El sexo en los videojuegos ha sido un tabú prácticamente desde los inicios. Por desgracia, su concepción de "juguetes" sigue estando presente hoy en día para muchos, incluso siendo una de las mayores industrias del entretenimiento, con un alcance demográfico desmesurado que abarca desde niños a ancianos. El bum que ya experimentaron los juegos de Facebook (y que posteriormente llegó a móviles) y el éxito casi sin precedentes de Wii hizo que prácticamente todo el mundo tuviera su lugar en la industria. ¿Por qué pensar que los videojuegos siguen siendo un juguete para niños?
Hoy no tenemos una respuesta para esa pregunta, pero vamos a intentar ofrecer una visión más global y, esperemos, menos sexualizada del sexo en los videojuegos. Sabemos que es un tema complicado, y que en nuestra mano está hacer que el sexo y los videojuegos no sea sinónimo de escándalo. Por eso, en lugar de seguir el camino fácil, plagado de pechos enormes y traseros voluminosos, vamos a intentar tratarlo desde un prisma más informativo, y repasar cómo la industria ha ido enfocando el sexo a lo largo de los años en diferentes juegos.
Lara Croft: Dos estándares de mujer
Si pensamos en una figura sexualizada de los videojuegos, una de las más conocidas es, fácilmente, Lara Croft. La protagonista de la saga Tomb Raider iba a ser originalmente el típico aventurero en la línea de Indiana Jones, pero para atraer a un determinado público, decidieron convertirlo en una mujer de armas tomar. Es cierto que las dos bondades que portaba Lara en su pecho fueron a causa de un afortunado error, pero probablemente sin esa imagen tan sexualizada el impacto comercial habría sido menor.
No queremos, ni mucho menos, quitarle mérito a los juegos. La saga Tomb Raider tiene grandes títulos que prácticamente crearon un género, pero la imagen de Lara y su sexualización fueron una seña de identidad. A la vista está cómo la usaron en imágenes subiditas de tono o con modelos de buen ver para promocionar las diferentes entregas.
Pero los tiempos han cambiado. Tomb Raider ya no vendía como antaño, y hacía falta una renovación completa. La imagen de Lara Croft ya había venido cambiado poco a poco, pero con el reinicio de la saga ha tomado una forma totalmente nueva. Atrás queda esa exuberante Lara; ahora la protagonista es mucho más humana, con proporciones más creíbles y con unas aventuras que nos siguen encantando. Tomb Raider sabe que la industria ha madurado, que la calidad puede imponerse a la cantidad (de pechos).
Para Kratos nunca es mal momento
El sexo también puede convertirse en algo recurrente, una especie de broma que ya esperas de cada entrega de una saga. Ya sabemos que la sociedad en la Antigua Grecia era bastante más abierta en lo que respecta a la sexualidad que nosotros en la actualidad, y en God of War, ya puede ceñirse el Apocalipsis sobre nosotros, que Kratos, nuestro protagonista, siempre encuentra un rato para darse una alegría.
La visión del sexo de God of War es totalmente casual, vulgar. Es sexo por el mero hecho de fornicar, con Kratos elevado también en la cama a la figura de un dios. Eso sí, es siempre una visión censurada, implícita pero no explícita, en la que todo tipo de sonidos y jadeos acompañan a un minijuego que, de completar con éxito, nos permitirá descargar toda la ira acumulada.
Hot Coffee: La polémica (en GTA) está servida
Algunas sagas llegan ya con un halo de polémica que las condiciona de cara a según qué sectores. Grand Theft Auto es una de ellas, y hasta un minijuego descartado puede levantar la ira de muchos. Como seguramente recordaréis, Grand Theft Auto: San Andreas tenía un minijuego eliminado, accesible únicamente con un mod, en que nuestra compañera nos invitaba a casa para tomar un "café caliente", aunque no era lo único que estaba caliente en su casa.
Para poder llegar a jugar a este minijuego (que estaba claramente sin terminar y que mostraba el acto de una manera casi cómica) teníamos que modificar el juego, por lo que nadie se lo iba a encontrar de manera inesperada. Aun así, no faltaron las típicas campañas para prohibir el juego y pedir que rodaran cabezas y que, una vez más, acabaron haciéndole más bien que mal al juego.
Sin recurrir a mods el sexo siempre ha estado presente desde la tercera entrega de la saga, y los protagonistas han podido darse algún que otro "homenaje" a cambio de dinero, recurriendo a la prostitución, siendo uno de los aspectos más controvertidos de la saga de Rockstar.
Dead or Alive: Las mujeres como reclamo
El sexo es una herramienta como cualquier otra. Ya decíamos que la sobresexualización de Lara Croft fue una estrategia de marketing en su día, y hoy sigue siendo la de Dead or Alive. Tras unas primeras entregas donde el atractivo de sus luchadoras ya era un reclamo notable, pero parece que con cada entrega van un paso más allá. Las luchadoras de Dead or Alive 5 tienen ya más modelitos que la mayoría de nosotros, aunque la proporción de metros de tela por atuendo está muy por debajo de los nuestros.
