Mucho se ha hablado en los últimos días de la longeva compañía con sede en el centro de Japón, pero los creadores de Silent Hill y Metal Gear vivieron una época en la que, aparte de desarrollar las famosas series Dance Dance Revolution, Pro Evolution Soccer y Castlevania, no vivía solo de este tipo de sagas con entregas periódicas.
En los noventa, con los arcades en pleno apogeo, muchas eran las compañías que se valían de juegos originales y propios, salidos directamente de las ideas y mentes de sus mejores creativos. Konami era una de esas compañías, que obtuvo gran parte de su fama antes de que el mercado virase hacia arriesgar menos y lanzar juegos que debían, sí o sí, ser un éxito para que no se tambaleasen los cimientos económicos de la compañía de turno.
A principios de los mencionados noventa, los arcades tenían en los beat'em up una gran oportunidad, ya que la fama y el éxito de este tipo de juegos iba en aumento, gracias en parte a una pequeña revolución con juegos como Double DragonFinal Fight y más tarde Cadillac and Dinosaurs.
Konami hizo lo propio, pero obteniendo licencias para hacer sus beat'em up como fueron Los Simpsons, Las tortugas Ninja y Astérix. Estos tres juegos arrancaron muchas monedas de nuestros bolsillos, puesto que todo ellos demostraron su soltura y capacidad de ofrecer un gran juego en torno a una famosa licencia.
Astérix, lanzado en el año 1992 y a pesar de que no salió de los arcades, fue un juego notable, que hoy rescatamos para recordar a aquella Konami que no estaba encorsetada y nos hacía pasar tantos buenos momentos con juegos como este.
El arcade olvidado de un personaje recordado
Konami adquirió los derechos de los cómics de Astérix para recrear sus historias con buenos resultados, y a pesar de que disfrutó de una limitada distribución, el juego nos dejó un gran sabor de boca y con el tiempo no ha envejecido nada mal, en parte debido a un aspecto gráfico que apostó por plasmar a los queridos galos de la manera más fiel posible a cómo lo hacían las propias manos de Albert Uderzo.
Las adaptaciones del cómic de Goscinny y Uderzo son en su mayoría juegos de plataformas, bastante buenos en casi todos los casos, que tanto en consolas de 8 y 16 bits recordamos como de lo mejor en sus respectivas plataformas, pero en el caso que hoy nos ocupa Konami apostó por contarnos sus aventuras a golpe de tortazo con los romanos. El juego fue un "yo contra el barrio" en el que podíamos elegir, cómo no, entre el pequeño Astérix y el devorador de jabalíes (en Hispania se come un toro) Obélix.
Cada uno cuenta con sus lógicas diferencias, y mientras Astérix reparte tortazos y su famoso gancho con el que vuelan los romanos, Obélix y su fuerza bruta despacha los asustados romanos como moscas, y con la peculiaridad de que en el inicio de cada fase, tenemos un menhir que damos a probar.
Los gráficos son realmente notables, sobre todo por la fidelidad con la que están adaptados tantos los personajes principales como los enemigos, haciendo aparición muchos de los típicos soldados, los orondos centuriones, gladiadores y hasta animales como un toro en Hispania o un tigre al que también podremos enganchar por el pecho y abofetear.
Pero aquí se desvela uno de los pequeños borrones del juego, ya que aunque en los diferentes escenarios que visitamos hay personajes acordes con la estancia en la que estamos, la mayoría de ellos son los mismos soldados, algo que ensombrece un poco el aspecto gráfico, ya que se queda instaurada una idea de que no hay una gran variedad de enemigos.
La jugabilidad es bastante sencilla, ya que un botón para saltar obstáculos y un botón de ataque resuelven con bastante acierto todas las cómicas y familiares situaciones que nos encontramos a lo largo del juego. Destacar también que es un juego especialmente corto aunque intenso, pues los jefes finales de cada fase, como el de la primera, nos demuestran que los soldados en formación de tortuga es sólo un aperitivo de lo que veremos en cada nueva instancia.
La música es, con seguridad, el apartado más flojo del juego, aunque sin llegar a ser mala, no consigue que recordemos alguna melodía por encima de los demás, por lo que este apartado, y una corta duración, ya que el cuerpo nos pide más, son los puntos negativos de un gran arcade que pasó algo desapercibido para muchos, ¿sería por estas razones? ¿Tú qué opinas?