, Xbox One, PC, Switch)
Muchas producciones independientes están apostando por los elementos roguelite en su desarrollo, y sin duda tiene su explicación en la alta rejugabilidad que ofrecen, además de permitir que con relativo poco contenido podamos jugar durante horas sin sentir demasiado agotamiento. AWAY: Journey to the Unexpected es el último título de este estilo.
Por resumir, un roguelike se caracteriza por muerte permanente, niveles generados por procedimientos y combates por turnos. Generalmente son juegos de rol, pero este estilo se ha ido matizando hasta evolucionar a más géneros con pequeñas diferencias que suavizan algunos aspectos: son los roguelite. En esta categoría podemos incluir The Binding of Isaac o Spelunky, donde por ejemplo la muerte no penaliza tanto como en un auténtico roguelike. AWAY: Journey to the Unexpected es un roguelite en primera persona que también juega con estos conceptos.
La historia nos presenta a un niño "ni héroe ni guerrero" que un día se embarca en una aventura cuando escucha un extraño ruido en el sótano de su casa. Tras derrotar a algunos pequeños monstruos con un simple palo, nos encontraremos en un pequeño mapa abierto con coleccionables y una serie de minimazmorras disponibles y otra más grande de jefe -bloqueada inicialmente-. No tardaremos en descubrir que hay un extraño líquido que está convirtiendo a los animales en monstruos así como otros fenómenos extraños. ¿Tiene esto algo que ver con la desaparición de nuestros padres?
Pero antes de entrar en las cuevas, conviene explicar uno de los aspectos originales de AWAY, el tema de la amistad. Por los mapas de bosques y montañas diseñados por la desarrolladora –esto no es aleatorio-, que en esencia es un equipo principalmente de dos personas –uno de ellos Aurélien Regard, de The Next Penelope- encontraremos unos objetos dorados y unos extraños cubos. Estos cubos nos facilitan que se unan ciertos personajes a nuestro grupo siempre y cuando respondamos correctamente a sus diálogos, y si lo hacemos serán personajes jugables hasta que se agote su energía –el límite a sus acciones-.
Llevar a uno o varios de estos amigos a las mazmorras es siempre útil, porque en cualquier momento podemos cambiar a ellos y utilizar sus habilidades en el combate, o por lo menos aprovechar su fortaleza para proteger la salud del protagonista. Es un poco opcional y muchas de las cuevas son suficientemente breves como para que podamos superarlas sin ayuda, pero no está de más ampliar el grupo como seguro de vida contra los jefes.
El mapa en las zonas abiertas es bastante descriptivo en cuanto a objetivos y posición de elementos importantes, así que no tendremos muchos problemas en orientación. Una vez decidimos entrar en las mazmorras –que sí son aleatorias y no tienen mapa-, comprobaremos que AWAY es un juego de acción con pequeñas dosis de saltos. En ciertas situaciones habrá que pasar sobre rocas para no caer a líquidos tóxicos o por plataformas suspendidas, lo cual hace que no sea un shooter corriente y moliente. El escenario esconde cofres y otras recompensas, haciendo conveniente que demos un vistazo al entorno que, en cualquier caso, tampoco es muy amplio.
Estas cavernas incluyen enemigos. Los primeros son muy simples y apenas mueren con un golpe físico, mientras que otros portan bombas, lanzan proyectiles o son aéreos. El combate es extremadamente simple en cuanto a mecánica, pero no necesariamente fácil. Por una parte comenzamos con escasa salud y unos pocos golpes nos harán comenzar desde el principio –manteniendo el oro y la experiencia conseguida-, pero también hay que decir que es una acción más imprecisa de lo que nos gustaría, y esto es un claro punto negativo.
AWAY utiliza entornos 3D con personajes 2D –bien definidos y estilo animación, nada que ver con las criaturas pixeladas del primer Doom-, pero en el combate con armas blancas hay que calcular bien las distancias y no siempre es fácil de conseguir. Recibiremos muchos golpes simplemente por medir mal la proximidad de una criatura de la que no sabes su tamaño real y colisionar con ella, sobre todo al principio cuando aparece una nueva clase de enemigo. Con la práctica conseguirás reconocer mejor el peligro de cada criatura, pero en muchos casos es frustrante recibir daños y no por culpa de nuestros reflejos –los enemigos de hecho suelen moverse a una velocidad bastante lenta-.
De todas formas, la muerte forma parte del diseño en un roguelite y será un aspecto habitual en AWAY. Incluso si la partida termina muy pronto, conseguiremos algo más de oro o experiencia que nos irá ampliando nuestro nivel. Con cada subida ganamos algún movimiento extra, como ataques cargados o ampliamos los corazones de salud. Incluso hay tiendas para adquirir más ayudas –cubos, rellenar salud- u objetos consumibles, por ejemplo petardos. De esta manera, poco a poco el juego se irá haciendo más asequible y también podremos desbloquear nuevos atajos o escenarios con diferentes temáticas –desiertos, zonas heladas, etc.-.
La duración de la historia principal ronda las cuatro horas, que es una cifra correcta para evitar quemar al usuario con el reciclaje de mazmorras o enemigos, pero es muy variable según el número de reinicios. Por ejemplo, quizás logres llegar de un tirón a la mazmorra del jefe –un poco laberíntica y con puertas bloqueadas por llaves-, pero si este rival te derrota deberás volver a empezar.
La sencillez de AWAY: Journey to the Unexpected puede ser un aspecto positivo o negativo según lo que busquemos. Los elementos de personalización son prácticamente nulos, pero suficientes para configurar a nuestro equipo con diferentes compañeros. Algunos piden un requisito concreto en cuanto a cubos, dinero o hay que convencerlos mediante los diálogos con toques de humor. Además, una vez desbloqueados se unirán a nosotros en las siguientes partidas sin necesidad de repetir las tareas. Son útiles por sus habilidades, incluyendo lanzamiento de proyectiles, pero cuando se manejan se hace con su "visión", que suele ser algún tipo de filtro de color o distorsión en la imagen que a veces es un poco incómoda.
Si lo comparamos con otros proyectos indie desarrollados por equipos tan pequeños, AWAY luce bastante mejor de lo esperado. Por supuesto en ningún momento nos va a impactar, pero el estilo artístico de anime –con banda sonora de Kazuhiko Naruse- le dan un aspecto muy interesante, tanto en los escenarios como los personajes. A nivel sonoro lo que no nos ha gustado son algunos repentinos cortes en la música, con un paso demasiado brusco de una melodía a otra, pero difícilmente decepcionará a los jugadores.
Conclusiones
AWAY: Journey to the Unexpected aprovecha el desarrollo roguelite para crear una aventura con una equilibrada dosis de acción y exploración, donde ninguno de estos apartados llega a dominar al otro. Su historia ligera le sientan bien a un juego alegre y divertido que en el fondo no hace nada realmente nuevo, pero que lo presenta con un aspecto por encima de la media.
Quizás sea en los combates donde más flojea, ya que en muchas ocasiones la muerte llega por factores que podríamos achacar al diseño, pero es parte de la naturaleza de estos títulos: pese a la muerte, siempre tendremos la sensación de mejorar algo; nuestro tiempo invertido en cada partida no se pierde. Aquellos que no tengan problemas en estos desarrollos un poco repetitivos sabrán disfrutar de AWAY, que además debuta a un precio asequible -16,99 euros-.
Hemos realizado este análisis en su versión PS4 con un código que nos ha proporcionado Future Friends Games.