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Los 25 mejores juegos de Warhammer y Warhammer 40.000

Repasamos los mejores videojuegos del universo de miniaturas de fantasía y ciencia ficción de Games Workshop, ahondando en los orígenes de la licencia y haciendo hincapié en multitud de géneros.

Games Workshop es una de las empresas que mejor han entendido eso de diversificar sus potentes licencias. Los creadores de Warhammer, Warhammer: Age of Sigmar o Warhammer 40.000, por citar algunos de sus juegos de tablero con miniaturas de mayor éxito, siempre ha mirado con buenos ojos a los más diversos formatos y medios para ampliar sus diferentes universos. La compañía de Nottingham especializada en wargames, una de las mayores y más influyentes en su campo, nunca ha puesto todos los huevos en la misma cesta. Ahora en Vandal seleccionamos algunos de sus mejores videojuegos sin orden o preferencia alguna, siempre intentando repasar y hacer justicia una extensa historia que arranca en los años ochenta y sigue hasta nuestros días.

Un poco de historia: así nació Games Workshop

Fundada en 1975 por Ian Livingstone y Steve Jackson, comenzaron diseñando juegos de mesa y de rol, importando incluso por aquellos años el famoso Dungeons and Dragons. Pero pronto todo cambió. El negocio británico experimentó un éxito sin igual al escoger muy bien diversos títulos de rol que eran difíciles de encontrar en Europa, y eso los catapultó a editar sus propios proyectos, entre ellos la revista de especialista White Dwarf, que se sigue publicando a día de hoy con todas las novedades de Warhammer y las miniaturas Citadel.

Sería ésta última empresa, afincada en Newark, la que les daría el espaldarazo definitivo a la hora de diseñar sus propias miniaturas de plomo, que además, serían usados en sus propios juegos de mesa y wargames. Un negocio redondo.

Games Workshop arrancó en los años 70 con juegos de rol y pronto revolucionó el negocio de los wargames.

El ecosistema propio se expandió en la fabricación de pinturas y pinceles oficiales, así como otro sinfín de productos, abriendo tiendas oficiales, que consiguieron crear un entorno único dentro de este mercado y que acabaría siendo copiado y adaptado por otros fabricantes y editores. La idea fue tan buena, que el nombre de Citadel se ha convertido en sinónimo de Games Workshop en muchos sitios. Podías entrar en una tienda, comprar un puñado de pinturas, miniaturas y reglas, y lanzarte a montar, construir y pintar un ejército en unos días, y si querías, volver al mismo establecimiento para jugar y aprender a sacarle partido a tu recién estrenada facción. La creación de comunidad, herencia directa de los grupos y club de rol de los años ochenta, ha sido un factor primordial para el éxito de este hobby. Pero Games Workshop es Warhammer y Warhammer es Games Workshop. En los años noventa, la compañía decidió centrarse aún más en sus dos grandes licencias, Warhammer Fantasy Battle y Warhammer 40.000, potenciando sus respectivos universos y dando pie al hobby que conocemos en nuestros días.

La verdad es que esta imagen lo tiene todo: los seguidores del Caos siempre han molado más.

Warhammer: Fantasía y aventuras en el Viejo Mundo

Warhammer Fantasy Battle, que en estos momentos ha sido sustituido por Age of Sigmar, nació como un juego de miniaturas ambientado en un convulso mundo de fantasía heroica con ecos del renacimiento europeo más clásico. Aunque su primera concepción nació a finales de los 70, no fue hasta 1983 cuando recibió su primera gran edición y transformación como juego de combates masivos por turnos con decenas de miniaturas sobre la mesa. Desde entonces, la historia de Sigmar y sus herederos ha estado dando guerra década tras década. Hasta la fecha, Warhammer: El juego de batallas fantásticas ha recibido hasta 8 ediciones diferentes, y cuenta con 15 ejércitos, múltiples campañas y formatos de juego, permitiendo a los jugadores y usuarios sumergirse a varios niveles en su rico trasfondo.

