Análisis Kingdom: Two Crowns, interesantes novedades y campaña cooperativa (PC, Switch, Xbox One, PS4)
Kingdom llegó como un auténtico soplo de aire fresco a un género muy clásico y encorsetado como el de la estrategia. Creación original de dos diseñadores independientes como Thomas Van Den Berg y Marco Bancale, nos invitaba a encarnar un rey en un territorio extraño, haciendo crecer de forma paulatina nuestro territorio, fortificándolo, reclutando súbditos y convirtiéndolos en habitantes de un reino en extensión cada vez más próspero. Defendiéndonos constantemente de elementos sobrenaturales y criaturas extrañas, Kingdom apostó por una perspectiva lateral y por eliminar menús complejos o plagados de texto, simplificando la gestión de recursos y ciertas tareas propias de los videojuegos de gestión.
La fórmula, que escondía una profundidad inusitada y una cantidad de posibilidades enorme, cuajó entre la crítica y el público. Al primer Kingdom le sucedió una secuela, Kingdom: Two Lands, que expandía características y que ofrecía más de lo que muchos esperaban. Ahora, poco tiempo después de nuestra última visita a este mágico reino, nos llega a consolas y PC Kingdom: Two Crowns, una nueva aproximación a este particular videojuego que sigue apostando por aspectos tan dispares como la gestión, el roguelike y la estrategia en tiempo real.
Reconstruyendo un reino desde las cenizas
Kingdom: Two Crowns comienza de la misma forma que sus predecesores: con la épica historia de un monarca en sus más duros inicios. Como reyes errantes tendremos que cimentar las bases de un pequeño poblado, aglutinando bajo el fuego de la más triste hoguera a nuestros primeros seguidores. El arranque del videojuego se cimienta en la poderosa gesta de nuestro personaje, que cabalgando por un escenario generado de forma procedimental entre nieblas y siendo asistido por un extraño espíritu, acaba fundando un humilde campamento que pronto se convertirá en el primer paso hacia un futuro castillo con el que recobrar la gloria harto olvidada en las místicas y extrañas tierras sobre las que nos movemos. Raw Fury y Noio, editores y desarrolladores, eluden casi cualquier tipo de tutorial o indicación, invitándonos desde el primer momento a explorar y entendernos con la sencilla interfaz del videojuego.
En Kingdom: Two Crowns no hay menús, desplegables o una atiborrada interfaz que nos indique qué hacer o cómo interactuar con el título. Al igual que en el título original y en su secuela, nos desplazaremos de izquierda a derecha por un enorme y extenso escenario bidimensional, en el que podemos realizar diferentes acciones con los objetos, recursos y personajes que nos encontramos en base al dinero. ¿Cómo? Solo tenemos que ponernos delante de aquello con lo que queremos interactuar y el juego nos indicará el coste en forma de monedas de oro. Simplificando mucho, podemos decir que en este particular videojuego toda acción a realizar tiene un coste, ya sea talar un árbol, levantar una empalizada o reclutar un arquero o un maestro de la espada. No obstante hablamos de un videojuego de gestión de recursos, y en el que nuestras acciones tienen unos beneficios y una consecuencias. Conseguir una legión de súbditos es cuestión de arrojar monedas a los mismos, y construir muros, molinos de agua o graneros es básicamente otra cuestión monetaria.
No hay ningún tutorial que te explique esto de manera clara, debes ir descubriéndolo con el paso del tiempo y la habitual mecánica del ensayo y el error, algo que otorga de especial encanto al videojuego. Es una de las claves del juego, pues incita constantemente al expansionismo, a la conquista y al uso inteligente de los recursos, motivándonos a mejorar nuestro reino. Si bien es el objetivo máximo, y el más primordial, pronto descubriremos que no estamos solos y que mientras en los días nos dedicamos a nuestras tareas de rey gestor, por las noches deberemos guiar y garantizar a nuestro pueblo en la supervivencia. Cada noche, en el mundo de Kingdom: Two Crowns, se abren unos peligrosos portales por los que cruzan una serie de criaturas malévolas que no tienen otro objetivo que robarnos nuestra corona. Si construir y extender nuestro reino es algo básico, garantizar la protección de los nuestros también lo es, por lo que deberemos armar a nuestro pueblo, construirle grandes murallas y empalizadas e invitarlo a defenderse por medio de arcos y flechas y otros utensilios bélicos.
