Hablar de Irem, es hablar de una compañía que nació allá por los años setenta, para lograr su primer éxito con Moon Patrol, un videojuego que combinaba la acción de un shoot 'em up, mientras patrullábamos la luna esquivando obstáculos.
Es por ello que el juego de hoy bebe un poco de aquel. Que en cierta manera puede recordar los orígenes de una compañía que pasó durante años en un injusto segundo plano para, de vez en cuando, sorprender con juegos de gran éxito.
Esta compañía, de apenas un centenar de empleados, nos dejó grandes títulos, que recordaremos por estas líneas de vez en cuando, ya que nos ha acompañado a muchos a lo largo de décadas, surtiendo de grandes títulos tanto a los ordenadores de 8 bits, como a nuestras pequeñas consolas de 8, 16 y 32 bits.
Juegos como Vigilante, R-Type y el inolvidable Hammerin' Harry nos recuerdan que a pesar de no ser una compañía muy dada a lanzar un número muy alto de videojuegos a lo largo de si historia, sí lo hizo con gran acierto, ya que juegos como la saga Gun Force, nos recuerdan que antes de Metal Slug, hubo una compañía que empezó el despliegue audiovisual que llevaba a las dos dimensiones a sus límites con una calidad sorprendente.
Pero sabiendo que Irem, hoy día ya no se centran en hacer videojuegos, sino que volvieron a sus orígenes, fabricando máquinas tragaperras y de pachinko, es de justicia analizar la quizás escasa, pero gran historia y legado que nos dejaron.
In the Hunt fue uno de aquellos que fue lanzado en la época en la que las tres dimensiones empezaban a ahogar (nunca mejor dicho) a los juegos que como el de hoy, fueron alejados de las masas, ávidas de polígonos y texturas.
La nueva tierra, el mar
La historia nos cuenta cómo la organización conocida como D.A.S, la Dark Anarchy Society, utiliza una máquina cuyo uso provoca el deshielo en el Polo Sur, causando una inundación mundial en la que algunas, más bien pocas sociedades, logran sobrevivir fabricando estructuras que consiguen alzarse por encima del nuevo nivel del mar, dejando en las profundidades la historia y la civilización anterior.
La nueva situación humana nos cuenta cómo, en este apocalíptico escenario, las fuerzas militares estaban preparadas para esta nueva situación, ya que al ser provocada por ellos pudieron hacerla frente sin problemas.
Pero esta organización que ahora domina el mundo con su gran poder militar, no sospecha que los sobrevivientes a esta catástrofe se reúnen para unir fuerzas, y de ella, construyen un novedoso submarino capaz de sumergirse en los territorios de la D.A.S para destruir las armas que oprimen a los civiles, llamándola Granvia.
Explosión audiovisual en las profundidades del mar
Tras la premisa en la que se nos explica la situación, el videojuego nos pone a los mandos de la mencionada nave, con la que deberemos avanzar a lo largo y ancho de seis fases, en las que la dificultad, hablando de Irem, es algo implícito en sus videojuegos.
La nave, capaz de disparar horizontal y verticalmente, tiene un hándicap que hace de este videojuego un sello personal: la lentitud de movimientos. ¿Y qué esperábamos? Estamos bajo el mar, con un submarino con gran capacidad de disparo pero pesado, algo que bajo el mar se acentúa.
Los gráficos son realmente espectaculares. A pesar de usar unas 320 por 224 líneas, los escenarios y sprites son un espectáculo digno de ver, aún hoy día. Los sprites están bien animados, aderezados con un colorido espectacular y digno de los mejores trabajos de Irem.
Con un cuidado por los detalles casi enfermizo, logra llevar el espectáculo audiovisual a un nivel sobresaliente, ya que los efectos de sonido y las músicas, cañeras y bastante pegadizas, aunque contrastan con algunas menos inspiradas y más "machaconas".
Los diferentes planos de scroll imitan con acierto la profundidad consabida de este efecto en los juegos 2D, y la gran variedad de enemigos, que van desde bloques de hielo hasta minas submarinas, pasando por aviones y helicópteros que nos atacan desde el cielo, nos hacen que no sólo nos concentremos en lo que tenemos enfrente, si no lo que nos ataca desde el exterior.
Geniales efectos, como los surcos dejados por los torpedos y los geniales jefes de final de fase, ponen la guinda a un juego que a pesar de aparecer en el año 1993 para los muebles arcades, rápidamente se trasladó a PlayStation, Saturn y PC, logrando que muchos que disfrutaron del arcade pudieran hacerlo en sus casas.
Las seis fases nos mostraban diferentes parajes, donde las ciudades sumergidas, las cuevas volcánicas y el oscuro y agobiante mar oscuro nos hacía adentrarnos en los parajes más dispares, en busca de la salida.
Los espectaculares jefes finales nos dejarón momentos que se nos quedaron pegados a la retina durante años, ya que el gran gigante rocoso que nos persigue o las criaturas desconocidas de las profundidades decían mucho de la genial imaginación de los chicos de Irem.
El videojuego, hoy mismo, es un título por el que parece casi no haber pasado el tiempo, ya que ninguno de los aspectos jugables se ha quedado atascado en el tiempo, y la peculiar característica de la lentitud es un genial detalle que hace aún más grande a este juego. Disfrutable con un amigo a nuestro lado, hace que las partidas sean aún más divertidas si cabe, y si soportamos el consabido caos en la pantalla.
Podemos decir que In the Hunt es uno de esos juegos en los que echarse una partida sigue siendo divertido, y sobre todo, desafiante. Lanzado en la época en la que los juegos en dos dimensiones eran mirados por encima del hombro, hoy podemos decir que quienes tuvieron esa visión de él, aún están a tiempo de disfrutarlo gracias a los recopilatorios de Irem.
¿Jugaste a él? ¿Y qué te pareció? Disfrútalo si no lo hiciste, y mientras...
¡Hasta la semana que viene!