Para jugar a Warhammer no necesitamos mucho: un puñado de miniaturas, una mesa y un amigo que quiera pasar con nosotros una tarde rodeado de dados, reglas y discusiones sobre centímetros y pulgadas.

Para disfrutar de este juego de miniaturas, ambientado en un universo en el que los seres humanos se organizan en reinos y viven bajo el asedio de ejércitos corrompidos por el Caos, peligrosas ratas antropomórficas conocidas como Skaven, Hombres Lagarto escondidos en selvas, Orcos de todo tipo que luchan contra los Enanos y seres milenarios como los Altos Elfos y Elfos Silvanos -por citar algunas razas- que buscan extender sus propias agendas. Únicamente necesitamos elegir una facción, tener una copia del reglamento y un libro de ejército que explique las reglas, tácticas, miniaturas y sinergías de nuestro ejército para ponernos manos a la obra. Aunque ahora esté en pausa por el auge de Age of Sigmar en el plano competitivo, que tiene otro trasfondo y otra forma de juego distinta a la habitual, Warhammer Fantasy Battle sigue resistiendo y creciendo en novelas, cómics y otros productos derivados. Pronto, y tras la presión de la comunidad, Games Workshop ha confirmado que recibirá un revival bajo el nombre de Warhammer: El Viejo Mundo.

Un ejército bien pintado en completa formación y en un buen campo de batalla lleno de escenografía siempre luce mucho.

Warhammer 40.000: El despiadado y oscuro futuro en el que solo hay guerra

Si Warhammer Fantasy Battle nos llevaba a un mundo medieval de fantasía heroica, Warhammer 40.000 apostaba por trasladarnos al futuro distópico y grimdark del 41º milenio, mezclando componentes de la ciencia ficción propia de los años ochenta con elementos góticos de todo tipo. En este escenario, el Imperio Humano ha conseguido expandirse por la galaxia, pero sufre el asedio de múltiples razas alienígenas, traidores a la humanidad corrompidos por el Caos y secesionistas que luchan por librarse del yugo del régimen fundamentalista y religioso de los seguidores del Dios-Emperador y sus diezmos. En este apocalíptico futuro, el Emperador se ve vale de distintas instituciones para llevar su palabra a golpe de plomo y bólter.

En Warhammer 40.000, como juego de miniaturas, nos invita a formar parte de una facción, conocerlo todo sobre ella y lanzarnos al combate. Ahí tenemos los Marines Espaciales, los más fieros soldados de la humanidad, el aparato político y militar del Astra Militarum, los estudiosos del Adeptus Mechanicus o la élite personal del propio Emperador del Adeptus Custodes. En los bandos que asedian a la humanidad encontramos al Caos y sus demonios, a los Aeldari y sus mundos Astronave, pasando por los robóticos Necrones, los brutales Orkos, los avanzados Tau o los orgánicos y devoradores Tiránidos. Da lo mismo. Lo importante, como en la vertiente fantástica, es coleccionar, montar, pintar y jugar. Pero su trasfondo, que ha inspirado cientos de novelas de Black Library, cómics y próximamente series de televisión, también ha tenido su repercusión directa en los videojuegos.

Blood Bowl (1995)

Games Workshop siempre ha tenido juegos de tablero que exploran facetas desconocidas o poco habituales de sus licencias. Son los llamados juegos de especialista, títulos reducidos, con miniaturas diferentes y que presentan un giro a las habituales mecánicas bélicas y estratégicas de sus sagas principales. Ahí está Blood Bowl, un juego de fútbol americano con conjuntos fantásticos y razas diferentes ambientado en el mundo de Warhammer, que edición tras edición, nos presenta combos imposibles, anotaciones espectaculares que son coreadas por criaturas de todo tipo en las gradas y otras lindezas. Pues bien, en 1995 MicroLeague decidió adaptar el juego de mesa al formato videojuego, y aunque los gráficos puedan parecernos rudimentarios era bastante fiel a la fórmula, presentándonos equipos de no muertos, humanos o skaven entre muchos otros. Podíamos disputar partidos, conocer un poco de la historia de cada conjunto e intentar anotar en la endzone del rival llevándonos por delante a tantos enemigos como pudiésemos.

