Todo apuntaba a que los Premios de la Academia estaban en plena remontada. Tras tres años consecutivos de crecimiento, parecía plausible que la 97ª edición pudiera superar la simbólica barrera de los 20 millones de espectadores.
La presencia de Conan O’Brien como maestro de ceremonias, sus chistes y bromas, y un guion más ágil y desenfadado invitaban al optimismo. Sin embargo, la realidad ha sido otra: los Óscar 2025 han vuelto a perder audiencia, confirmando que la era dorada de la gala sigue siendo cosa del pasado.
Golpe a los Óscar: tras crecer tres años seguidos, caen a su tercera peor cifra de audiencia
Según los datos de Nielsen, 18,1 millones de espectadores en Estados Unidos siguieron en directo la ceremonia a través de ABC y las plataformas de streaming de Disney, como Hulu y Disney+, en la que arrasó Anora. Un dato que, pese a consolidarse como el evento no deportivo más visto de la temporada, supone un descenso del 7% respecto a 2024, cuando la gala atrajo a 19,5 millones de televidentes. También queda por debajo de la edición de 2023, que registró 18,8 millones.
Con estas cifras, los premios de la Academia de Hollywood firman su tercera peor audiencia histórica. Solo las ediciones de 2022, que cayó hasta los 16,6 millones, y la de 2021, con el fatídico récord mínimo de 10,4 millones, han tenido un rendimiento inferior. Aunque la gala de este año evitó un desplome similar, la tendencia sigue sin ser halagüeña para la Academia.
No es un fenómeno aislado. Las entregas de premios llevan años luchando contra el desinterés del público, una crisis que afecta tanto a los Globos de Oro como a los Emmy. La fragmentación de audiencias, el auge del streaming y el cambio de hábitos de consumo han convertido estos eventos en sombras de lo que fueron. Ni los intentos por revitalizar el espectáculo ni la apuesta por anfitriones carismáticos parecen ser suficientes para recuperar el esplendor perdido. Para muchos, ni siquiera las películas nominadas están a la altura.
Con la industria cinematográfica en plena transformación y el streaming imponiendo nuevas reglas del juego, la pregunta sigue en el aire: ¿podrán los Óscar reinventarse antes de perder su relevancia definitiva? Quien sabe.
