Impresiones PlayStation VR2: Mucho más que un salto generacional

Probamos el casco de realidad virtual para PlayStation 5, un dispositivo mucho más cómodo que su predecesor y con algunas funciones que parecen magia.
Impresiones PlayStation VR2: Mucho más que un salto generacional
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La nueva apuesta en realidad virtual de Sony no es un simple salto generacional. Para alguien que venga de las primeras PlayStation VR va a ser como pasar de PS2 a PS4 directamente. PlayStation VR2 es en cuanto a prestaciones técnicas uno de los mejores cascos de realidad virtual en el mercado, y el único para consolas modernas. Pero el dispositivo para PS5 que llega a las tiendas españolas el 22 de febrero es más que una pantalla sorprendente y un aparato mucho más cómodo que su predecesor. Es, por ciertos detalles, una experiencia que a veces se percibe mágica.

Tras probar el casco de realidad virtual junto a Horizon Call of the Mountain en las oficinas de PlayStation España nos queda la sensación de que el conjunto es superior a la suma de las partes. Las capacidades técnicas, los sistemas de inmersión heredados del mando DualSense, y las funcionalidades del software se combinan para dar forma a un headset a años luz de los de hace unos años, como el mencionado PlayStation VR y el todavía más aparatoso HTC Vive, y muy superior al dispositivo de este tipo más popularizado, el Meta Quest 2. Aun así, en este artículo vamos a hacer precisamente eso: ir por partes.

Un headset muy cómodo

Una de las novedades más agradables de PS VR2 es que deja atrás el chisme cúbico de la generación anterior que daba algún que otro quebradero de cabeza al tener que conectar las gafas. El nuevo casco se conecta con un solo cable USB, directo al frontal de la consola; por cierto, un cable lo suficientemente largo para aquellos que tengan salones o habitaciones amplias.

El casco en sí mismo también tiene más empaque, es más robusto, a pesar de que no lo hemos notado mucho más pesado que las Meta Quest 2 que solemos utilizar. La manera de ajustarlo es similar a las primeras PlayStation VR: te fijas las gafas a la altura correcta, con una rueda en la parte trasera aprietas el molde de plástico para que se ajuste a la cabeza, y después mantienes apretado un botón en el frontal para pegarte más las gafas al rostro. No conseguimos ajustarnos el casco perfectamente, pues nos entraba un poquito de luz (imperceptible jugando) por debajo, pero quizá cuando tengamos el aparato en casa y lo tengamos más domado esto no sea así; eso lo dejamos para el análisis.

PS VR2 se coloca de manera muy similar a las primeras PlayStation VR.
PS VR2 se coloca de manera muy similar a las primeras PlayStation VR.

Con una ruedecita de la parte superior izquierda ajustas la distancia entre las lentes, uno de los muchos detalles que dejan ver que PS VR2 es un producto más premium que las gafas de Meta, cuyas lentes se pueden poner solo tres posiciones distintas moviéndolas directamente en un proceso que parece que te vas a cargar el cacharro cada vez que lo haces. Un ajuste más personalizado para cada usuario mitiga, hasta cierto punto, uno de los problemas de tienen algunos con esta tecnología: los posibles mareos (que gracias a otros muchos aspectos, como el aumento de la tasa de refresco de las pantallas, ha disminuido desde las primeras PS VR).

El casco de Sony hereda una función clave del dispositivo de Meta gracias a las cuatro cámaras que tiene el casco en el frontal: un botón en la parte inferior (quizá demasiado cercano y parecido al de apagado) permite ver en blanco y negro el mundo que nos rodea con el casco puesto, algo muy útil si nos habla alguien en la habitación o si nos hemos puesto demasiado intensitos jugando y hemos escuchado cómo se rompe algo y ha resultado ser que le has dado un puñetazo a la lámpara y está toda espacida por el suelo (ejem).

La ausencia de cámara y la existencia de un solo cable largo da mucha libertad de movimientos.
La ausencia de cámara y la existencia de un solo cable largo da mucha libertad de movimientos.

El software, la magia

En definitiva, que el hardware es mucho más cómodo que PS VR; por supuesto, aquí no hay cámara que limite el movimiento ni ninguna otra tecnología obsoleta. Sin embargo, por la parte del software no solo es más cómodo. Es mágico. Al conectar por primera vez el casco de realidad virtual a PS5 aparece un asistente de configuración. Aunque nosotros no hemos podido experimentar de primera mano ese proceso, sí hemos podido trastear con los mismos ajustes que forman parte del mismo. Y nos ha volado la cabeza.

Empecemos por el ajuste del área de juego. Como es habitual en los cascos de RV recientes, el dispositivo te pregunta si vas a jugar sentado o en una zona con libertad para moverse. Si se elige lo segundo, el aparato tiene que saber cómo de grande es ese área para que al jugar te muestre cuándo te vas a salir de la misma, ya sea a través de una red frente a nuestros ojos que solo aparece al superar ese límite o directamente pausando el juego al hacerlo.