HeroQuest (1991)

Gremlin Interactive (que más tarde acabaría convirtiéndose en Infogrames) tuvo en 1991 una idea brillante: adaptar al ocio digital el juego de mesa de Games Workshop que se había convertido en todo un éxito. Recogiendo su fórmula dungeon crawler, con pasillos de piedra, estancias llenas de monstruos y cofres, el título conseguía trasladar casi de forma directa muchas de las misiones y el texto de aquel juego de rol de tablero protagonizado por bárbaros, enanos, elfos y magos, permitiéndonos disfrutar de HeroQuest en la pantalla del ordenador. La inteligencia artificial era muy agresiva, algo que nos llevaba a tener cuidado com los monstruos y seres que habitaban en las profundidades, pero era muy gratificante.

Warhammer: Mark of Chaos (2006)

Xbox 360 y PC recibieron en 2006, en pleno auge de la plataforma de Microsoft en sobremesa, una de las mejores versiones de Warhammer como título de wargame en los videojuegos, adaptando con inteligencia la estrategia en tiempo real y ofreciendo una interfaz muy versátil y cómoda de manejar incluso en consola. Con gráficos increíbles en 3D, un buen sistema de personalización para cada facción, ofrecía una campaña en la que el Caos liaba de las suyas en el Viejo Mundo, acorralando a diferentes ejércitos del Imperio, así como a otros, a una lucha sin cuartel. Tiene algunas recreaciones de personajes y unidades muy exactas, idénticas a las miniaturas de aquellos años -¡ver cargar a las tropas de goblins era todo un lujo!-, y aunque se amplió con un modo online y una campaña adicional que añadía más contenido, pecó de ser algo repetitivo y simple en términos narrativos y jugables, muy poco profundo si lo comparábamos con otros videojuegos del mismo género lanzados en los años noventa.

Chaosbane (2019)

Chaosbane de Eko Software y Bigben Interactive intentó abarcar más de lo que quizás era recomendable y eso, pese a sus aciertos y virtudes, acaba por restarle algo de impacto en términos globales. Sobre el papel, lo tiene todo: imaginad un videojuego de acción y rol al estilo Diablo para consolas como PlayStation 4 y Xbox One además de PC, en el que podemos encarnar a un soldado del Imperio, a un mago Alto Elfo, un luchador Enano, un ingeniero de la misma raza o un explorador Elfo Silvano en una campaña contra decenas de demonios, seguidores y combatientes provenientes del Caos. Es un título muy divertido si no lo comparamos con los grandes del género, claro está, contando una historia muy bien planteada, personajes bien diferenciados y niveles variados, sin embargo puede hacerse demasiado difícil por la cantidad de enemigos que llegan a congregarse en pantalla y unos jefes finales poco inspirados pero muy duros. Contará con una edición para PS5 y Xbox Series X.

Warhammer Online: Age of Reckoning (2008)

En términos de escala y ambición, quizás sea el videojuego más importante de todos los incluidos en este especial. Warhammer Online: Age of Reckoning se lanzó en 2008, con el apoyo de EA y con la promesa de plantarle cara a World of Warcraft en el mundo de los videojuegos de rol online multijugador masivos o MMO. Hablamos de un título que recreaba con inusitado mimo cada rincón del Viejo Mundo, ofreciéndonos mapas muy variados, poblados, asentamientos y parajes sin parangón en el género, intentando hacernos sentir dentro del escenario de fantasía ideado por Games Workshop. Tenía mecánicas originales, como la de la lealtad a un reino o facción, combates multitudinarios entre ejércitos rivales y diferentes razas con mucha personalidad -como los humanos del Imperio, los Enanos, Altos Elfos, Elfos Oscuros, Caballeros del Caos o los Orcos- pero los bugs, la falta de interés del público y las cuotas mensuales, acabaron por disuadir a muchos usuarios. Cerró en 2013 de forma oficial, aunque la comunidad sigue manteniendo servidores en los que jugar.