Como su spin-off Xtreme (que prepara su tercera entrega) ha demostrado, Koei Tecmo y el Team Ninja no tienen problema en jugar con la sexualidad de sus luchadoras, y disponerlas en todo tipo de posturas explícitas, con la ropa justa para tapar lo mínimo, y, curiosamente, listos para ofenderse si alguien termina de desnudarlas. Éste es sólo un ejemplo, pero, de nuevo, la saga Dead or Alive es una serie muy respetada dentro de la lucha, con un combate profundo y sólido, aunque toma un acercamiento bastante nipón, en el que se roza lo ilícito a la hora de definir su personalidad.
BioWare y CD Projekt: El sexo como una parte más de la aventura
El sexo es también una parte natural de la vida de cualquier persona (o de la mayoría), y otras compañías apuestan por afrontarlo de esta misma manera, integrándolo en el desarrollo de la aventura sin hacer que parezca nada especial o fuera de contexto. Dos de estas compañías son BioWare y CD Projekt, responsables de sagas como Mass Effect y The Wticher, respectivamente. En prácticamente todas las entregas de estas sagas es posible tener relaciones sexuales con otros personajes, y éstas se presentan como una parte más del juego.
Aunque cada una tiene una apuesta diferente, (mientras que Geralt está centrado en las relaciones heterosexuales, en Mass Effect no sólo podemos tener relaciones homosexuales, sino que podemos tenerlas hasta interraciales), a muchos jugadores la vida amorosa de sus personajes en estas sagas les parece tan atractiva como puede ser la historia principal, y no dudan en dedicarle el mismo interés que a cualquier otra misión.
Larry: El sexo como tema (con un filtro de humor)
Mucha gente piensa que, cuando finalmente puedes bromear sobre un "problema", significa que ya está aceptado. El sexo es un tema tabú, de eso no hay duda, pero la saga Leisure Suit Larry lo enfocó siempre desde el humor, haciendo que se viese como algo ya totalmente aceptado. No sólo se permitía el lujo de hacer un juego con el sexo como tema principal, sino que además todo llegaba envuelto en un prisma de humor.
Además, la saga siempre ha hecho del sexo su tema principal, pero, curiosamente, en la mayoría de ocasiones no se suele mostrar nada particularmente explícito. Nuestro protagonista tampoco es el típico sex-symbol, fomentando una serie de situaciones cómicas que siempre han suavizado la obscenidad subyacente.
Life is Strange: La sexualidad irrelevante
Desde su debut, Life is Strange generó dos tipos de opiniones. La primera (la de los usuarios que lo habían jugado) nos dejaba ya entrever que era un juego que tenía algo especial; la segunda (normalmente de quienes sólo conocían el título de oídas) solía calificarlo de manera despectiva como "el juego de las lesbianas hipsters". Nosotros siempre defendimos que Dontnod había sido muy valiente por atreverse con los temas que trataba en el juego, pero todavía más mérito tenía cómo los trataba.
Aunque había varios problemas con los que la mayoría de nosotros no nos encontraremos en la vida, otros eran totalmente cotidianos y el sexo era uno de ellos. Aviso: destripes de ahora en adelante. La sexualidad podía llegar a causar un suicidio al convertirse en razón para acosar a Kate, que, drogada, había hecho en una fiesta cosas de las que se arrepentía y que iban en contra de su visión más religiosa y reservada de la vida.
Las dos protagonistas, Cloe y Max tienen algunos momentos en los que Dontnod juega de una manera un tanto ambigua con su sexualidad, pero en ningún momento es algo que sea relevante para la historia. En Life is Strange la sexualidad es algo tan natural que la mayoría de jugadores ni se darán cuenta de que está ahí.
Bayonetta: Jugando con fuego
Obviamente, con Hideki Kamiya detrás, no es difícil encontrar las similitudes entre Bayonetta y Devil May Cry. No parece muy descabellado pensar que el creativo japonés tomó la personalidad de Dante, chulesca y prepotente, y la reflejó en Bayonetta, la bruja que mantiene esa chulería a la vez que la combina constantemente con ingentes cantidades de erotismo.
En las dos entregas de Bayonetta, el humor es una constante en el juego, lo que le da una suerte de colchón a sus creadores para introducir escenas que, de otro modo, podrían llegar a resultar demasiado forzadas. La sexualización de Bayonetta parece combinar lo exagerado –todo tipo de posturitas subiditas de tono, Chupa Chups como un sistema de vida un tanto sugerente, un traje se desvanece según realiza golpes más potentes– con lo discreto –el cuerpo de Bayonetta es razonablemente proporcionado, suele ir tapadita, y nunca se ve más de la cuenta–.
