George Clooney es un director que ha demostrado ser capaz de lo mejor y de mostrarse con la soltura suficiente como para adentrarse en la realización de historias muy difíciles y, a priori, inadaptables. Los idus de marzo sorprendió a propios y extraños y, pese a sus irregularidades, Cielo de medianoche tenía momentos destacables. Ahora vuelve a ponerse detrás de las cámaras con The Tender Bar, una cinta basada basada en las memorias de J.R. Moehringer y para la que ha contado con la participación de Ben Affleck y Tye Sheridan y en la que el cineasta, protagonista de algunos de los blockbusters más sonados de Hollywood, decide contarnos la vida, obra y milagros de una familia de clase trabajadora en Long Island.
La belleza de lo cotidiano
The Tender Bar puede calificarse como un retrato de la vida misma. Quizás sea una definición demasiado grande para una película, apto para muy pocas obras cinematográficas, pero estamos ante una película que sabe ahondar en los temas que decide mostrar al espectador, mostrándolos a través de lugares comunes fácilmente indentificables. Es por lo tanto una especie de consagración de Clooney en su labor como realizador, una especie de cristalización de su conocimiento como director de cine, el fruto más refinado de una madurez fílmica que, pese a lo que puedan opinar muchos, nos ha regalado buenos momentos en los últimos años.
En The Tender Bar nos trasladamos a un vecindario de clase trabajadora en la ciudad de Manhasset (Long Island), utilizando las memorias de J.R. Moehringer para conocer la niñez del escritor buscando una figura paterna entre los clientes del bar Dickens, propiedad de su tío Charlie (Ben Affleck).
El ganador del premio Pulitzer -y autor de la reciente biografía del príncipe Harry- irá creciendo en un entorno dificultoso pero no falto de cariño. Y es que, a falta de una mejor definición, la historia demuestra hasta qué punto la familia condiciona y forja a las personas del mañana. En Dickens, el local en el que el joven J.R. creció y pasó de niño a adolescente o de infante a adulto, se congregan distintas personalidades, se imparten lecciones de vida y se encuentran respuestas a las grandes preguntas.
El guion de William Monahan (ganador del Oscar por Infiltrados) es sólido y está lleno de matices, y aunque el fantasma de la feel good movie de manual puede sobrevolar una y otra vez el largometraje -especialmente en sus primeros minutos-, se despoja de cualquier atisbo de duda cuando Ben Affleck entra en escena. Su rol como Charlie es poco menos que exquisito, mostrándonos a un hombre educado, poseedor de conocimiento y de cultura, así como de sabiduría de barra de bar -una llave a menudo despreciada por el más profano-. Su interpretación es memorable, y tras la excelente The Way Back, demuestra hasta qué punto ha madurado delante de las cámaras.
Temas como la conciencia de clase, el autodescubrimiento, la pertenencia al hogar y la importancia de las decisiones que tomamos en nuestros primeros de años trufan una película que, podría ser el trabajo más logrado de George Clooney tras su totémica y nominada Good Night, And Good Luck. En el reparto de The Tender Bar también figuran Lily Rabe como Dorothy, la madre de J.R., y Max Martini como el padre del escritor, una figura ausente que decidió abandonar a su hijo. Esta particular y ecléctica tribu urbana, similar a la que el propio David O. Russell parió en The Fighter, forjará la personalidad de J.R. y servirá de base para el hombre que decidirá ser en el futuro.
Este caótico entorno familiar, con un abuelo (Christopher Lloyd) que tiene tendencia a enfadarse y comunicarse en base a flatulencias, J.R. descubrirá que está destinado a convertirse en una persona honesta. Quizás la primera parte de la película sea la más inspirada y notable, pero conforme avanzan los minutos y observamos al protagonista de esta historia comenzar a estudiar en Yale, conociendo a nuevos rostros y forjándose como profesional -incluyendo su etapa como becario en New York Times- nos daremos cuenta de que es igualmente interesante.
No está exenta de errores, como un problema evidente de ritmo en determinadas partes del metraje o una constante propensión a la broma ligera o el chascarrillo en muchas de sus secuencias, pero lo cierto es que The Tender Bar es una película cargada de valores y con un punto de vista muy humano. De haberse estrenado hace treinta o cuarenta años, sería un verdadero clásico del género, una de esas incorporaciones obligatorias en cualquier lista de must have o listas de qué ver cuando uno se inicia en el cine. Respira el espíritu humanista Frank Capra como realizador y eso es decir mucho. Teniendo en cuenta los tiempos que vivimos, rodeados de grandes blockbusters, sagas interminables y de universos cinematográficos que se extienden más allá del cine, una cinta así es todo una anomalía. Una historia pequeña y conmovedora, cargada de significado, capaz de sostenernos la mirada y devolvérnosla. Una muestra de que lo cotidiano es, la gran mayoría de las veces, lo más bello.
Hemos visto en adelanto The Tender Bar gracias al acceso anticipado ofrecido por Amazon y Marco Agency. La película se estrenará el 7 de enero en Amazon Prime Video.