Cristoph Jenny y su mujer han protagonizado una de esas historias que retratan cómo los equilibrios económicos determinan el destino de miles de jubilados en Europa. Ambos decidieron dejar atrás Suiza, el segundo país más rico del continente solo por detrás de Luxemburgo, para establecerse en España.
La razón, más allá del clima o la gastronomía, fue estrictamente económica: con la pensión que reciben —unos 1.400 euros cada uno—, aseguran que sería inviable mantener un nivel de vida digno en su país de origen. “En Suiza no podría estar con mi pensión”, confesó Jenny en el programa Y ahora Sonsoles de Antena 3.
La pareja conoció España en la década de los noventa, cuando él trabajaba en Madrid y unos amigos les invitaron a visitar Frigiliana, en Málaga. “Fue amor a primera vista. Y ha sido un acierto total”, relató. Desde entonces, guardaban la idea de regresar algún día de manera definitiva. Y así lo hicieron tras jubilarse antes de tiempo, cumpliendo el sueño de instalarse en un país donde el coste de vida les permite estirar su pensión y disfrutar de una jubilación más tranquila.
El coste de vida marca la diferencia
El contraste con Suiza es llamativo. Solo el seguro médico, explicaba el jubilado, les costaría alrededor de 1.500 euros al mes, una cifra que ya supera la pensión individual. A ello habría que sumar gastos de vivienda y alimentación, prácticamente prohibitivos para un matrimonio que no desea depender de sus hijos ni de ayudas adicionales. De hecho, puso como ejemplo el caso de su hija, que abona 3.500 euros mensuales por un alquiler. “En Suiza, en general, hay que multiplicar todo por cuatro respecto a España: tanto ingresos como gastos”, señaló.
Las cifras lo respaldan. Suiza lidera los rankings de riqueza: en 2024, su PIB per cápita alcanzó los 96.020 euros, y el salario medio anual se situó en más de 104.000 euros, el más alto del mundo. En contraste, España cerró ese mismo año con un salario medio de 31.698 euros, menos de un tercio. Esa brecha explica por qué muchos suizos emigran a países más asequibles pese a la calidad de vida reconocida que tienen en su propio país.
España, refugio para pensionistas europeos
España se ha convertido en un destino recurrente para jubilados europeos que buscan sol y costes asumibles. La situación de Jenny recuerda también a la de muchos españoles que, en sentido inverso, se instalan en países como Tailandia con su pensión nacional para maximizar su poder adquisitivo. En ambos casos, el denominador común es la búsqueda de un lugar donde la jubilación se traduzca en bienestar y no en estrecheces financieras.
El relato de este matrimonio evidencia un fenómeno cada vez más visible: las migraciones de pensionistas como estrategia para optimizar recursos en la etapa final de la vida. Jenny y su esposa lo resumen con sencillez: aquí pueden disfrutar de lo que en su país sería impensable. Un retrato que invita a reflexionar sobre cómo, incluso en los países más ricos, las desigualdades internas obligan a replantearse el lugar en el que vivir la vejez.