Estos monstruos, conocidos como greed o codiciosos, desean vernos muertos y piensan robar nuestra corona a cualquier precio. Por eso hay que andarse con especial ojo, ya que además de esquilmar nuestras tierras, romper nuestras defensas y robarnos el oro, su deseo no es otro que el de arrebatarnos el halo que nos indica como monarcas y máximas autoridad de estas tierras. Es aquí cuando, al igual que en títulos como Terraria o Minecraft, destaca la supervivencia, presentándonos una jugabilidad diferente durante ciertos momentos, muy cercana a lo que podría ser un videojuego de defensa de torres. Los malvados espíritus nos atacarán por izquierda y derecha -ambos lados de la pantalla-, por lo que nos sentiremos rodeados en nuestro asentamiento en el universo virtual del videojuego como el mismísimo Antonio Banderas en la infravalorada adaptación de Los devoradores de cadáveres, El guerrero número 13 (John McTiernan, 1999).
Cabe destacar que ciertos aspectos del Kingdom original sea han suavizado, haciendo la experiencia más accesible y menos ruda o malévola que en el título original, algo que creemos es todo un acierto. Sin embargo, podemos morir. Da igual el número de días que hayamos sobrevivido o hayamos experimentado como reyes. Una vez fallezcamos y se nos arrebate nuestra corona, otro sucesor y rey tomará nuestro puesto, continuando nuestra tarea de reconstrucción de forma casi ilimitada en la campaña. No hay mayor penalización que la derrota, y en esta ocasión, se nos permitirá continuar con el mismo reino sin perder demasiado progreso.
En Kingdom: Two Crowns se añade al componente de expansión de reino un nuevo toque de exploración. Llegados a un punto en el juego, y si descubrimos uno de los barcos derruidos y encallados en el mapeado, podemos embarcarnos en una nueva aventura explorando y descubriendo nuevas tierras en forma de islas. El videojuego incluye cinco escenarios temáticos, muy distintos entre ellos, con un nuevo planteamiento visual y estético, que nos permitirán expandirnos de una forma nunca vista en la saga, cambiando incluso la montura de nuestro monarca. Un momento, ¿podemos montarnos en un hipogrifo o un enorme venado? Sí. La idea de las monturas míticas y el aumento de escenarios no es la única novedad que cambia la jugabilidad. Two Crowns incluye un nuevo valor monetario, las gemas, que ofrecen un recurso económico muy raro y poderoso, que nos ayudará a edificar templos, estatuas y conseguir la ayuda de las nuevas cabalgaduras.
Pero quizás el mayor añadido de esta nueva versión es la posibilidad de disfrutar de un modo cooperativo que nos ofrece la oportunidad de jugar a la vez en modo cooperativo, presentándose por primera vez la saga la idea de que dos monarcas se ayuden el uno al otro en un mismo reino. La jugabilidad cambia y se hace menos áspera que en el modo en solitario al contar con ayuda, claro está, pero al mismo tiempo también mucho más divertida y fluida. Por ejemplo, ahora podemos prestar atención a cada uno de los límites de nuestro reino, protegiendo de forma más eficiente nuestras fronteras o incluso descubriendo nuevas zonas mientras otro se encarga de gestionar los recursos en el campamento principal. Es increíble, sobre todo a nivel local, ya que añade otra capa de jugabilidad a un título profundo por sí solo.
Destacable nos parece también el siempre acertado apartado artístico, con un soberbio dominio del pixel art. La obra de Raw Fury y Noio siempre nos ha parecido muy bonita, con un estilo muy particular, en el que el pixel tiene un tamaño mayor al habitual, y en el que la superposición de varias capas bidimensionales hace que el scroll gane en profundidad y personalidad. Si a eso le sumamos un ciclo de día y noche muy trabajado, varias condiciones climáticas y un exquisito catálogo de criaturas, súbditos y personajes, tenemos una combinación preciosa. Hay elementos en Kingdom: Two Crowns que nos han dejado boquiabiertos -como esas dos omnipresentes y colosales estatuas de piedra que coronan uno de los escenarios o los ríos-, algo que unido a una banda sonora muy especial y atmosférica, redondean un videojuego minimalista, detallado y con una arrebatadora personalidad. Kingdom: Two Crowns está traducido al castellano.
Conclusiones
Kingdom: Two Crowns nos ha encantado. Como expansión y nueva reinterpretación del indie de éxito Kingdom nos parece muy acertada, y como secuela con nuevos contenidos, toda una revolución. Su particular mezcla de estrategia, gestión y supervivencia sigue siendo tan fresca e intuitiva como el primer día, algo que se aumenta al poder estar acompañados por otro jugador gracias al modo cooperativo. La guinda del pastel la ponen las nuevas monturas, los nuevos escenarios temáticos -como el del Japón feudal- y el aumento de la dosis de exploración. De una forma u otra, nuestra lucha contra las legiones de la Codicia y la construcción de un reino que dure mil años después de nuestra muerte, nos sigue pareciendo muy divertida y entretenida. Un videojuego recomendado para todos los aficionados a la estrategia y la gestión que busquen una experiencia diferente.
Hemos realizado el análisis en su versión de Switch con un código proporcionado por por Raw Fury