Cuando se habla de vandalismo, rápidamente se nos puede venir a la cabeza, no sin razón, actos de destrozos, gamberradas y demás acciones bastante reprobables. Pero un corazón vándalo se aleja totalmente de la idea de actos negativos, puesto que la palabra "vándalo" parece tener un doble significado y referirse a "los que cambian" y "los hábiles".
Los vándalos fueron un pueblo germánico que existió realmente y que llegó a invadir España, pero del que no hablaremos lógicamente, y sí de un juego que dio nombre a esta web que acaba de cumplir 15 años, nacida por el deseo de unos "corazones vandálicos" para aportar su granito de arena a la prensa del videojuego.
Esta pequeña introducción nos presenta un poco la idea del videojuego del que se tomó el nombre. Vandal Hearts fue un juego de rol táctico basado en luchas por turnos. Desarrollado por Konami Tokyo para PlayStation y mas tarde portado a Sega Saturn, también salió en América del Norte y Europa, cuya versión vio la luz un 1 de junio de 1997, un mes antes de que se tomase el nombre para la web.
La versión de Sega Saturn nunca salió de las fronteras de Japón, y además hubo una versión para Windows, lanzada exclusivamente en Corea del Sur que tampoco cruzó las fuertes fronteras de aquellos lares.
Aparte del primer juego de hoy, existió una secuela y una precuela, Vandal Hearts II, también para PlayStation y que a diferencia de la primera parte llegó traducido al castellano en España, y la precuela para los sistemas de descarga digital de la actual generación, llamada Vandal Hearts: Flames of Judment.
Un juego de batallas por turnos, con un giro de tuerca más
Pero aparcando el cómo y los porqués estos dos otros juegos no llegaron a la altura del original, empezamos a desgranar un título por el que los juegos de rol de batallas por turnos, en este caso battle RPG, empezaron a aflorar en aquella época, teniendo bastantes exponentes posteriormente en el mercado.
No sorprende que alrededor de este juego, Konami entrase en la carrera de "mejor juego de rol del año", ya que no solo entro en ella con Suikoden, si no que lo hizo con Vandal Hearts y su secuela. En una época en la que los juegos de rol iban siendo cada vez más y más populares, Konami sació a muchos que se emocionaban cada vez que había un combate en un juego de rol.
Enfrente teníamos un escenario futurista, igual que en Final Fantasy VII, aunque Vandal Hearts tiene un toque más medieval (en la línea del tiempo en que los pueblos vándalos existieron).
El pueblo se rebela ante la explotación de su gobierno
Sin querer hacer ningún paralelismo con la historia de juego y la "vida real", es quizás ella misma, la que se encarga de contar historias que hoy mismo podemos ver que siguen siendo totalmente actuales. La historia comienza contando cómo la nobleza, -que se supone que debe proteger y mirar por los intereses del pueblo- los explota cada vez más y estos se rebelan.
Un nuevo sistema político se instala en el poder y nosotros tomaremos el papel de Ash Lambert, el capitán a cargo de un grupo de soldados de protección. Empezamos con Ash y dos compañeros suyos disfrazados de mercaderes haciendo guardia y esperando a unos ladrones y tendiéndoles una emboscada.
Al detenerles, se desata una trama épica que nos obligará a jugar misión tras misión hasta descubrir un final de los que quedan en el corazón.
Desde una perspectiva aérea, debemos convertir en cenizas a los ejércitos enemigos a través de duras batallas llenas de sangre, pero envueltas en una historia llena de giros y drama. Con el mismo ímpetu que en "braveheart" (y que comparte a medias su nombre), deberemos llevar a la gloria a nuestro pueblo, batallando mientras reunimos más y más recursos y guerreros.
Los gráficos son sorprendentemente suaves, en parte debido a la poca carga poligonal, y a que todos los guerreros y demás elementos móviles estaban representados por ágiles sprites. Durante las secuencias de lucha, podemos girar la cámara a nuestro antojo y alejar o acercar la acción, esto en parte es debido a la gran cantidad de enemigos que se esconderán detrás de árboles o edificios.
Moldearemos nuestro protagonista, Ash Lambert, a nuestro antojo, para ajustarlo a nuestras necesidades estratégicas e iremos ganando experiencia y mejorando nuestra persona y a nuestro ejército, pero la vuelta de tuerca gira en torno a desafiar el estereotipo de los juegos de rol por turnos: la falta de profundidad de estos.
Vandal Hearts logra que la falta de profundidad dentro del género aquí sea cosa del pasado gracias a una historia que merece ser contada. Muertes inesperadas, alianzas temporales y un largo etcétera hacen de este juego, un juego que se cimenta en las batallas por turnos, pero nos hace estar en constante alerta ante los giros argumentales y la demostración de que mientras se nos cuenta la historia, coleccionaremos una gran cantidad de moralejas para la vida "real".
Gráficos resultones, bien acompañadas por músicas dinámicas son redondeadas por una historia que en ocasiones pone los pelos de punta. La parte negativa viene en sus textos en inglés, pero que a poco que sepamos del idioma podremos entender, además de tener una duración bastante aceptable, unas veinte misiones en las que la dificultad nunca agobiante logrará que avancemos y disfrutemos del título en plenitud.
Vandal Hearts nos hizo sentirnos unos "corazones vándalos" (que no vandálicos) y demostró que un juego de rol de batallas tácticas por turnos podía ir de la mano de una historia envolvente y genial.
No hay duda de que este juego, para muchos, se convirtió en un juego de culto, pero para nosotros, significó el principio de una aventura, de la que hoy llevamos contada quince años y un día.