Este prisma de humor le permite al propio juego reírse de sí mismo, y vemos cómo se burla de momentos que en otros juegos podrían haber dado lugar a momentos más… tensos. Por ejemplo, en la primera entrega hay un momento en el que una serie de tentáculos agarran a la bruja, y ella bromea con un: "Tenían que ser tentáculos…".
El toque cinematográfico (y picante) de Quantic Dream
Quantic Dream es conocido por hacer aventuras principalmente concebidas como películas interactivas; algunas más interactivas que otras. Una de las escenas picantonas más recurrentes de la historia del cine es la típica ducha de la protagonista de buen ver, recurso que no falta en varios de sus títulos.
Tanto en Heavy Rain como en Beyond: Dos Almas hay varias secuencias en las que sus protagonistas se dan la ducha de turno, algo que también ha dado que hablar. En el primer caso, a través de un error, era posible pasear con el modelo desnudo del personaje, mientras que en el segundo se publicaron imágenes de una versión de desarrollo con el modelo de Ellen Paige desnuda; imágenes cuya retirada pidió Sony tras las amenazas de demanda por parte de la actriz.
Más subido de tono fue un juego anterior de este estudio, Fahrenheit (2005), que incluyó una escena de sexo completa, además de otros momentos picantes. Se nota que es un tema que a los franceses Quantic Dream les gusta incluir en sus juegos.
Fear Effect 2: El infierno puede esperar
Fear Effect fue quizás una saga que, durante su corta vida, se adelantó en cierto modo a su tiempo. Su puesta en escena era a veces un tanto cruda y adulta, y como todos los juegos que intentaron demostrar que el mercado de las consolas no era exclusivamente para niños, acabó rodeado de polémica.
Como decimos, Fear Effect trataba temas con un público adulto en mente, y concretamente, Fear Effect 2 tenía algunas secuencias que llegaban a impactar en la época, como una en el infierno que seguramente los que los jugasteis recordaréis. Pero. ¿cuál fue la que de verdad armó revuelo? La escena lésbica. En realidad, justo como comentábamos anteriormente, era la típica escena que podríamos encontrar en una película, casi fan service, pero que no tenía particular relevancia dentro de la aventura.
Cobra Mission: Ten cuidado con dónde tocas
Los más veteranos sabrán que esto del sexo en los videojuegos no es nada nuevo, y la prueba de ello es que Cobra Mission, un juego que hoy en día sería un auténtico escándalo. Este título era una aventura de rol point & click en la que teníamos dos modos de juegos principales: el combate y el encuentro sexual. Y además, este título demostraba que el sexo podía ser un juego como otro cualquiera.
Con esta interfaz de point & click, nos enfrentábamos a multitud de escenas de sexo en las que teníamos que elegir un "ítem" (nuestras manos, nuestros labios…) y una parte del cuerpo de la chica. La idea era "acertar" en los gustos de la señorita en cuestión para hacerla llegar al orgasmo, y completar así la secuencia de manera satisfactoria. Un acercamiento al sexo sin tapujos, sin duda.
Beat ‘em & Eat ‘em: La banalización del sexo
Durante este especial no hemos estado intentando justificar la presencia del sexo en los videojuegos, sino simplemente, comentar cómo aparece en unos u otros juegos. Y esto lo decimos porque hay también casos injustificables, como el de Beat ‘em & Eat ‘em, donde no sólo es innecesario para la jugabilidad, sino que su banalización lo convierte casi en una broma.
Este título nos propone controlar a una o dos señoritas desnudas en la calle que tienen que coger con la boca el semen que lanza un caballero que se está masturbando en las alturas. Y para que nadie se queje de igualdad, hay también una versión invertida, Philly Flasher, en el que dos hombres tienen que hacer lo propio con la leche que sale de los pechos de una mujer. Notable es que en la primera versión, las mujeres se relamen si completan con éxito la misión, y en la segunda los hombres se masturban para celebrarlo.
El futuro: La realidad virtual
Éste es un terreno tan complejo e inexplorado que casi que nos da un poco de miedo profundizar en él. Con los cascos de realidad virtual va a haber un auténtico boom en la pornografía para estos dispositivos, pero también vamos a ver juegos muy, muy subiditos de tono, además de otros, llamémoslos "servicios", acompañados periféricos.
En cualquier caso, podemos dar por hecho que vamos a ver juegos más o menos tradicionales, sin una interacción propiamente diseñada para adultos, pero que van a jugar con ese morbo y esa sexualización que hemos comentado con algunos títulos ya mencionados en este reportaje. No hay que pensar demasiado para que se nos venga Summer Lesson a la cabeza, pero no es ni el primero, ni va a ser mucho menos el último.