Un equipo de científicos de la Universidad de Keele ha presentado un estudio que, aunque aún carece de evidencia científica definitiva, sugiere que dos de las extinciones masivas y más catastróficas que sufrió la Tierra podrían haber sido provocadas por explosiones estelares.
Concretamente, los investigadores apuntan a eventos ocurridos hace 372 y 445 millones de años, respectivamente, en los cuales dos supernovas cercanas habrían alterado drásticamente el entorno del planeta. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias para los seres humanos? En un contexto en el que muchos expertos afirman que la sexta extinción terrestre ha comenzado, estos expertos señalan al Cosmos como principal culpable.
Científicos identifican un factor clave detrás de dos extinciones masivas en la historia de la Tierra y advierten: 'Las consecuencias serán devastadoras en el futuro'
Publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, el estudio explora cómo la explosión de una estrella, al liberar materiales pesados en el espacio, no solo contribuye a la formación de nuevas estrellas, sino que también puede desencadenar una serie de efectos devastadores para los cuerpos celestes cercanos. En este caso, la Tierra, si se encuentra demasiado próxima a una de estas explosiones, podría haber experimentado impactos ecológicos y climáticos catastróficos.
Según el principal autor de la investigación, Alexis Quintana, "Si un planeta se encuentra demasiado cerca de este tipo de fenómeno, los efectos sobre la vida pueden ser devastadores". Las supernovas, esos colosos eventos cósmicos que marcan el final de la vida de una estrella, liberan una cantidad masiva de energía, radiación y material estelar, elementos que, aunque esenciales para la creación de nuevas estrellas, pueden resultar letales para planetas cercanos.
Entre los peligros inmediatos de una explosión de estas características se encuentra la destrucción de la capa de ozono, la cual protege a la Tierra de radiaciones mortales. De acuerdo con los investigadores, este evento puede desencadenar lluvias ácidas y, lo que es peor, dejar a los seres vivos expuestos a niveles extremos de radiación.
Este fenómeno es lo que los científicos sugieren que ocurrió durante las extinciones del Devónico Tardío, hace 372 millones de años, y del Ordovícico Tardío, hace 445 millones de años, cuando el 60% y el 85% de las especies de la época desaparecieron, respectivamente.
Mike Benton, paleontólogo en la Universidad de Bristol, resalta que el vínculo entre las supernovas y las extinciones masivas podría estar relacionado con el cambio climático extremo: “Una de las consecuencias plausibles de una supernova cercana es la glaciación”, explica Benton, señalando la posibilidad de que estos eventos cósmicos hayan causado un enfriamiento global.
El estudio necesita más validación científica pero estamos cerca de buscar el origen de las grandes extinciones en la Tierra y prepararnos para el futuro
Para que este estudio logre el nivel de validación científica necesario, los investigadores necesitan encontrar algo que equivalga al hallazgo realizado hace unas décadas en México. Allí, un equipo de científicos descubrió un cráter de 200 kilómetros de ancho en la costa de Yucatán, donde una capa sedimentaria de solo un centímetro de espesor, rica en iridio, proporcionó la prueba de que un meteorito había impactado la Tierra, acabando con los dinosaurios al final del Cretácico.
Tal como ocurrió con el iridio en el caso del impacto de Yucatán, el estudio de Keele necesita encontrar un elemento específico en la Tierra que sirva como prueba tangible de que una supernova cercana desencadenó las extinciones propuestas. Solo así podrá transformarse en una hipótesis sólida y comprobada.















