Saltó la sorpresa, entre otras muchas, en la feria angelina de este año. Dejando a un lado la polémica suscitada por las nuevas consolas que se ven en el horizonte, nos centramos en la sorpresa por parte de Microsoft de querer recuperar Killer Instinct en exclusiva para Xbox One.
Este juego, quizás desconocido para muchos, fue una saga de la gran Rare, la Rare de los años noventa. Por eso volvamos atrás en el tiempo y detengámonos en 1994. Casi finalizando el año, Rare sorprendió a todos programando este juego, primero para los arcades. La compañía, una de las first party de Nintendo por aquellos días, probó suerte primero en los muebles arcade con un juego de lucha con una técnica que estaba muy de moda: "los sprites prerenderizados".
Como vimos en Donkey Kong Country, todos los sprites y escenarios conseguían una excelente sensación de profundidad gracias a fabricar todo mediante ordenador, dotarle de colores y texturas y pasarlo a sprites. Esta técnica fue usada también para Killer Instinct, pero Rare decidió probarla en un hardware superior a Super Nintendo.
Por eso quizás se haga más lógica la decisión de usar el poder de una recreativa, sobre todo sabiendo que estaba pensada en un principio para la Ultra 64 todavía llamada así por aquel entonces. La versión de la recreativa es sobresaliente, ya que los impactantes gráficos tenían una sensación de tridimensionalidad nunca vista en un videojuego de lucha basado en sprites.
Como era habitual, Rare no solo se quedaba en el excelente apartado gráfico, si no que cuidaba todos sus juegos con mimo en todos sus apartados. La música y los gráficos de toda la saga no sólo son sobresalientes, si no que era acompañados por una jugabilidad excelente y un sistema de combos totalmente adictivo.
Además de esto, los pilares en los que se basa Killer Instinct son también tener unos personajes bien diferenciados unos de otros y con bastante personalidad. El plantel no es demasiado amplio, pero este -sinceramente- es más que suficiente.
Los luchadores, como podemos ver, son bastante variados y de toda índole, lo que le da una variedad poco habitual en los juegos de lucha, ya que por ejemplo, uno de sus rivales en la época como fue Mortal Kombat, usaba en su mayoría luchadores con apariencia humana.
De Mortal Kombat recoge algunos detalles como sus fatalities, aquí llamados no mercy, demostrando que a Rare no le iba eso de que Nintendo fuera poco amiga de la violencia, ya que aquí se mostraba ¡mucha y en cantidad!
La historia del juego nos habla de cómo en un futuro no muy lejano la contaminación ha causado estragos en toda la humanidad. Desaparecen los gobiernos ante el caos reinante y gracias a todo ese desconcierto el poder la tienen las multinacionales y entre ellas destaca Ultratech, una corporación que fabrica armas de todo tipo. Killer Instinct es el nombre del torneo que Ultratech da vida para probar sus armas. Además de esto, rescata de otra dimensión a Eyedol, un señor de la guerra y última frontera para ganar el torneo.
Quien gane este torneo, le será concedido absolutamente cualquier deseo. Y para ello se presentan diez luchadores: Black Orchid, de 23 años es la única mujer del juego, cuenta con dos macanas y es la hermana de Jago.
Jago, el hermano de B. Orchid, es un guerrero tibetano ataviado con una espada y capaz de lanzar bolas de energía y capaz de transformarse en un tigre.
Cinder es el hombre de fuego. Capaz de volar y con una historia curiosa para su arma: su arma es él mismo, ya que Ultratech experimentó con él y el resultado son sus poderes. Si gana el torneo será libre.
Spinal es un esqueleto resucitado por Ultratech y equipado con una espada y un escudo y con la capacidad de teletransportarse y convertirse en su enemigo.
Fulgore es un cyborg capaz de disparar y lanzar rayos, siendo tecnología medio humana y medio alienígena.
Sabrewulf es el hombre lobo. Dispara murciélagos de energía y tiene una fuerza y ferocidad tremendas.
Riptor es un dinosaurio resucitado y modificado por la famosa compañía y está en el torneo para ser probada su capacidad como arma.
Glacius es, como su nombre indica, un hombre de hielo, capaz de disparar y convertirse en agua para atacar al enemigo. Es un alienígena secuestrado por la compañía para hacer experimentos con él.
Chief Thunder en un jefe indio americano con tomahawk en sus brazos y capaz de lanzar águilas de energía. Está en el torneo para descubrir la verdad sobre su hermano asesinado Eagle.
Tj Combo era un boxeador profesional hasta que perdió el título al saberse que sus brazos eran biónicos. Lucha para recuperar su título y por dinero.
Eyedol es el jefe final al que se enfrentarán todos los concursantes de este torneo y es capaz de recuperar su vida, por lo que se hace un personaje casi invencible.
Todos estos luchadores están en la primera entrega de Killer Instinct, pero para el segundo torneo desaparecen Cinder, Riptor, Chief Thunder y Eyedol, pero hay nuevos personajes:
Kim Wu, es la guardiana de un pueblo que desterró a Eyedol y Gargos, pero con la vuelta de Gargos vuelve a este torneo para acabar con él.
Maya es la segunda mujer que hace aparición en el juego y era la reina de Amazonia, desterrada ante la vuelta de Gargos, por lo que debe matarlo para recuperar su trono.
Tusk es un guerrero obsesionado con Gargos y su deseo de derrotarlo. No parará hasta que lo vea muerto.
Y en este caso Gargos es el jefe final, una gárgola y como Eyedol, es la última barrera para ganar el torneo.
Las conversiones a Super Nintendo, Game Boy y Nintendo 64 supieron compactar todo el espíritu y el alma de los arcades, y se convirtieron sin duda en uno de los mejores juegos de lucha de la época por derecho propio.
Tenían una gran variedad de modos de juego diferentes y de opciones para hacerlo accesible para todos. Pero ahora, ¿qué habrá de estos grandísimos juegos en el nuevo Killer Instinct 3? Sabemos por ahora que correrá a cargo de Double Helix y no sabemos hasta qué punto Rare estará implicada en el proyecto. ¿Qué pensáis vosotros?
¿Jugaste a alguno de ellos? Queremos el Killer Instinct que nos merecemos, por eso hoy recordamos lo grande que fueron, para que nadie se olvide.