Warhammer Quest (2015)

Warhammer Quest nació un juego de mazmorras y exploración, una suerte de versión actualizada de Advanced HeroQuest, en lo que fue un intento de trasladar lo que Dragones y mazmorras logró con su versión amplificada del juego de rol y papel, dados y lápiz. Pronto ganó su propia y merecida fama, generando toda una comunidad absolutamente entregada. Aunque esté descatalogado de forma física, y sus miniaturas se vendan a precio a de oro en eBay o similares, el videojuego para teléfonos móviles y consolas rescata mucho de su combinación de mazmorras, aventuras subterráneas y combates en pasillos y estancias llenos de cofres y recompensas. Un dungeon crawler con todas las de la ley en el que, si bien no tenemos la mejor presentación posible, entretiene como el que más.

Mordheim: City of Damned (2015)

Para los aficionados a los wargames, el mero hecho de leer Mordheim es más que suficiente para esbozar una sonrisa. El juego de especialista de Games Workshop, uno de los más queridos y recordados por los seguidores del hobby, ha tenido diversas adaptaciones al mundo del videojuego. Mordheim: City of Damned para PC y consolas, de Rogue Factor y Focus Home Interactive, es la más reciente de todas ellas y una de las mejores. Combinando estrategia y táctica al estilo XCOM con una cámara al hombro similar a la de otros videojuegos que confiere más acción a su propuesta, nos narra el combate constante existente en la ciudad de Mordheim, en la que el Imperio se encuentra sumido en guerra civil y los cultos religiosos se enfrentan entre ellos. En esta macrourbe azotada por el impacto de un cometa de dos colas -en teoría, un buen presagio relacionado con Sigmar-, decadente y llena de vicios, las semillas del Caos comienzan a florecer, y tendremos que abrirnos paso a golpe de espada, hacha o pistola entre legiones de Skaven. Este juego es duro, complicado y complejo, estáis avisados, pero es tan absorbente que nos mantendrá pegados a su propuesta durante horas.

Blood Bowl 2 (2015)

Estamos ante la recreación más perfecta y completa del juego de mesa de Games Workshop, que no es poco. De la mano de Cyanide Studios y Focus Home Interactive nos propone, de nuevo, jugar en una versión brutal y descarnada del fútbol americano en el mundo de fantasía de Warhammer. Es decir, en lugar de ver jugar a los Patriots de Nueva Inglaterra, los Ravens de Baltimore o los Cowboys de Dallas, disfrutaremos de encuentros de Elfos, Hombres, Enanos, Skaven y Orcos a lo largo y ancho del Viejo Mundo. Blood Bowl 2 se abre al jugador como un título quizás excesivamente complejo que insta al jugador a inmiscuirse en su sistema de juego, aunque también se abre y ofrece de primeras sin ponerle demasiadas trabas toda su propuesta en términos de mecánicas como videojuego de deportes fantásticos basado en turnos. Divertido y con buenos gráficos, es una de las mejores adaptaciones del mundo de Warhammer jamás hechas.

Warhammer: Dark Omen (1998)

Warhammer: Dark Omen pertenece a una época que quizás nos puede parecer muy lejana, pero cuyos ecos siguen resonando a día de hoy. Dark Omen nació como la secuela del videojuego de estrategia en tiempo real Shadow of the Horned Rat, contándonos cómo una compañía de mercenarios se abre paso a lo largo de una campaña plagada de combates contra Condes Vampiro y Orcos y Goblins, unos enemigos habituales en el universo de fantasía de Games Workshop. Desarrollado por EA y Mindscape, llegó en 1998 a PC y PlayStation, convirtiéndose en todo un must have para los aficionados al juego de miniaturas. Ofrecía gráficos en 3D muy avanzados para la época, una interfaz muy acertada y un sistema de gestión de unidades increíble, aunque podría hacerse muy duro. Tanto este juego como Mark of Chaos, pavimentaron el camino para lo que estaba por llegar una vez Creative Assembly se metiese de lleno en esta preciada licencia.