El casco está preparado para jugar en un amplio rango de iluminación entre lo luminoso y lo oscuro, pero avisa al jugador si hay demasiada luz (por ejemplo, al mirar de frente a una lámpara) o ausencia total de la misma, escenarios en los que puede no fun
El casco está preparado para jugar en un amplio rango de iluminación entre lo luminoso y lo oscuro, pero avisa al jugador si hay demasiada luz (por ejemplo, al mirar de frente a una lámpara) o ausencia total de la misma, escenarios en los que puede no fun

Al contrario que en Meta Quest 2, ese proceso no se hace aquí dibujando en el suelo la zona por la que nos vamos a mover. Simplemente hay que mirar a nuestro alrededor, al suelo y al techo. Conforme lo hacemos vemos formarse una maraña de figuras geométricas al paso de nuestra vista que enmarcan el espacio seguro, detectando muebles, lámparas y otros objetos. Después podemos usar los mandos, apuntando y usando el gatillo como si fuera el cursor del ordenador, para apurar el recorte, ampliando la zona y disminuyéndola con más precisión. Además, se pueden fijar áreas de juego temporales, por si queremos guardar una configuración en la que hayamos retirado un mueble de en medio para jugar a un título que requiera mucho movimiento.

Más mágico todavía es el eye tracking. La representación más mundana de esta tecnología de rastreo ocular la vemos nada más ponernos el casco, pues vemos unos círculos que nos indican si nuestros ojos están centrados con las lentes, incitándonos a colocarnos mejor el dispositivo si no es así. Simplemente el calibrado del eye tracking nos sorprendió: el casco detecta a qué puntos miramos solo moviendo los ojos. Funciona de lujo, aunque nosotros lo utilizamos solo para movernos por menús (sí, adiós al apuntar con los mandos como si fuera el Wiimote). Las posibilidades que esta tecnología tiene en los videojuegos son infinitas y originales. Ya se ha dicho que Switchback VR, el nuevo juego de terror de Until Dawn, y Before Your Eyes utilizarán el rastreo ocular en sus mecánicas de juego.

Antes de pasar a otro de los aspectos de PlayStation VR2, un par de apuntes sobre el casco en sí. Por un lado, la pantalla OLED con una resolución de 2000 x 2040 por cada ojo logra una imagen mucho más nítida de la que hayamos visto en un dispositivo de realidad virtual, pero tampoco esperéis que se vea tan nítido como en un televisor 4K: sí, la resolución ha aumentado, así como el campo de visión (110 grados) y la frecuencia de actualización (capaz de oscilar entre los 90 y los 120 hercios), pero todavía no hemos alcanzado ese plausible futuro en que todo se vea definido al milímetro.

Por otro lado, el sonido. El casco incluye unos auriculares estéreo in-ear o de botón que se pueden fijar en el chasis del aparato. No hemos podido probarlos, por lo que nos esperamos al análisis para hablar de su calidad. Aun así, nos extrañaría mucho que ofrecieran una experiencia a la altura de los Pulse 3D. PlayStation VR2 se ha diseñado para que se pueda utilizar con los auriculares oficiales de PS5 sin ninguna molestia, y es innegable que el audio tridimensional de la máquina de Sony gana una profundidad adicional en realidad virtual.

Para la realidad virtual es muy importante la precisión en la representación de nuestros movimientos. PS VR2 y sus mandos Sense no decepcionan en eso.
Para la realidad virtual es muy importante la precisión en la representación de nuestros movimientos. PS VR2 y sus mandos Sense no decepcionan en eso.

La importancia de los Sense para sumergirnos en mundos virtuales

Pasemos a los mandos, tan importantes como el propio headset. Los PlayStation VR2 Sense son mandos para realidad virtual modernos. No se parecen en nada a los Move, sino que son más similares a los de Meta Quest y Oculus Rift Touch Controller, tanto en diseño y comodidad en el agarre como en la precisión de sus sensores de movimiento. A excepción del panel táctil, tienen todos los botones del DualSense divididos entre los dos mandos, a la vez que el botón PS se replica en ambos; también el botón Create, por lo que será posible grabar partidas y retransmitirlas.

Como en el mando de PS5, los gatillos L2 y R2 son adaptativos, algo que apreciamos al disparar con el arco en Horizon Call of the Mountain y al escalar por sus inacabables precipicios. Sin embargo, la estrella de los Sense es la respuesta háptica. En acciones esperables, como tensar la cuerda del arco o recibir un coletazo de un Vigía (uno de los dinosaurios robóticos del juego). Pero también al meter la mano en un río, lo que nos permite sentir con cierta precisión el discurrir del agua entre nuestros dedos; el propio casco también tiene respuesta háptica, lo suficientemente medida como para no impactar pero aun así meternos más todavía en la escena cuando un enorme Cuellilargo pasa sobre nuestras cabezas. Por cierto, hay seguimiento por separado de los dedos pulgar, índice y medio, mientras que el anular y el índice los lee como un todo; vaya, que nada impide hacerle la peineta a un personaje que no os caiga bien.

Los Sense se cargan por USB-C. Sony venderá una base para poder cargar los dos a la vez por 50 €.
Los Sense se cargan por USB-C. Sony venderá una base para poder cargar los dos a la vez por 50 €.

Esta primera toma de contacto con PlayStation VR2 no ha hecho más que ponernos la miel en los labios, dejándonos con ganas de probar el aparato cómodamente y en más variedad de situaciones en nuestro hogar. Pero lo que nos ha dejado claro es que, como dispositivo, es increíble gracias a cómo mezcla hardware de la mayor calidad con soluciones de software innovadoras y sorprendentes; algo que se paga con los 600 euros que cuesta, claro. La duda nunca estuvo en la calidad del aparato en sí. La duda está en lo importante: los juegos. Habrá que dar tiempo para ver si van llegando, pero si finalmente las desarrolladoras externas y la propia Sony dan el apoyo suficiente a PS VR2, el casco tiene posibilidades de sobra para fascinarnos con experiencias jugables nunca vistas.

Hemos realizado estas impresiones tras probar PlayStation VR2 en las oficinas de PlayStation España.

Fran G. Matas
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