Hollywood se enfrenta a la mayor crisis en su historia. La industria del cine, que ve cómo la pandemia de coronavirus está generando un terremoto sanitario y económico sin precedentes, ha comenzado a asimilar los costes de un varapalo monetario que se estima en estos momentos en más de 20.000 millones de dólares de pérdidas directas y más de 2 millones de puestos de trabajos directos e indirectos destruidos. A raíz de la cuarentena y el distanciamiento social, los grandes estudios y majors han comenzado a mover las fechas de los grandes para 2021, eliminando cualquier atisbo de esperanza en términos de recuperación para el próximo verano. Variety se ha puesto en contacto con los expertos para que emitan su valoración a una situación que parece más delicada de lo que creemos.
Un efecto en cadena que ha trastocado la industria del cine
2020 podría haber sido un año grande para la taquilla de los grandes estudios. Tras la irrupción del coronavirus, el patógeno que se originó en la ciudad de Wuhan (China), el organigrama de los estrenos cinematográficos más importantes se vio afectado parcialmente, y compañías variadas empezaron ver que no era viable lanzar o distribuir sus producciones sin ese trozo del pastel. Sin embargo, lo peor estaba por llegar.
La enfermedad comenzó a hacer daño a los países occidentales, y por razones de seguridad sanitaria, Disney, Warner Bros. y Universal movieron los estrenos y sus respectivas fechas de lanzamiento. Tras permanecer en una segunda línea, Sony Pictures tomó la misma decisión. Ni Fast 9, ni Mulan, ni Viuda Negra o Morbius, llegarían para la temporada veraniega. Todas las películas se iban a otoño o incluso más allá, ocupando días y meses de 2021.
Para Hollywood esto es la muestra fehaciente de que no esperan que la pandemia de coronavirus desaparezca pronto. Las salas de cine todo el mundo están cerradas, y parece que será para largo. Si bien muchas majors tienen esperanzas en verano, como demostró Warner Bros. con su Wonder Woman 1984 -sigue fijada para agosto-, la realidad les ha golpeado en la cara. ¿Puede sobrevivir la industria del cine sin la temporada más importante en términos de recaudación? "Cuando Sony borró las fechas de estreno de sus películas, podríamos decir que se marcó el final de cualquier esperanza que pudiéramos albergar en una temporada habitual de estrenos de películas en verano", explicaba Jeff Bock, analista. "Si por algún casual tenemos una vacuna en junio, entonces tal vez ese no sea el caso, pero realmente no espero que eso suceda", afirmaba de manera pesimista.
Aunque no lo creamos, la temporada de verano es el tramo más rentable para Hollywood, aquel que sustenta casi el 40% de los ingresos anuales de los grandes estudios. Entre mayo y agosto, las principales cadenas de cines disfrutan de su mayor afluencia de público, y es habitual que las productoras programen los estrenos de sus grandes películas para esas fechas. En ese marco de tiempo, de apenas cuatro meses, Hollywood es capaz de recaudar más de 5000 millones de dólares según análisis de Comscore. Ahora, con un cierre total o parcial de gran parte del mundo occidental, y con un modelo de consumo que puede verse afectado por la crisis económica que sucederá a la sanitaria, la situación será distinta. ¿Qué ocurrirá cuando podamos volver a los cines? En China, que comenzó a abrir salas en algunas partes del país, se ha visto obligada a cerrarlas por temor a una segunda oleada de contagios de COVID-19, y los espectadores temen volver a reunirse en público, sea en una sala o no.
"Hay muchas partes implicadas en esto", explicaba Jim Orr, presidente de distribución nacional de Universal Pictures. "No se trata solo de salir con una película, fecharla y hemos terminado. Si os fijáis, cuando los títulos se mueven en el calendario lo hacen para acomodar y prever los gatos de todo tipo de cosas. Un cambio en la fecha de estreno puede suponer retrasos en la producción o problemas en la financiación. Todavía estamos tratando de descubrir cómo será el panorama cinematográfico nacional. Pero es muy factible que todo cambie", comentaba. Mientras las grandes productoras comienzan a estrenar sus películas en formato digital y se rompen las ventanas de distribución tradicionales, el cine se prepara para intentar atraer al público de nuevo una vez todo acabe. Cineastas como Christopher Nolan creen que el cine, y la liturgia de ir a una sala a oscuras con una gran pantalla y un sonido envolvente, será vital para la población una vez acabe la crisis del coronavirus.
