Análisis de 11-11: Memories Retold (PS4, PC, Xbox One)
Siempre es interesante ver juegos ambientados en conflictos bélicos que no se centren únicamente en la acción gratuita. Battlefield 1, Call of Duty: WWII o Battlefield V cumplen su función de entretenimiento rápido, pero rara vez aspiran a algo que no sea presentar la espectacularidad de la guerra. En cambio, en los últimos años títulos como This War of Mine o Valiant Hearts The Great War han preferido dedicar sus historias a la población civil, los supervivientes y las penurias de personas anónimas dentro de la guerra. 11-11: Memories Retold encaja en esta segunda categoría.
Desarrollado por Aardman, el estudio de animación de Wallace y Gromit, junto a DigixArt –fundado, precisamente, por uno de los creadores de Valiant Hearts-, 11-11 se ambienta en la Primera Guerra Mundial. La historia comienza un 11 de noviembre de 1916 y sigue los pasos de dos personajes muy diferentes que por distintas razones se ven envueltos en la guerra, y cada uno pertenece a un bando diferente, lo cual ayuda a no demonizar a todos los soldados alemanes. Es una guerra donde muchos participantes nunca habían empuñado un fusil.
No entraremos en muchos detalles porque 11-11: Memories Retold es ante todo un juego basado en narrativa, pero podemos contar que uno de los protagonistas –Harry, interpretado por el actor Elijah Wood, Frodo en El Señor de los Anillos- es un joven fotógrafo que abandona Canadá para retratar las victorias del ejército, en parte para impresionar a una chica. Por otro lado tenemos a Kurt –Sebastian Koch, un ingeniero alemán que hace tiempo que no tiene noticias de su hijo, que está luchando en el frente; decidido a investigar su captura o muerte, tomará la difícil decisión de alistarse para descubrir la verdad sobre lo ocurrido.
Que 11-11 se fije en estos personajes que han entrado en la guerra sin saber muy bien lo que les espera ofrece un punto de vista diferente al de otros muchos juegos. Ambos se darán cuenta pronto de la crueldad de la guerra –en especial Harry, con una visión más inocente de esta batalla- y que sus vidas están en peligro. Además, ambos mantendrán contacto con sus familias o amistades, así que las cartas nos hacen sentir en varios momentos si el esfuerzo realmente merece la pena o si deberíamos dar media vuelta. Por supuesto la historia de 11-11 es lo mejor del juego, aunque para disfrutarla hay que tener un poco de interés en la temática.
Si nos centramos en la parte jugable, es similar a otros títulos cinematográficos o de "película interactiva". Tenemos escenas que se van alternando con un personaje u otro, y en ellas se nos da un objetivo que resolvemos explorando el lugar, conversando o participando en pequeñísmos puzles. Eso sí, aunque se nos dice que ciertas acciones cambiarán algo la historia, es un juego bastante lineal y no vamos a cambiar drásticamente el rumbo o el tipo de escenas más que en unos puntos concretos del final, si bien puede ser suficiente para querer jugarlo de nuevo y ver otras reacciones.
Las historias de Harry inicialmente suelen estar relacionadas con su trabajo de fotógrafo. A veces se nos pide sacar a un general o a las tropas como parte de la promoción que se quiere dar al ejército, pero en cualquier momento se puede sacar la cámara -siempre que no agotemos todas nuestras fotos- y capturar una instantánea que luego enviaríamos por correo a nuestra chica; sus respuestas dependerán de la foto elegida. En el frente, Harry se encontrará con compañeros jóvenes igual de perdidos que él, y el buen clima de camaradería no tardará mucho en cambiar cuando empiecen a silbar las balas.
La parte de Kurt casi nos ha interesado más, dada la escasez de historias vistas desde la trinchera alemana. Su colaboración con el ejército suele consistir en arreglar las radios que se utilizan para comunicar, un puzle en el que giramos unas ruedas y conectamos cables. También dispone de un estetoscopio para escuchar conversaciones detrás de paredes, a veces para espiar al enemigo y otras para oír conversaciones de superiores. No olvidemos que Kurt preguntará y estará atento a cualquier pista sobre el destino de su hijo. Su aventura es más reflexiva, la guerra es un telón de fondo para su auténtica misión, de la que es consciente que quizás no salga vivo.
Algo interesante de los diálogos que escucha Kurt es que de vez en cuando se resaltarán palabras clave. Estas palabras se podrán utilizar luego a la hora de redactar una carta a su familia, pudiendo escoger con cuidado los párrafos que vamos a contar. ¿Somos francos y contamos la verdad, o vamos engañando a nuestra hija para que no se preocupe de nuestra situación? Ten en cuenta que si no obtienes todas las palabras no se desbloquearán las opciones.
El apartado jugable tiene más acciones según el contexto de la situación –esquivar minas, algo de sigilo…-, hay interacción con mascotas y algunos minijuegos como las cartas, pero el contenido opcional es bastante escaso. De hecho existen coleccionables con información histórica, aunque una vez los escenarios se hacen más amplios su búsqueda pierde parte de su interés –es investigar cada rincón del mapa, sin más-.
Como era de esperar, 11-11: Memories Retold destaca por la historia, los personajes y su ambientación. De esto último hay que resaltar su peculiar estilo gráfico estilo impresionista, en el que la imagen está compuesta por pinceladas en constante movimiento. La elección más fácil habría sido optar por un filtro en blanco y negro o de película vieja para recrear la Primera Guerra Mundial, pero en su lugar tenemos un mundo muy colorido y vibrante que esconde que los gráficos en muchas ocasiones sean bastante simples. Como efecto queda genial, parece un cuadro en movimiento donde cada fotograma está pintado a mano.
Nos llega con textos en español y voces en inglés o alemán -según los personajes-, lo cual ayuda a dar credibilidad a su episodios. La sobresaliente banda sonora compuesta por Olivier Derivière –Remember Me, AC IV: Black Flag - Freedom Cry, Vampyr- hace del apartado sonoro una delicia.
Conclusiones
Sin revelar nada de lo mejor del juego, su historia y las vivencias de sus protagonistas, podemos recomendar 11-11: Memories Retold a todos los jugadores interesados en este tipo de desarrollos donde la jugabilidad pasa a un segundo plano. No es que no sea divertido, pero es que no siempre esa es su prioridad: quiere evitar caer en el simple entretenimiento. La principal pega la encontramos en que muchas de las decisiones importantes llegan en su recta final y gran parte de su recorrido peca de estar demasiado guiado, algo molesto cuando se puede completar en unas seis horas.
En cambio su argumento sí tiene algo que decir y lo convierte en uno de esos escasos juegos que aborda el tema de la guerra de una manera seria –sin recargar el dramatismo de manera exagerada-, que no pinta a todo un bando de héroes ni a otro de sanguinarios asesinos. Incluso con sus detalles mejorables y reconociendo que no es un juego para todos los gustos, los aspectos positivos de 11-11 acaban por imponerse en la valoración general.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con una copia nos ha proporcionado Bandai Namco.