Vermintide 2 (2018)

Si End Times: Vermintide ya era bueno, la segunda parte de este videojuego de acción y rol en primera persona con planteamiento de hordas supera al original en todos y cada uno de los aspectos. Imaginad el grupo de héroes más heterogéneo y extraño posible en Warhammer, sumadle una historia con portales, enemigos con forma de Skaven y heraldos de Nurgle y pensad en una campaña llena de momentos épicos con cientos de criaturas en pantalla en escenarios realmente grandes y detallados, con catacumbas, calles y plazas muy bien recreadas o entornos rurales que imitan la escenografía del juego de miniaturas. En un videojuego en el que la cooperación es fundamental, Vermintide 2 se presenta como una experiencia única dentro de los títulos basados en las miniaturas de Games Workshop.

Total War: Warhammer y su secuela (2016, 2017)

Creative Assembly y SEGA supieron perfectamente qué teclas tocar para despertar el hype entre los aficionados a Warhammer. Durante años, los videojuego del estudio responsable de la saga Total War habían visto cómo los jugadores y la comunidad creaba reskins y mods basados en los juegos de tablero de Games Workshop. Cuando se anunció el proyecto, que estaría afianzado en el Viejo Mundo en lugar de acercarse a la mitología y constaría de tres grandes partes bajo la forma de una trilogía, muchos acabamos entregándonos a la causa. Hablamos de un videojuego de estrategia en tiempo real muy complejo, al estilo de Total War, con un potente motor en 3D que nos permite disfrutar de combates entre millares de soldados, criaturas y otros seres mágicos en entornos muy detallados. El primer juego se lanzó en 2016 con una serie de facciones en concreto, contando con una secuela mucho más depurada en 2017 que ofrecía ajustes en la jugabilidad, nuevas campañas y ejércitos no disponibles en el primer título, como los Hombres Lagarto. Son unos títulos redondos, absorbentes y llenos de detalles y contenido. Una auténtica obra maestra.

Warhammer 40.000: Kill Team (2014)

Sí, el nombre puede recordarnos al nuevo juego de mesa de Games Workshop en el que combatimos con escuadras en escenarios más reducidos, pero más allá de su ambientación futurista, lo cierto es que hay pocas similitudes. Estamos ante un videojuego de rol y acción responsabilidad de Nomad Games y SEGA que, usando elementos vistos en Space Marine y Dawn of War 2, nos presenta una mecánica twin stick shooter clásica en la que abatiremos a tantos enemigos como podamos a golpe de bolter. Ya sea luchando contra grupos enteros de Orkos o poniéndole las cosas difíciles a los Tiránidos, iremos de un lado a otro de un enorme mundo Forja del Imperio estableciendo la famosa paz del Emperador con tanta artillería como sea capaz de portar un Marine Espacial. Cuenta con un modo cooperativo para dos jugadores bastante interesante, aunque desgraciadamente, nada de multijugador online.

Space Hulk: Vengeance of the Blood Angels (1996)

Los años han pasado arrollándolo de malas maneras, estamos de acuerdo, pero en su momento la segunda gran adaptación de Space Hulk -uno de los juegos de especialistas más famosos de Games Workshop-, fue toda una revolución. Encarnando a una escuadra de Exterminadores del capítulo de los Ángeles Sangrientos en una arriesgada misión en un pecio especial abandonado plagado de Genestealers. Si bien jugablemente este título de acción en primera persona táctica basado en escuadras no es tan innovador como su antecesor de 1993, sí mejoraba considerablemente los gráficos -aunque ahora parezcan ridículos-, añadiendo mejores niveles, criaturas más creíbles y algunos atisbos de las mecánicas que se destilaban en aquel juego de mesa que tantos aficionados creó para Warhammer 40.000.

