"La quimio jugando se pasa volando". En el mundo del videojuego español esa frase es muy conocida desde 2010, cuando Mónica Esteban dio una PSP que tenía en casa a un niño que estaba recibiendo tratamiento contra el cáncer ya que pensó que así se le haría más rápido la quimioterapia. Y así fue. Aquella primavera nació la asociación Juegaterapia (hoy convertida en Fundación Juegaterapia), con el convencimiento de que, al estar entretenidos con una actividad que les gustaba y en la que se concentraban, los niños sobrellevaban mejor tratamientos que eran pesados y dolorosos.
Aunque la experiencia fue demostrando año tras año que, en efecto, cuando los niños jugaban mientras recibían quimio sonreían más y afrontaban mejor la enfermedad, no había datos científicos que avalaran esta opinión, pero ahora sí los hay: el Hospital Universitario La Paz de Madrid llevó a cabo el estudio "Asociación entre el alivio del dolor utilizando videojuegos y un aumento en el tono vagal en niños con cáncer: un estudio observacional analítico con una metodología casi experimental pre/post test", publicado en marzo del año pasado en el Journal of Medical Internet Research (JMIR), y que revela que "utilizar videojuegos en pacientes pediátricos con mucositis que se ha producido debido a la quimioterapia tiene un efecto analgésico considerable asociado fisiológicamente a un aumento en el tono vagal parasimpático". Es la confirmación médica de que jugar reduce el dolor provocado por dolencias asociadas a la quimioterapia. En resumen, jugar videojuegos ayuda a curarse.
Los videojuegos disminuyen la visión subjetiva del dolor
Parte de los responsables de este estudio participa en el documental titulado La quimio jugando se pasa volando, el mismo lema de Juegaterapia. "Sabemos desde hace mucho tiempo que la videoconsola, tener una televisión, videojuegos, disminuye mucho la visión subjetiva que tienen los niños del dolor. Simplemente eso hace que el paciente se encuentre mucho mejor, le duela menos y necesite la mitad de analgesia" dice en el documental el doctor Francisco Reinoso, jefe de anestesiología pediátrica de La Paz y uno de los responsables de la investigación llevada a cabo en La Paz.
Con el cantante Alejandro Sanz como narrador, el documental va recogiendo el testimonio de varios pequeños como Estephany, que se anima describiendo cómo es su juego favorito, y el de médicos como el doctor Mario Alonso, cirujano general y del aparato digestivo, profesor y conferenciante, patrono de Juegaterapia y uno de los responsables del estudio realizado en La Paz, que opinan sobre lo que supone cuando un niño enferma de cáncer y se dinamita la vida familiar cotidiana, todo desaparece y lo único que cuenta es salir de la enfermedad. Los niños se ven fuera de su ambiente, pasando una larga temporada en un entorno desconocido, el hospital, y eso les asusta.
En el documental dan su testimonio las familias de los pacientes , uno de los cuales es Pablo Ibáñez, conocido como El Hombre de Negro en sus intervenciones en el programa de TV El Hormiguero y presidente de honor de Juegaterapia, cuyo hermano, Juan Ibáñez (que pone voz a la hormiga Trancas también en El Hormiguero) tuvo leucemia.
Los videojuegos activan el sistema parasimpático, que ayuda a recuperarse
El documental recuerda también aquella primera experiencia de la que nació Juegaterapia. Al tener que pasar muchas horas en el hospital y sentirse mal físicamente el estado de ánimo de algunos niños en tratamiento de quimioterapia decae y el simple hecho de ver la bolsa con la quimio ya les hace sentirse peor y despierta sus miedos al activar el sistema simpático, que es el que estimula las respuestas del cuerpo frente ante algo que se percibe como un peligro. Según explica el doctor Alonso, si este sistema se mantiene activo durante un tiempo "sobrecarga el corazón, favorece la hipertensión arterial y, además, dificulta el funcionamiento del sistema inmune, que es fundamental para hacer frente a la enfermedad".
Los videojuegos centran la atención del niño y esa evasión "mental plena paraliza esta generación de pensamientos perturbadores que produce ansiedad, genera dolor y activa con mayor intensidad el sistema simpático", expone el médico. Alonso informa de que el que refuerzan los videojuegos es el sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a conectar con los demás, favorece la recuperación y sirve para luchar contra el desgaste.
Los pacientes centrados en el juego se distraen del dolor
La quimioterapia conlleva el uso de diversas medicinas calmantes para paliar los efectos secundarios del tratamiento. Cuando los pacientes están absortos en el juego su cuerpo también se "distrae" del dolor. El doctor Alonso dice en el documental que los videojuegos "son una herramienta que no tiene manifiestos efectos secundarios, es barata y permite que los pacientes estén más confortables y tengan muchos menos efectos secundarios de las medicaciones habituales que si no tendríamos que estar utilizando".
