Durante los noventa, hubo un aluvión de grandes juegos de plataformas. También fueron bastantes, aunque menos, los que se atrevieron a unir plataformas y puzles, creando una combinación, en ocasiones casi perfecta, para dar rienda suelta a nuestras grandes mentes en crecimiento.
Sagas como Lemmings, Worms o los más actuales Portal o World of Goo nos demuestran que las ansias por destrozarnos el coco entre plataformas nunca han decrecido, y que a pesar de darnos más de un dolor de cabeza, son juegos que nos hicieron pasar grandes experiencias.
Mi experiencia con The Lost Vikings se remonta al año de su lanzamiento: 1992. En aquel mismo año me encandiló desde el primer día que lo probé. El juego, difícil donde los haya, hacía de cada nivel un reto, y después de disfrutarlo y terminarlo años después, me reportó unas de las mejores experiencias en este mundo -el nuestro- de los videojuegos.
Siete años después, y habiéndolo maltratado dejándolo en la estantería del olvido, desapareció de mis manos sin pensar el vacío que dejaría. Convencido de que había sido la mejor decisión, empecé a extrañarlo al compararlo con los juegos, -en apariencia similares- allá por principios del nuevo milenio.
Cierto es que la oferta seguía estando ahí, con juegos que gráficamente superaban al juego de hoy, pero no encontraba ese "alma" que en comparación con The Lost Vikings me llenó años atrás. También es cierto que en esto de los "puzles plataformeros" entran los gustos personales, donde la mayoría de la gente se fijaba en la experiencia audiovisual más que la mecánica en sí o que simplemente despreciaba estos, si no tenían un mínimo potencial gráfico.
Este fue un juego con alma. Tanta, que era un juego que al compararlo con otros, empezaba a faltarme en aquella estantería, donde ningún otro llenó aquel espacio que dejó esta simpática, divertida y olvidada corta saga.
Por eso le debo un justo análisis, sabiendo que fue un éxito de crítica y ventas, con el éxito justo para que hoy se le siga echando de menos. Personalmente lo sigo echando en falta por dotar a un género atemporal un ingrediente "secreto" que fue clave de su éxito: inteligencia.
Tres vikingos, una nave alienígena y un vórtice temporal
Pudiendo resumir el argumento en una sola frase, sus bondades fueron muchas más que las que había detrás de su "elaborado" argumento. Los chicos de Silicon & Synapse -compañía fundada en 1991- se dieron a conocer con The Lost Vikings, compañía conocida en la actualidad como la gran Blizzard, que por aquellos entonces adoptaba este nombre bajo el que ya nos dejaban ver sus intenciones con su "mascota" un cerebro con patas en el que los juegos "de pensar" habían calado en el equipo, ya que juegos como Solomons's Key habían inspirado el juego de hoy, introduciendo divertidas novedades.
Estos expedicionarios escandinavos irrumpieron en la historia allá por el siglo VII, siendo una sociedad que ha dejado legendarias historias y con una fuerte personalidad, en parte debido a ser una ordenada sociedad en busca de la prosperidad, o sirviendo sus habilidades y servicios a la bolsa de dinero más "hermosa".
Con unas normas de conducta bastante marcadas, estos hombres y mujeres de honor son representados en el juego con bastante humor y acierto. Por eso mismo, quizás, escogieron esta cultura para representar a los tres personajes que controlaremos a lo largo de la aventura: si la historia demostró que hubo desde guerreros hasta hábiles comerciantes, los programadores del juego pensaron que nada mejor que embarcar a tres vikingos con diferentes habilidades en una de las más alocadas aventuras, a través del tiempo.
Abducidos entre viajes temporales
Nuestros personajes salen de caza en un día como otro cualquiera. Se despiden de sus mujeres e hijos mientras presentan sus habilidades en una hábil introducción en la que empiezan a demostrar que juntos, pueden llegar a ser imbatibles.
El vikingo Erik es rápido como el viento, capaz de empotrarse contra muros destrozándolos con la adecuada velocidad, además, es el único de los tres capaz de saltar. Olaf llevará durante su aventura un escudo capaz de bloquear a los enemigos, haciendo de pantalla y conteniendo a los enemigos y sus ataques que pudieran aparecer. Baelog "el fuerte" es además el más resistente, sintiéndose invencible e incapaz de que nadie le derrote, llevando consigo varias armas, de largo y corto alcance.
A pesar de no poder saltar, los demás vikingos podrán trepar hasta una cierta altura y dejarse caer, haciendo del escudo, por ejemplo, un paracaídas temporal, además de poder sostenerlo sobre nuestras cabezas y hacer este de plataforma para nuestro compañero saltarín. La vida es buena en la aldea, y ninguno desea abandonarla nunca, pero entonces algo sobrevuela su aldea mientras duermen.
