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Crítica 'Road House (De profesión duro) - Un innecesario pero muy entretenido remake con Jake Gyllenhaal para Prime Video

Prime Video acoge esta entretenida película de acción que, basándose en el filme 'De profesión duro', busca reinventar el original de los 80 con un reparto lleno de estrellas.

Tras semanas de polémicas, tráilers cargados de testosterona, problemas con el director del filme e incluso un auténtico culebrón sobre su rodaje y distribución en streaming, llega a Prime Video la esperada Road House (De profesión duro), una nueva versión de la película de culto de acción protagonizada por Patrick Swayze en 1989 protagoniza por un notable Jake Gyllenhaal. Estamos ante un filme entretenido, que se esfuerza por presentarnos secuencias de acción muy bien rodadas y contundentes, que busca tener su propia personalidad y trazar su propio camino para evitar la alargada sombra de la producción ochentera por Swayze. En Vandal la hemos podido ver en adelanto y os contamos qué nos ha parecido en una crítica sin spoilers.

Road House en Prime Video es una cinta de acción contundente, realista y entretenida que intenta alejarse de otras producciones actuales sin olvidarse de mirar a los 80

Road House es una nueva versión de una película que, ya de por sí, estaba llena de adrenalina y testosterona, una cinta de culto de los 80 que ha ido ganando presencia en el imaginario colectivo de los aficionados al género de acción y que ha logrado expandir la leyenda de Patrick Swayze, uno de los más carismáticos y míticos actores de su generación, que falleció tristemente en 2009. En este inesperado remake, un exluchador de la UFC, Dalton, interpretado por Jake Gyllenhaal (Donnie Darko, El Pacto, Spider-Man: Lejos de casa) empieza a trabajar de portero en un bar de carretera de los Cayos de Florida, lo que le lleva a descubrir que en este paraíso, lleno de buena música, una comunidad apacible y buenas playas, nada es lo que parece. Pronto, Dalton, un personaje pasado de vueltas, cínico e independiente -echadle un ojo a la rutina de entrenamiento de Gyllenhaal para la película- se verá envuelto en una lucha a puño desnudo con un grupo de mafiosos, familias poderosas y policías corruptos.

Esta reinvención se esfuerza en otorgar de más personalidad a los secundarios, como atestiguan los roles de Jessica Williams y Daniela Melchior, construyendo un rico microcosmos de camareros, pequeños empresarios e hijos de que ayudan a dotar de mayor verosimilitud al relato. Relato que, dicho sea de paso, nos genera algunas dudas y contiene algunos peros. A grandes rasgos, Road House es la constatación del talento de Doug Liman para las películas de acción de fuerte presencia y refinado estilo audiovisual, y sigue la tónica trazada por cintas como The Bourne Identity (2002), Sr. y Sra. Smith (2005), Al filo del mañana (2014) o la más reciente Barry Seal con Tom Cruise.

En su filmografía, Liman se ha caracterizado por presentar historias claras, directas, aderezadas con grandes secuencias de acción, plagadas de coreografías lúcidas e inteligentes, que nunca buscan atosigar al espectador -un mal muy habitual de Hollywood en los últimos veinte años-. Siempre ha trabajado muy duro para hacer que sus películas sean interesantes y aporten algo más, algo que agradecemos profundamente en el estado de la industria del cine comercial actual. Por eso, cuando se decide dar rienda suelta a la naturaleza de la premisa de la película, abrazando un estilo kitsch y de serie B herencia de una época pasada, todo funciona a las mil maravillas.

Doug Liman abraza la estética y el espíritu de la película de los 80, pero su obra gana peso cuando intenta ser original

Road House (De profesión duro) es una película mucho más violenta y descarnada que otras cintas del director, que si bien apuesta por el máximo realismo (aportando una necesaria credibilidad cuando toca), no se olvida de las raíces de la que parte, entregándose a las frases lapidarias, al combate callejero y a las peleas de bar que tan presentes estaban en la cinta original. Pero cuando lo hace, y busca aferrarse su propia personalidad, sin caer en los clichés esperables de un remake ochentero, la cinta crece hasta límites insospechados y ofrece algo distintivo, que conecta con el entrenamiento audiovisual más primario. Pero, ¿qué sentido tiene rehacer a estas alturas una película de finales de los 80? En un mundo dominado por las producciones del corte de John Wick, con estilos tiroteos clónicos y señores trajeados que disparan como si estuvieran en el Circo del Sol, esta nueva versión de Road House es de agradecer.

Liman, que entabló un pulso con Amazon Studios por no proyectar su obra en los cines -al final se distribuye en exclusiva en Prime Video-, rubrica una entretenida película que, sin embargo, se queda a medio gas. Es como si las buenas ideas y puntos de partida que se trazan durante buena parte del metraje, aguantasen en pie durante unos minutos para caer rendidos en el momento decisivo. Y esto ocurre varias veces, lo que nos lleva a pensar en una atroz labor de montaje o una reescritura torpe de la historia planificada por Anthony Bagarozzi y Chuck Mondry. Más allá de la irregular narrativa -que está, como decimos, en un constante tira y afloja-, y de la extraña y discutible fotografía -horrible, digitalizada en exceso en las escenas diurnas y muy artificial-,tenemos que destacar el reparto y la labor de casting Amazon y MGM.

Conor McGregor roba alguna de las secuencias de la película con un villano absolutamente demente

Sí, Gyllenhaal, que realiza un sentido homenaje a Swayze en varias partes del metraje, está que se sale, pero Road House (De profesión duro) se mantiene hasta el último asalto gracias al papelón de Conor McGregor, el campeón de la UFC y controvertido luchador irlandés, que más allá de las polémicas que genera fuera del octágono, ha comenzado a hacer sus pinitos en el Séptimo Arte cuajando para la ocasión un villano demencial. El antagonista, un perro loco sin correa soltado por sus amos para enfrentarse a Dalton, roba varias secuencias de la película y atesora algunos de los momentos más emblemáticos, sobre todo los que comparte con Billy Magnussen, el otro villano del filme. McGregor, nos contaba en la rueda de prensa, se lo pasó en grande. Colaboró con Gyllenhaal en otorgar realismo a sus peleas mano a mano y se nota. Bastante, además.

Road House (De profesión duro) se presenta como una alternativa desenfadada para hacernos pasar un buen rato y ver algunas peleas bien rodadas. Por momentos puede parecer ridícula, campy, siendo muy similar a su homóloga de los ochenta y eso no es algo malo en absoluto, pero la cinta gana cuando intenta demostrar su propia personalidad. ¿Era necesario hacer un remake? No lo creemos. Pero es paradójico que, pese a intentar igualar el clásico de culto protagonizado por Swayze haya conseguido ser original y distinto a otros productos del género de Hollywood, que en estos tiempos parece estar más preocupado por presentar el siguiente John Wick en las carteleras que en hacer algo diferente y más duro.

Hemos visto Road House en adelanto gracias a la cortesía de la agencia Marco Agency y Prime Video.

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