Inquisitor—Martyr (2018)

Warhammer 40.0000: Inquisitor—Martyr es un juego que puede generar diferentes sensaciones en función del momento en el que decidamos ponernos ante él. Hablamos de un título increíblemente ambicioso dentro de su planteamiento de acción y rol directo al estilo Diablo, que nos invita a encarnar a un Inquisidor, cuya misión no es otra que erradicar la deformidad impuesta por el Caos. Como miembros del Imperio de la humanidad, deberemos combatir contra cualquier divergencia o síntoma de corrupción, usando las más variadas armas imaginables. Con distintas clases a nuestra elección, luchábamos contra el mismísimo Gran Demonio de Nurgle y sus seguidores, que habían corrompido a legiones enteras de humanos y habían desatado el caos en la enorme fortaleza y catedral espacial conocida como Martyr. Sin embargo, aunque la historia y el modo endgame no estaban mal, técnicamente dejaba que desear y el fantasma de la repetición sobrevolaba una y otra vez sus misiones. Pero si aceptábamos su propuesta, y nos dejábamos llevar por su ambientación, hay pocos títulos que sean capaces de ofrecernos tanto.

Fire Warrior (2003)

El Imperio Tau irrumpió con muchísima fuerza en Warhammer 40.000. Suponía una raza xenos completamente nueva, muy avanzada en lo tecnológico, y que además, ofrecía un sistema de gobierno organizado en castas en el que el control y la propaganda eran el eje de todo. Kuju, Chilled Mouse y THQ por aquel entonces, decidieron recoger el guante de Games Workshop y adaptar la idea del poderío armamentístico de los Tau en un título de acción en primera persona muy divertido y cinematográfico. Lanzado en PlayStation 2 y porteado a PC más adelante, nos contaba la historia de un soldado Tau de la Casta del Fuego atrapado entre las líneas enemigas. Frenético en su propuesta, y aunque esté algo alejado de los cánones actuales, suponía un raro ejemplo de cómo a veces se pueden sacar elementos interesantes en el universo de Warhammer 40.000 si nos alejamos del Credo Imperial.

Space Hulk: Deathwing (2016)

Los juegos de acción contra hordas tuvieron un auge especial en los videojuegos hace unos años. Space Hulk: Deathwing, de Focus Home Interactive y Streum On, consiguió trasladar la fórmula de Left 4 Dead al universo de Warhammer 40.000. No llega al nivel de excelencia de la saga Vermintide, y tuvo un lanzamiento convulso -se relanzó corrigiendo problemas graves de código-, pero su ambientación es excelente. Nos traslada a un pecio abandonado, plagado de los habituales Genestealers, encarnando a un grupo de exterminadores de la Deathwing. Su modo para un jugador no es demasiado bueno, pero si encontramos una partida online o tenemos amigos que deseen experimentar en sus carnes lo que sentían los soldados de Aliens de James Cameron, no se nos ocurre mejor videojuego para ello.

Space Hulk Tactics (2018)

¿El mejor juego basado en Space Hulk con permiso del Space Hulk original de 1993? Sí, sin duda. Cyanide Studio y Focus Home Interactive saben perfectamente cómo exprimir una licencia como la de Games Workshop y eso hicieron al traer exactamente lo que hacía grande del juego de mesa al mundo del ocio digital. El título recoge la idea del terror que se vive en esa nave completamente abandonada llena de terrores alienígenas en todos y cada uno de sus pasillos, apostando por la táctica asimétrica con vista cenital entre extraterrestres y soldados de los Ángeles Sangrientos y el uso de las cartas. Con una inteligencia artificial bastante puñetera -nos puede hacer sudar la gota gorda-, Space Hulk Tactics un juego redondo, entretenido y absorbente, permitiéndonos encarnar tanto a los buenos como a los malos, un aspecto bastante innovador que lo hace merecedor de un reconocimiento.