En el estudio publicado en el JMIR se analizan 20 casos de pacientes pediátricos entre los años 2016 y 2017 que jugaron durante dos horas diarias utilizando consolas y videojuegos cedidos por PlayStation. El dolor que los niños sintieron durante el tiempo de observación fue menor, ya que disminuyó un 20% el consumo diario de morfina. En todos los casos se confirmó que el jugar durante dos horas diarias con la consola disminuye la intensidad del dolor asociado a la mucositis (una inflamación de las mucosas digestivas tan dolorosa que se trata con morfina), de forma que se administraron a los niños menos analgésicos opiaceos. También se detectó un aumento del 14% del tono parasimpático, lo que supone, como se ha dicho antes, una mejor recuperación fisiológica de los pacientes y un alivio del dolor también en un 14%.
Uno de los casos más reveladores que muestra el documental es el de Héctor, al que, como cuenta su madre, Consuelo, jugar a Dark Souls le sacó de la apatía en la que estaba sumido tras un trasplante de médula -Héctor lo describe con humor como estado "seta"- y le volvieron las fuerzas y las ganas de recuperarse de la enfermedad. "La consola no era solamente un juguete, ni una adicción, era el momento clave en que no había medicación, no había enfermeras, realmente eras libre", le cuenta Juan Carlos a su hijo Aarón
Donaciones e ingresos de Juegaterapia
Desde hace 11 años Juegaterapia recoge donaciones de consolas y videojuegos de todo tipo para luego repartirlas por las unidades de oncología pediátrica de los hospitales. Las primeras 20 donaciones de hardware fueron a parar a La Paz. Al principio se encargaba de esta función Esteban con algunos amigos, entre ellos Valle Sallés, actualmente vicepresidenta de Juegaterapia. "En lugar de comer, Valle y yo nos metíamos en un despachito que nos dejaron y las ordenábamos". Cada consola lleva el nombre del donante para que el niño le agradezca la donación con algún mensaje o dibujo. La iniciativa apareció en los informativos, se corrió la voz , crecieron las donaciones y se implicaron las empresas distribuidoras de videojuegos y empresas de otros sectores.
Además de las donaciones económicas, de consolas o de videojuegos de particulares y empresas, Juegaterapia recibe ingresos por la venta de los Baby Pelones, muñecos que representan a niños que reciben tratamiento de quimioterapia que han vendido más de un millón de unidades o el Balón Pelón. También tienen los Jappy Kits que son bolsas pensadas para repartirlas entre los niños que están en tratamiento oncológico
A esto hay que añadir acciones puntuales realizadas por particulares o por empresas, como streamings y mercadillos solidarios o la bolsa solidaria PlayStation creada por el artista Zeta o incluso una skin de League of Legends.
La Fundación Ha llevado los videojuegos a hospitales de todas las comunidades autónomas españolas; en total, las secciones de oncología infantil de más de 80 centros hospitalarios Ha ido ampliando sus fronteras de actuación llevando consolas a otros países: Marruecos, El Salvador, Afganistán, India, Portugal, Guinea, Guatemala, Colombia y Brasil.
Solo en 2019, según la memoria de Juegaterapia, entregaron en más de 12 centros hospitalarios diferentes 183 consolas y 761 juegos, así como tablets para que los niños ingresados puedan estudiar. La Fundación informa de que en los 11 años que han transcurrido desde que Esteban comenzó el proyecto se han entregado más de 6000 consolas y más de 20.000 videojuegos a niños ingresados en hospitales.
Distintas actuaciones en las instalaciones hospitalarias
Ya con el apoyo de grandes empresas Juegaterapia pudo comenzar proyectos más ambiciosos, como cambiar las zonas infantiles de los hospitales para que tengan un aspecto menos hostil para los pequeños. Uno de ellos es la construcción de jardines en las azoteas que no se utilizan en los hospitales para que sean un lugar al aire libre en el que puedan jugar los niños ingresados. También actúa dentro de las secciones pediátricas de los hospitales creando "Estaciones Lunares", salas de cine o decorando con motivos infantiles las salas y habitaciones, Unidades del Color .
Otro proyecto destacado es la decoración de las zonas en las que se realizan las pruebas a los pequeños o las salas de espera de pruebas diagnósticas en el proyecto "Tic Tac", que incluye un pasaporte que el niño debe completar resolviendo distintos enigmas mientras espera y que también le informan de en qué consiste la prueba en un lenguaje adaptado a los niños. "Tic Tac" se creó en 2019 en el hospital Niño Jesús y, según la memoria de Juegaterapia de ese año, el índice de sedación de los niños para realizar los TACs disminuyó considerablemente.
Desde 2017 la actividad de Juegaterapia incluye los kiciclos, unos triciclos adaptados para poder llevar gotero con los que los pacientes más pequeños pueden corretear por los pasillos. En colaboración con PlayStation también se creó en el hospital madrileño 12 de octubre "La máquina de los sueños", un espacio de realidad virtual.
El documental La quimio jugando se pasa volando se ha estrenado esta semana en Filmin y en Prime Video de Amazon..