Apenas ha pasado un mes desde que Donald Trump regresó a la Casa Blanca y ya ha dado de qué hablar. En estos días, ha anunciado que destruirá el Hollywood 'woke', ha comenzado a censurar distintos libros y sigue buscando aprovechar su relación Elon Musk para conquistar el espacio.
Además, pese a las críticas sobre su comportamiento, sus políticas están dando que hablar. En apenas unos días, ha amenazado con comprar Groenlandia y el Canal de Panamá, fantaseado con convertir Gaza en la Riviera de Oriente Medio y tachado de “dictador” al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a quien culpa del inicio de la guerra. Y ahora su nuevo objetivo parece ser Boeing.
Trump desata la guerra contra Boeing por el coste del nuevo Air Force One y busca nuevas empresas
La multinacional aeronáutica, encargada del icónico Air Force One, ha retrasado la entrega de dos nuevas unidades, algo que ha sacado de quicio al mandatario. Durante un vuelo en uno de los actuales aviones presidenciales, con más de 35 años a sus espaldas, Trump no dudó en criticar los retrasos. "No, no estoy contento con Boeing. Les está llevando demasiado tiempo. Adjudicamos ese contrato hace mucho, podríamos comprar un avión o conseguir uno, o algo así", declaró a los periodistas.
Eso sí, dejó claro que Airbus, su competidor directo, está descartado. "No, no consideraría Airbus por encima de Boeing, pero podríamos comprar uno usado y transformarlo", concluía. El contrato en cuestión se cerró durante su primer mandato (2017-2021) y contempla la entrega de dos aviones basados en el Boeing 747-8, adaptados para cumplir con los exigentes estándares de comunicación, seguridad y accesibilidad del presidente de Estados Unidos.
Inicialmente, la entrega estaba prevista para 2024, pero ahora se habla de 2027 o incluso 2028, el último año del actual mandato de Trump. La posibilidad de seguir viajando en los antiguos VC-25A —adaptados durante la Guerra Fría— hasta el final de su legislatura no parece entusiasmar al presidente.
Los retrasos han tenido un coste millonario para Boeing. La renegociación del contrato impuesta por Trump en su primera etapa, debido al elevado coste inicial, ya impactó negativamente en las cuentas de la empresa. Y 2024 no ha sido precisamente un año brillante para la compañía, que registró pérdidas por valor de 11.800 millones de dólares (11.200 millones de euros), su peor resultado desde la pandemia de 2020.
Los problemas no terminan ahí. Un funcionario del gobierno estadounidense reveló a Reuters que la cadena de suministro también ha sufrido contratiempos, con varios fabricantes de piezas cerrando sus puertas. A esto se suman los continuos cambios en los requisitos. Uno de los más recientes ha sido impulsado por el propio Trump: eliminar la capacidad de repostar en pleno vuelo, una característica clave de los VC-25A diseñada en plena Guerra Fría.
Cabe recordar que el término Air Force One no designa a un avión específico, sino que se aplica a cualquier aeronave de la Fuerza Aérea estadounidense que transporte al presidente. La denominación se adoptó en 1954, después de que un avión que trasladaba al presidente Dwight D. Eisenhower coincidiera en el espacio aéreo con una aerolínea comercial que tenía el mismo número de vuelo.