Battlefleet Gothic: Armada 2 (2019)

Tanto en el reglamento de Warhammer 40.000 como en innumerables novelas, se han descrito enormes batallas espaciales entre cruceros de guerra de las más diversas razas y facciones existentes en el 41º (o 42º si tenemos en cuenta los hechos de la Cicatrix Maledictum y la posterior Cruzada Indomitus). Siguiendo lo bueno de aquel juego de miniaturas de especialista llamado Battlefleet Gothic, Battlefleet Gothic: Armada 2, secuela de uno de los mejores juegos de Warhammer 40.000, lo hace todo más grande y mejor. A través del viaje en la disformidad, nos inmiscuimos en una constante batalla cerca de Cadia, uno de los mundos más famosos del lore, capitaneando enormes naves en la también célebre campaña del Ojo del Terror. Luchando contra las fuerzas del Caos comandadas por Abaddon, este videojuego de estrategia en tiempo real es toda una experiencia que cualquier aficionado al hobby debe probar sí o sí.

Necromunda: Underhive Wars (2020)

Necromunda es una de las palabras sagradas dentro de Warhammer 40.000. El juego de especialista que nos lleva a sobrevivir entre bandas de uno de los enormes mundos colmena del Imperio de la Humanidad, es una auténtica religión dentro del actual panorama del hobby, y se trata de una de las licencias más cuidadas por la empresa de Nottingham en la actualidad, con constantes lanzamientos de libros de facciones, miniaturas y otros productos como novelas. Rogue Factor y Focus Home Interactive decidieron adaptar este convulso escenario grimdark en forma de videojuego y los resultados no han podido ser mejores. Lanzado recientemente en consolas como Xbox One y PS4 además de PC, nos permite disfrutar de un planteamiento táctico y estratégico, en el que podemos formar nuestro propio equipo de ratas de ciudad, dotándolos de armas, habilidades y objetos especiales antes de lanzarlos al combate. Con una buena campaña y una serie de aciertos que no estarían de más en el juego de tablero, Necromunda: Underhive Wars es una de las mejores adiciones al universo de los videojuegos basados en Warhammer 40.000.

Warhammer 40.000: Armageddon (2014)

Armageddon es un videojuego de estrategia en tiempo real que nos lleva a uno de los mundos colmena más áridos, asolados y peligrosos de toda la galaxia. Azotado por constantes WAAAGH! de Orkos, este yermo planeta lleno de desérticas extensiones de tierra tóxica y ríos de ácido, es un enclave vital para la humanidad. En este juego desarrollado por Flashback Games, The Lordz Games Studio y Slitherine nos invita a comandar legiones de Marines Espaciales de tres capítulos (Salamandras, Ángeles Sangrientos y Ultramarines) en la Segunda Guerra de Armageddon. Con una estructura hexagonal, al estilo de los wargames más puros, deberemos dirigir nuestros ejércitos a lo largo y ancho de distintos escenarios encarnando al Comisario Yarrick y al Comandante Dante, todo ello en uno de los tira y afloja más increíbles con el Kaudillo Orko Ghazghkull Thraka. Era muy interesante cómo, a lo largo de la campaña -que se ampliaba con un sinfín de expansiones, una de ellas centrada en los chicoz verdez- teníamos que adoptar diferentes tácticas y estrategias muy variadas, que de una forma u otra, nos hacían sentir que estábamos jugando con miniaturas reales a una batalla de Epic 40.000.

Warhammer 40.000: Regicide (2015)

Una auténtica rara avis. Antes de que los autochess y juegos similares se pusieran de moda, Regicide nos cogía y presentaba un videojuego que mezclaba la estrategia del ajedrez -con un modo que era exactamente igual- y otro que potenciaba la acción a través de dos fases de combate diferenciadas, afianzándose en los conceptos psíquicos y de artillería. Su propuesta era sencilla en su punto de partida, pero pronto veíamos cómo se añadían diferentes elementos tácticos, se ofrecían escenarios más complejos y se despertaban sinergías entre unidades, facciones y personajes. Un videojuego muy original que pasó sin pena ni gloria, pero que creemos hay que reivindicar.

