Una reciente encuesta en Japón ha arrojado luz sobre una tendencia reveladora: para muchas mujeres japonesas, el hábito menos atractivo en una pareja es el gasto excesivo en videojuegos. Así lo reveló la empresa Biz Hits tras consultar a 505 personas (363 mujeres y 142 hombres), donde el 13,3 % de las mujeres encuestadas colocó los videojuegos por encima incluso de las apuestas o los lujos como fuente de rechazo sentimental. En un país donde los juegos “gacha” y los títulos “free to play” son populares, este resultado pone sobre la mesa preocupaciones sobre responsabilidad financiera y estabilidad de pareja.
Piensan que derrochan el dinero en videojuegos
Este tipo de juegos, que invitan al usuario a gastar dinero en micropagos para conseguir mejoras aleatorias, cosméticos o personajes, ha sido comparado por expertos con sistemas de apuestas encubiertos. “Mi pareja me pidió dinero para llegar a fin de mes, pero luego lo gastó en un juego para móviles”, declaró una de las participantes. Otro testimonio mencionó su incomodidad al ver cómo su pareja invertía cantidades importantes en objetos virtuales. No se trata solo de jugar, sino del patrón de gasto impulsivo y acumulativo que puede afectar las finanzas compartidas.
El estudio también reflejó una conclusión más amplia: el 95,6 % de los encuestados cree que las diferencias en el manejo del dinero influyen negativamente en la relación. De hecho, el 63,7 % admitió que la calidad de la relación depende directamente de los hábitos financieros. En este contexto, los videojuegos se han convertido en una señal de alerta no tanto por su contenido, sino por la frecuencia y el monto del gasto que pueden generar, especialmente en hombres jóvenes.
Otro punto de fricción identificado fueron las apuestas tradicionales, como el pachinko o las carreras de caballos, que recibieron un 9,1 % de menciones negativas por parte de las mujeres. Aunque menos citado que los videojuegos, este tipo de juego también implica riesgos conocidos como el endeudamiento, la evasión de responsabilidades básicas y la inestabilidad familiar. En palabras de algunos participantes, es habitual ver parejas donde uno de los miembros antepone estos gastos incluso a necesidades esenciales.
En definitiva, el estudio no es una crítica a los videojuegos per se, sino al uso problemático del dinero vinculado a ellos. Para muchas mujeres japonesas, el juego no representa una evasión inocente, sino un síntoma de falta de madurez financiera. Y en una sociedad donde el costo de vida y la planificación son cruciales para el futuro en pareja, ese detalle se convierte en un factor decisivo.
