Análisis Winter Burrow: Un acogedor juego de supervivencia a medio camino entre Don’t Starve y Animal Crossing (PC, Xbox Series X, Xbox One, Switch)
Winter Burrow está a medio camino entre las experiencias de juego relajantes y los títulos de supervivencia. Cuando juegas, sientes su carácter acogedor, pero al mismo tiempo estás continuamente luchando por no morir de hambre o de frío. Cuenta su creador, Benjamin Salqvist, que de pequeño disfrutaba mucho de la naturaleza, y que quiso recrear esa sensación en un mundo en miniatura en que pudieras perderte. Eso está muy logrado en el videojuego.
De alguna forma, jugar es como sentirte como un niño aventurándote en un mundo desconocido. Y puede sorprender, pero la principal inspiración del título es 7 Days to Die, aunque con una aproximación 2D que recogió influencias de Don’t Starve, además de un poco de la esencia de Animal Crossing.
El resultado es un título que no penaliza tanto como los primeros, pero que propone aún así un reto considerable mientras tratas de guiar a un pequeño ratón a través de un paisaje de lo más invernal.
La supervivencia de un ratón y su madriguera
Winter Burrow nos pone en el lugar de un ratón que, tras perder a sus padres mientras trataban de darle una vida mejor, decide volver a la pequeña madriguera en que creció durante su infancia. No obstante, ha pasado mucho tiempo y necesita una buena reconstrucción, y ese será nuestro primer objetivo en el juego, algo que nos ayuda a comprender las principales mecánicas de juego.
Aquí existe una jugabilidad muy centrada en la recolección de recursos, al estilo de madera, vegetación y alimentos para emprender reformas, además de construir mobiliario, fabricar herramientas y cocinar mediante distintas recetas. Salir de tu madriguera para explorar y obtener materiales es el leit motiv de este particular periplo, pero claro, hay una serie de aspectos que has de tener en cuenta, que son los que ponen el toque de dificultad a este entretenido planteamiento jugable.
Tienes varios indicadores, incluyendo vida, frío, hambre y resistencia. Si pasas mucho tiempo fuera empezarás a ver que las condiciones climáticas comienzan a hacer mella en la salud del protagonista. Asimismo, correr demasiado o usar el hacha sin parar te agotará, obligándote a tomar un segundo de respiro. Básicamente, esto te obliga a ser cauto, y planear mínimamente tus salidas al exterior, ya sea equipándote con algo de alimento, o en el peor de los casos volver rápidamente a tu madriguera para calentarte, dormir y recuperar fuerzas para el día siguiente.
Precisamente, una de las claves jugables de Winter Burrow está en la existencia de un ciclo día-noche que pasa más rápido de lo que podrías imaginar. Hay poco tiempo para explorar antes de que sufras el impacto del frío y comiences a perder vida. Además, por la noche hiela más y en general el entorno es menos amigable, con una visibilidad limitada. Todo esto, como podrás imaginar, hace que hablemos de un juego de supervivencia con mecánicas bastante efectivas, pero que también generan algunas frustraciones.
Uno de los aspectos que menos nos han convencido es la inexistencia de un mapa para situarnos o de algo que nos ayude a orientarnos. El entorno se va abriendo a medida que progresas, y creemos que el enfoque ya tenía el suficiente desafío. Esto hace que acabemos dando demasiadas vueltas, un proceso frustrante que se suma al hecho de que el planteamiento de las misiones no está del todo refinado. Te atascarás en varios puntos y cuando des con la solución te darás cuenta que parte del problema no es tuyo, sino de un deficiente diseño jugable. Hay pocas pistas para conseguir algunos de los objetos que se nos piden, obligándote a rastrear el entorno de una manera que no resulta nada estimulante.
Por eso, la inexistencia de un mapa y de un diseño más intuitivo consideramos que son elementos que generan frustraciones, en lugar de una sensación de mayor dificultad (que suponemos que es lo que se buscaba). Algo parecido ocurre con el inventario. Su tamaño es algo justo, y recurrentemente tienes que volver a la madriguera porque enseguida se llena. Puedes incrementar su capacidad, pero el ritmo al que lo haces es lento, y cuando llega dicha mejora ya has experimentado la frustración de haber jugado con esta limitación durante demasiado tiempo.
En cualquier caso, si consigues sobrellevar estos aspectos, te encontrarás con un juego notable, en que puedes realizar una elevada cantidad de acciones. Es posible usar una hacha para talar árboles, emplear un pico con la finalidad de picar piedra o incluso sacar una pala para desenterrar diversos materiales. También es posible enfrentarte con la fauna autóctona del lugar, con varios tipos de insectos salvajes. No suponen un gran problema si tienes el cuidado suficiente, y no esperes tampoco un sistema de combate profundo, sino algo simple y sin complicaciones.
Por otro lado, en la madriguera tienes la oportunidad de ir ampliando sus distintas zonas, desde la planta superior hasta el sótano. Es posible personalizarla con distinto mobiliario, y por supuesto construir una cama más acogedora, además de mesas, sillas y demás ornamentos. La herramienta de construcción es también bastante sencilla, pero está ahí para añadir ese toque de cozy game que comentábamos al principio, y que en este caso hay que reconocer que le sienta fenomenal.
En cierto modo, Winter Burrow plantea una supervivencia acogedora, y también accesible. A pesar de las frustraciones jugables que hemos comentado (derivadas de un sistema de objetivos a veces poco claro), no es un título particularmente difícil, y en unas cuantas tardes lo habrás completado. Realmente, su mayor desafío está en explorar, encontrar el lugar donde se encuentra determinado material y seguir adelante. A estos efectos, nos encontraremos con varios personajes y eventos, que son en realidad los que articulan el avance en esta sencilla aventura.
Pero sin duda el juego no sería lo mismo sin su entrañable apartado audiovisual. Gráficamente parece un cómic en movimiento, y de hecho se inspira en Mouse Guard, una serie creada por David Petersen. El resultado gráfico es encantador, y aunque se echa de menos un poco más de variedad en los escenarios, es cierto que el entorno puede cambiar bastante del día a la noche, incluso con eventos como nevadas fuertes que aparecen de vez en cuando (dificultando de paso nuestra visión, lo cual te mete aún más en situación).
Por eso, a pesar de ser un juego de bajo presupuesto, sorprende su más que correcta ambientación, con un apartado sonoro que acompaña a través de melodías suaves, que se acompañan del sonido del viento (que es omnipresente). Por cierto, todo con unos correctos textos en español. La interfaz es otro aspecto que no nos ha convencido del todo, puesto que resulta bastante intrusiva y no hemos encontrado la opción para desactivarla (en un juego así, es algo que hace perder inmersión). En cuanto a rendimiento, nada que objetar. Lo hemos probado en PC y Xbox Series (por cierto, en Game Pass desde el primer día) con muy buenos resultados de fluidez y calidad en general. El juego está bien optimizado.
Conclusión: Una acogedora aventura de supervivencia
Winter Burrow no es un juego de supervivencia que busque ser demasiado retante, sino que persigue un enfoque más accesible, orientado a jugadores que busquen un momento de desconexión. El juego consigue su objetivo de trasladarnos a un entorno natural entrañable, realmente acogedor. Por desgracia, su diseño de misiones puede llegar a resultar frustrante por la poca intuitividad de algunos planteamientos y cuestionables decisiones de diseño que a la larga pesan bastante. En cualquier caso, un título a tener en cuenta si te gustan este tipo de planteamientos, con un enfoque de lo más encantador.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga para Xbox Series y PC que nos ha proporcionado Xbox España.