Viajar forma parte del día a día de las personas y las familias. Si bien antes esto era considerado un lujo, ahora cualquiera puede recorrerse el mundo gracias a las grandes facilidades que se ha dado al turismo con el paso de los años. Muchos países protestan por la masificación y el exceso de turistas en sus calles, como Grecia o Japón, y hay algunos que hasta han incorporado leyes para preservar el orden en sus calles.
Pese a que existen mil y un destinos para visitar, ninguno se parece a este pequeño país oculto en las montañas del Himalaya conocido como el Reino de la Felicidad. Con una superficie de 40 994 km² y una población inferior a los 800 000 habitantes, Bután es uno de los países más pequeños y con menos población del planeta, pero con uno de los índices de felicidad más grandes que existen.
Las montañas del Himalaya ocultan un pequeño país con los habitantes más felices del mundo, pero no es fácil visitarlo
Bután es un país del sur de Asia que se sitúa en la cordillera del Himalaya, sin salida al mar y con un ambiente totalmente de montaña, resguardado en lo más alto con unos paisajes realmente alucinantes y una naturaleza envidiable. Con casi 790.000 habitantes, se trata de uno de los lugares más buscados por los turistas, pero la verdad es que acceder a este territorio no es tan fácil como parece.

Para combatir contra el turismo y evitar que Bután quede totalmente reinado por el mismo, con el impacto económico y social que eso supondría, se prohibió la entrada por cuenta propia al país, por lo que únicamente se puede visitar mediante agencias y compañías que estén autorizadas por el Gobierno para organizar el viaje y permitir la entrada de extranjeros. Y es, sobre todo, se busca el bienestar de los ciudadanos locales, preservando la autenticidad para mantener su historia y costumbres intactas.
El rey Jigme Singye Wangchuck, obsesionado en buscar precisamente la felicidad de su pueblo, añadió hace años una especie de medidor de la misma para ver si sus ciudadanos estaban conformes con todo; gastronomía, funcionamiento del país, comodidad, etc. El resultado fue brillante, puesto que solamente un 6,3%, según recogen desde AS, declaró no estar conforme. De modo que estamos ante un país donde se respira felicidad.
Su aislamiento, arte, religión (El 75,3% de la población es budista y el 22,1% hinduista) y cultura son un pozo de atracción por los turistas, pero como decíamos no es sencillo acceder al país, lo que convierte al territorio en uno de los más especiales del mundo y, a su vez, en uno de los más demandados de visitar.