El youtuber británico Harry Jaggard ha compartido una de las experiencias más singulares de sus viajes tras visitar Corea del Norte y descender al metro de Pyongyang, una red de transporte tan enigmática como simbólica. “Es algo único”, declaró sorprendido al mostrar cómo funciona el suburbano más profundo del mundo, con estaciones a más de 100 metros bajo tierra.
Un metro bajo tierra y bajo control
En una red que cuenta con 17 estaciones repartidas en 22 kilómetros de recorrido, más allá de su funcionalidad, el metro norcoreano se convierte en una auténtica cápsula ideológica y propagandística. Uno de los detalles que más llamó la atención del creador de contenido fue el precio del billete: apenas 100 wones norcoreanos, el equivalente a unos 0,07 dólares o 0,062 euros.
“No es nada”, comentó, subrayando el contraste con los elevados precios del transporte en muchas capitales occidentales. Pero el coste no fue lo único que lo impactó. En cada estación, abundan estatuas, retratos y murales dedicados a los líderes norcoreanos, Kim Il Sung y Kim Jong Il, cuya omnipresencia visual no pasa desapercibida ni siquiera en los espacios subterráneos.
Trenes, murales y silencio ideológico
En los andenes, Jaggard observó otro fenómeno curioso: los carteles informativos —con contenido ideológico y cultural— son leídos con atención por los pasajeros mientras esperan su tren. “Es la única vez que veo a la gente interesada en leer más que en hablar con nosotros”, bromeó. Dentro de los vagones, también decorados con retratos de los líderes, destacó el silencio casi sepulcral, la seriedad del ambiente y la austeridad estética, reflejo del férreo control del régimen sobre todos los aspectos de la vida pública.
@harryjaggardtravel The Deepest Metro in the World 🇰🇵 #northkorea #northkorea🇰🇵 #pyongyang #pyongyangmarathon2025 ♬ original sound - Harry Jaggard
El metro de Pyongyang no solo es un medio de transporte: también actúa como búnker. Por su profundidad, está diseñado para funcionar como refugio antiaéreo en caso de ataque. Este detalle, lejos de ser anecdótico, revela la lógica de supervivencia militarizada que rige muchas de las infraestructuras del país. De hecho, el propio diseño de las estaciones —con puertas pesadas, iluminación tenue y estructuras reforzadas— refuerza esta doble función.