Una nave abduce a nuestros héroes mientras duermen por un malvado alienígena llamado Tomator. Y allí empieza nuestra aventura: la nave del malvado Tomator, aparece al principio y al final del juego, donde deberemos derrotarlo para volver a casa.
Pero entre medias de esta lucha final, la nave nos transportará a diferentes épocas a través del tiempo, y visitaremos desde una gran fábrica con un sinfín de objetos mecánicos con los que enloquecer, el antiguo Egipto donde deberemos tener mucho cuidado con las momias, pasaremos por la prehistoria, y acabaremos en un mundo absurdo donde todo tiene cabida, para volvernos locos aún más si cabe.
El ingenioso sistema de juego hará que sea vital conocer las habilidades de nuestros personajes y hacer que juntos vayan salvando cada nivel hasta llegar a la salida, donde trabajar en equipo se hará tan divertido como difícil, todo un reto para el que se acerque a este juego salvando el desconcierto inicial.
Decenas de niveles nos esperan para hacernos pensar la mejor manera de llegar hasta la salida en cada nivel, recogiendo los ítems propios de cada héroe barbudo, haciendo de este un juego desafiante y ameno, a pesar de la dificultad de algunos niveles. Cada vikingo puede llevar cuatro ítems, pudiéndolos prestar al compañero si nos acercamos, y debiendo llegar sanos y salvos los tres, para pasar al siguiente nivel.
La cantidad de situaciones es amplia, y podemos llegar a ver cómo nuestros vikingos pueden llegar hasta inflarse para flotar y alcanzar nuevas plataformas o levitar burlando la gravedad esquivando disparos de la nave del alienígena que nos metió en esta aventura.
Gráficamente es un plataformas clásico de scroll lateral con unos gráficos bastante humildes, dónde se dejan atrás las virguerías gráficas para centrarse en la experiencia jugable. Pero esto no significa que sea un juego con malos gráficos, ya que rayan a un buen nivel, y se hacen amenos con simpáticos y graciosos gestos.
La música llama la atención por adaptarse con bastante acierto a cada época en la que estamos, siendo la versión para Amiga quizás la mejor, aunque lanzada a posteriori de la original para Super Nintendo. Y es que los vikingos perdidos visitaron bastantes plataformas de la época, cómo fueron: Super Nintendo, Mega Drive, Ms DOS, Amiga y Amiga CD32, y las posteriores en el tiempo para Game Boy Advance y PlayStation.
Como dijimos, fue un éxito de crítica y ventas, haciendo que en el año 1997 llegase de nuevo a Super Nintendo, Sega Saturn, PlayStation y PC, siendo un juego demasiado continuista, lo que hizo que para el año en el que fue lanzado y que en las plataformas de 32 bits se esperase un título gráficamente superior al lanzado.
Esto hizo que fuera un juego demasiado desfasado para "los tiempos que corrían" y esta segunda parte fue para muchos bastante decepcionante, ya que a pesar de introducir novedades cómo las transformaciones hicieran de esta secuela un juego que quizás debió ser lanzado mucho antes.
La versión para Super Nintendo mantenía la misma base gráfica y las versiones para PC, Sega Saturn y PlayStation usaron un motor gráfico más avanzado y remozando pero sin el encanto y la sorpresa que supuso la primera parte. Una pena que esta segunda parte no siguiera la estela de éxito de la primera, ya que aquí se acabó la aventura de nuestros tres barbudos preferidos.
Pero ni que decir tiene que la primera parte, y su segunda aunque en menor medida, son juegos con una adicción válida aún hoy en día. Un juego reposado, en el que el reto va subiendo enteros a medida que superamos niveles, y termina siendo una agradable experiencia para quien recoge el guante de su desafiante aventura.
El vacío que me dejó que este juego se separase de mí de manera traumática, hace que lo eche de menos sobremanera, y si alguno de vosotros tiene la oportunidad de probarlo, os animamos a que le deis una oportunidad a este juego diferente, que quizás no sea el más bonito que se pueda encontrar hoy día, pero sí que puede llenar ese vacío que yo, personalmente, me resisto a perder.
Sé que algún día nos volveremos a encontrar, y entonces volveré a jugarlo con las mismas ganas, o incluso más, que muchos disfrutan aquel juego favorito que nunca pudieron olvidar. The Lost Vikings fue el primer juego que empezó a hacer grande a la hoy poderosa Blizzard, ¿Jugaste a él? ¡Y a qué esperas!