Warhammer 40.000: Mechanicus (2018)

Warhammer 40.000: Mechanicus nos presenta una historia centrada en los seguidores del Adeptus Mechanicus, aquellos humanos que rezan y siguen el credo del Omnissiah, la entidad teológica que adoran en Marte y en infinidad de mundos forja, chocando de forma directa con la Eclesiarquía instaurada alrededor del Emperador de la Humanidad. Poniéndonos a los mandos de las tropas humanas más avanzadas tecnológicamente, aquellas que entrelazan misticismo y ciencia, en Mechanicus se nos ofrece una vertiente más táctica, muy afianzada al propio juego de tablero, similar al de XCOM, en el que un grupo de carismáticos Tecnosacerdotes acaban desembarcando en un planeta Necrópolis de los Necrones, despertando a legiones de enemigos de su sueño. Con una historia escrita por Ben Counter de la Black Library de Games Workshop, el videojuego de Kasedo Games y Bulwark Studios mezcla mecánicas propias de los dungeon crawler con la estrategia por turnos cenital, todo ello sin olvidar la exploración, la toma de decisiones y el rol. Un título a recomendar.

Warhammer 40.000: Space Marine (2011)

Warhammer 40.000: Space Marine es el epítome perfecto de lo que un shooter en tercera persona basado en el universo de Games Workshop debe tener o aspirar a ser. Lanzado en 2011 en diversas plataformas, en el juego de Relic, THQ y SEGA, encarnamos al Capitán Titus, un Marine Espacial del capítulo de los Ultramarines y un veterano curtido en incontables batallas. Combatiendo a una gigantesca horda de Orkos que ha invadido un mundo del Imperio, deberemos luchar cuerpo a cuerpo y armado con nuestro bólter contra innumerables enemigos nivel tras nivel. Ambientado en una colosal fábrica propia de los Mundo Forja del Adeptus Mechanicus, iremos desbloqueando nuevas armas, mejoras, armaduras y habilidades, todo ello mientras disfrutamos de una historia épica y de un modo multijugador que nos permitía encarnar y luchar contra Marines Espaciales del Caos. Su inicio sigue siendo uno de los más espectaculares de todos los juegos basados en Warhammer 40.000.

Warhammer 40.000: Eternal Crusade (2017)

Si Space Marine nos presenta una variante narrativa y cinematográfica dentro de los shooters en tercera persona, Warhammer 40.000: Eternal Crusade nos traslada a un combate online constante contra otros jugadores. Está diseñado como un free to play con micropagos, y nos permite encarnar distintas razas y facciones como los anteriormente conocidos como Eldar, los habituales Marines Espaciales y sus variantes caóticas y los Orkos. A nuestra disposición, cientos de armas, elementos estéticos y opciones de personalización, así como constantes actualizaciones completamente gratuitas, que van añadiendo nuevos escenarios y desafíos para combates de 60 jugadores o 5 contra el entorno en misiones llenas de Tiránidos. Un auténtico vicio que además, traslada muy bien ese concepto de guerra descarnada del 41º milenio.

Warhammer 40.000: Dawn of War y Dawn of War 2 (2004, 2009)

Palabras mayores. Para muchos, los mejores videojuegos de Warhammer 40.000 de todos los tiempos. Y no les falta razón. Lo que Relic, SEGA y THQ lograron con esta saga de estrategia en tiempo real no tiene parangón, ya que consiguieron con gran inteligencia trasladar el demencial universo en guerra del juego de miniaturas a una propuesta táctica similar a la de videojuegos como StarCraft. Si bien el primer Dawn of War era un título acelerado, que daba importancia a los recursos y la construcción llevándonos a conseguir nodos por los mapeados y combatir por ellos, un aspecto que dotaba de un ritmo endiablado al videojuego. Contaba con un buen número de unidades, facciones y expansiones, así como durante años con el apoyo de la comunidad que no ha parado de lanzar mods y cambios a la estructura original. La segunda parte exploraba otros derroteros dentro de la estrategia táctica, incluyendo una gestión de escuadras y la potenciación de las habilidades especiales de cada una de ellas, con seres e ingenios mecánicos más grandes. Dos videojuegos que se complementan entre sí y que consigue captar la esencia de lo que Games Workshop lleva años presentándonos en los tableros de todo el mundo.