Todo empezó como un idilio. En 2013, Mark Zuckerberg surfeaba en las costas de Kauai, la más salvaje y remota de las islas hawaianas. Un año después, compraba su primer lote de terreno. Desde entonces, el fundador de Facebook y actual CEO de Meta ha levantado allí un complejo privado del tamaño de una ciudad pequeña, flanqueado por muros altos, con sistemas de autosuficiencia energética y, según reveló Wired, con su propio búnker antinuclear enterrado bajo tierra. Un refugio de lujo para el fin del mundo.
Pero lo que Zuckerberg no podía prever es que, bajo parte de las 400 hectáreas que acaba de sumar a su ya descomunal finca, se encontraba un cementerio ancestral. En Hawái, los restos humanos reciben el nombre de iwi, y su profanación no es solo un asunto legal, sino espiritual. Las comunidades nativas no han tardado en alzar la voz.
Zuckerberg desata la polémica en Hawái al construir sobre un cementerio ancestral: "No respeta nada"
Uno de ellos, Julian Ako, lleva años visitando la zona para rendir homenaje a sus antepasados. Cuando se enteró de que esas tierras eran ahora propiedad de Zuckerberg, pidió permiso para seguir accediendo. Tras meses de conversaciones, Meta accedió: le permitieron entrar y colocar un cercado alrededor de las tumbas, que ya figuran en los registros oficiales de conservación. No son pocos los que ven esto una falta de respeto.
Según Brandi Hoffine Barr, portavoz de Zuckerberg, los trabajadores del magnate están obligados a informar de cualquier hallazgo de iwi. El problema es que nadie puede garantizar que no haya otros enterramientos, más antiguos o mal documentados, que corran peligro durante la expansión de las obras. Básicamente, nadie sabe qué se oculta en estas tierras, una zona especial para la cultura local.
Zuckerberg, que lucha por la supremacía de la inteligencia artificial, ha invertido ya más de 300 millones de euros en su paraíso fortificado, según Wired. Ha construido casas que multiplican por diez el tamaño medio de una vivienda en Hawái, y lo ha hecho en una de las islas más espirituales del Pacífico. Puede que busque refugio para el colapso global, pero ha despertado a los espíritus del pasado. Y esos no entienden de criptografía ni firewalls.















