Ya lo avisamos en nuestra crítica de 'Cazafantasmas: Más allá': "Si juegas con la nostalgia te acabarás quemando". Aquel filme estrenado en 2021 bajo la dirección de Jason Reitman, con un emotivo y bello homenaje a Harold Ramis, funcionó tanto a modo de reboot como de secuela de los filmes originales dirigidos por Ivan Reitman, uno de los padres de este elenco de científicos obsesionados con lo paranormal, teniendo ese factor nostálgico como base de su relato. Con 'Imperio helado' existía la posibilidad de dejar ese aroma ochentero de lado para pasar a explorar nuevos terrenos del universo ideado por Dan Aykroyd, Rick Moranis y el mencionado Ramis. Sin embargo, el ejercicio dirigido por Gil Kenan (que escribió 'Más allá') es un naufragio absoluto y el filme no convence.
'Cazafantasmas: Imperio helado' falla en su combinación de lo antiguo y nuevo y su historia se siente vacía con un guion poco inspirado
Esta nueva entrega nos traslada a Nueva York, a la estación de bomberos original. Después de los eventos de Oklahoma la historia de la familia Spengler continúa con un nuevo peligro a detener, una peligrosa deidad que fue encerrada hace milenios para evitar el fin del mundo. La estructura y desarrollo del filme es el habitual dentro de la saga, con una introducción misteriosa e intrigante cargada de elementos de thriller, un nudo en el que lo paranormal parece hacerse con el control del mundo y un desenlace bañado en acción. A grandes rasgos, podríamos decir que 'Imperio helado' es una Cazafantasmas de manual, pero naufraga al intentar combinar, de forma fallida, broches y secuencias de puro terror con el humor desbordante con el que Marvel Studios ha liderado la taquilla durante años.
Los personajes de Paul Rudd, Finn Wolfhard y Kumail Nanjiani materializan esa ingente cantidad de chistes que gobiernan el guion de Jason Reitman convirtiéndose, simplemente, en conductores de esa comedia absurda que no hace más que romper el tono frío y tenebre que Kenan busca plasmar tanto como puede con imágenes realmente espeluznantes. 'Imperio helado' se siente como un producto carente de identidad, e innecesario, protagonizado por estrellas de Hollywood muy queridas que, unidas, no logran tener química. Las apariciones del elenco clásico, a excepción de Dan Aykroyd, son escasas y apenas aportan nada a la trama, y los artistas contemporáneos se ven lastrados por el carisma, fama e impacto de Murray, Ernie Hudson y compañía que, a pesar de no tener gran peso aquí, siguen siendo lo que más atrae y enamora, porque al fin y al cabo 'Imperio helado' busca atarse demasiado en corto con el filme de 1984 de Ivan Reitman echando por la borda la apuesta arriesgada de 'Más allá' por intentar arrastrar la historia fuera de Nueva York y sus orígenes.
La premisa y puesta en escena de 'Cazafantasmas: Imperio helado' no podría haber sido más atractiva, con unas secuencias que bien podrían haber formado parte de una versión de terror de los personajes ochenteros. Sin embargo, su obsesión por la comedia desmedida e innecesaria, su historia poco original y la poca química entre el reparto nuevo y antiguo, hacen que el proyecto termine siendo un mare magnum de ideas inconexas que no logran, siquiera, despertar las emociones que 'Más allá' despertó entre el público veterano tras años alejado de los cazafantasmas originales y sus divertidas cacerías.
