Durante años, Lindsay Lohan fue más conocida por sus escándalos que por sus papeles, pero algo cambió en 2022. Aquel año, la actriz reapareció como protagonista de una comedia navideña en Netflix con un rostro que no solo parecía más joven, sino también más sereno. Detrás de ese renacer físico, que muchos califican de milagro estético, está Radmila Lukian, fundadora de Lucia Clinic en Dubái, la dermatóloga favorita de las celebrities internacionales. Hay quien dice que lo suyo no es medicina estética, sino una suerte de necromancia de lujo con bisturí invisible.
'La sustancia' de los famosos
Lohan, que vive en Dubái desde 2014, se ha convertido en uno de los rostros recurrentes en las publicaciones de Lukian, junto a figuras como Naomi Campbell y Eva Longoria. Pero si algo ha llamado la atención no es solo la cartera de clientes, sino el resultado: una transformación radical que evita los signos típicos de la cirugía y apuesta por un efecto “indetectable”. En sus redes, Lukian defiende el “L-Lift Method”, un tratamiento no invasivo que actúa en todas las capas de la piel, y que —si tomamos a Lohan como ejemplo— podría competir con hechizos de reanimación dignos de Diablo o World of Warcraft.
Aunque oficialmente su especialidad es la dermatología, no la cirugía plástica, su alcance va más allá de cremas y peelings. El secreto, según algunos expertos en medicina estética consultados por Tatler y Harper’s Bazaar, podría estar en su dominio de la tecnología regenerativa, que incluye técnicas como radiofrecuencia fraccionada, bioestimulación con factores de crecimiento y rellenos avanzados con efecto reverso. Todo ello aplicado con una filosofía clara: revertir sin que se note. Como si en lugar de envejecer, sus pacientes simplemente volvieran de un largo sueño criogénico.
La idea de que Lukian es una especie de "nigromante pop" no es solo un recurso humorístico. En un mundo donde la imagen se recicla y revive con el mismo fervor que las franquicias de Hollywood, los profesionales capaces de borrar el paso del tiempo sin dejar cicatrices se convierten en figuras casi míticas.
El fenómeno de esta doctora se inscribe en una tendencia más amplia: la del rejuvenecimiento silencioso, donde la técnica supera al bisturí y el objetivo no es parecer de 25 años, sino la mejor versión posible de uno mismo. Llamadlo magia, ciencia o simplemente un excelente marketing, pero lo cierto es que, si alguna vez Hollywood necesitara una asesora para zombis de lujo, la tendría que buscar en Dubái. Y es probable que, entre bótox y ácido hialurónico, Lukian ya tenga el hechizo perfecto.















