Hace más de un siglo, Prototaxites fue considerado uno de los enigmas más fascinantes y enigmáticos del registro fósil. Estos gigantes del Paleozoico, inicialmente clasificados como árboles y posteriormente como hongos, han desafiado la taxonomía convencional durante décadas.
Hoy, un nuevo estudio reabre la discusión sobre su verdadera naturaleza y podría reescribir parte de la historia evolutiva de la Tierra. Durante años, los paleontólogos se decantaron por la hipótesis de que eran hongos, ya que no realizaban la fotosíntesis y parecían absorber carbono de otros organismos.
Alcanzaban los ocho metros de altura
Sin embargo, la estructura maciza y ramificada de estos seres, que podían alcanzar hasta ocho metros de altura, siempre sugirió un origen más complejo, tal vez perteneciente a una rama extinta y aún desconocida del árbol de la vida. El reciente análisis de los fósiles de Prototaxites taiti, obtenido del yacimiento de Rhynie Chert en Escocia, ha puesto en tela de juicio las conclusiones tradicionales.
A pesar de mostrar similitudes morfológicas con estructuras fúngicas, los investigadores no hallaron evidencia de quitina, un componente esencial de las paredes celulares de los hongos. En cambio, la firma química hallada se asemeja más a la lignina, un polímero típicamente asociado a las plantas vasculares, lo que abre la posibilidad de que estos organismos representen un grupo eucariota completamente nuevo y extinto.

Este hallazgo tiene importantes implicaciones para la comprensión de los procesos evolutivos que dieron lugar a la diversidad de la vida en el planeta. Si los Prototaxites no encajan en la categoría de hongos, sino que constituyen una línea evolutiva separada, ello podría alterar el relato sobre la transición de organismos unicelulares a formas multicelulares y el desarrollo de sistemas de nutrición complejos en la Tierra prehistórica.