El 1 de enero de 2026 marcará un antes y un después en la normativa de Tráfico española. No es una actualización menor ni un simple matiz legal: es un giro de volante que transforma por completo la forma en la que señalizamos una avería o un accidente en carretera. Los triángulos, compañeros inseparables durante décadas, ceden el protagonismo a las balizas V-16 conectadas. Un cambio polémico -y rentable para algunos- que, según remarca la DGT, ya no admite marcha atrás.
“El futuro no espera”: la DGT cierra la puerta a los triángulos y refuerza la baliza V-16
"Queda claro". Así lo sentenció Pere Navarro, director de Tráfico, durante la presentación del Informe de Seguridad Vial 2025 de Dekra en la sede de Fundación Mapfre. Sin medias tintas: no habrá prórrogas, no habrá excepciones y el país lleva años avisado. Lo cierto es que la hoja de ruta oficial arranca en 2021, cuando se aprobó el futuro reemplazo de los triángulos, aunque Navarro omite un matiz importante: en aquel momento nadie sabía que solo serían válidas las balizas capaces de conectarse con la plataforma DGT 3.0. Esa letra pequeña no llegó hasta 2023. Resultado: miles de conductores que se adelantaron al cambio tendrán que pasar por caja otra vez.
El discurso de la DGT lleva tiempo pivotando sobre un mismo argumento: salir del coche para colocar un triángulo es una maniobra peligrosa. Tráfico insiste en que la baliza, al poder colocarse desde la ventanilla sin pisar el asfalto, reduce riesgos. También apuntan a una cifra muy repetida: una veintena de muertes al año asociadas a bajar del vehículo en carretera. Sin embargo, los datos oficiales no especifican cuántos de esos casos se produjeron al colocar un triángulo y cuántos por otras circunstancias.
Aunque la baliza pueda colocarse desde el interior, desde 2023 la normativa obliga a que los ocupantes se sitúen en un lugar seguro fuera del coche siempre que exista uno. Solo si no lo hay deben permanecer dentro, con el cinturón puesto. Es decir: la imagen idílica de “nadie sale del vehículo” tampoco es del todo real.
Las reticencias no vienen solo de asociaciones de conductores. Desde la AUGC, consultada por Xataka, advierten de incidentes ya registrados cuando la baliza V-16 ha sido el único elemento de aviso. A esos temores se suma la voz de expertos en seguridad vial como José Lagunar, que apuntan a dos problemas recurrentes: la escasa visibilidad de la baliza a plena luz del día y la autonomía mínima de 30 minutos, insuficiente si la grúa o los servicios de emergencia tardan más de la cuenta. En esas situaciones -advierten- el conductor queda en tierra de nadie.
Y el marco sancionador añade otro ingrediente al debate. No llevar la baliza, no usarla o recurrir a los triángulos como único recurso puede acarrear una multa de unos 80 euros o más. Aun así, la AUGC recomienda conservar los triángulos en el maletero: no están prohibidos y pueden ser útiles en carreteras secundarias, donde los cambios de rasante o las curvas cerradas hacen que la baliza pierda eficacia mucho antes de lo que dicta el manual.
El 1 de enero de 2026 no solo desaparecen los triángulos tal y como los conocíamos; también se inaugura una nueva forma de señalizar el peligro. Una transición discutida, cargada de matices y que, pese a las dudas, ya tiene fecha, sello y destino: obligatorio y sin vuelta atrás.
