Quentin Tarantino es un amante declarado del western, un género que ha influido profundamente en su cine y que ha sabido reinterpretar con su sello personal en Django desencadenado (2012) y Los odiosos ocho (2015). La venganza, la redención y la violencia estilizada han sido elementos recurrentes en su filmografía, muchas veces filtrados a través del prisma de su máximo referente en el género: Sergio Leone. Pero hay una película del oeste que, si bien es considerada un clásico, a Tarantino no le gusta: Centauros del desierto
"Lo detesto". El western legendario que Tarantino no soporta, aunque Spielberg y Scorsese lo veneran
Cuando hablamos de Tarantino, quizás la Trilogía del Dólar del director italiano Sergio Lone, especialmente El bueno, el feo y el malo (1966), ocupa un lugar privilegiado en su panteón cinematográfico, junto a las joyas de Sergio Corbucci. Pero si hay un clásico incontestable del western de esos intocables y queridos por la comunidad cinéfila que no entra en su canon personal, ese es Centauros del desierto (The Searchers, 1956) de John Ford, una de las películas más influyentes en la historia del cine estadounidense.

Mientras cineastas como Steven Spielberg y Martin Scorsese la consideran una obra maestra absoluta, Tarantino la ha descartado públicamente en varias ocasiones. "Nunca me gustó Centauros del desierto. Siempre pensé que era algo corrientito, salvo por el personaje de Ethan Edwards. Siempre me encantó la actuación de John Wayne en ella, pero nunca me gustó la película", declaró el cineasta en una entrevista con Deadline.

Las palabras del director de Pulp Fiction contrastan con la veneración que la película ha cosechado durante décadas. La cinta de John Ford, basada en la novela de Alan Le May, marcó un antes y un después en el western clásico al explorar la brutalidad de la frontera estadounidense con una profundidad psicológica que hasta entonces era poco común en el género. John Wayne encarna a Ethan Edwards, un antihéroe marcado por el odio y la obsesión, cuya búsqueda de su sobrina secuestrada por los comanches se convierte en un viaje al abismo de su propia violencia.
Spielberg ha citado la película como una influencia directa en su cine, especialmente en Encuentros en la tercera fase (1977), y Scorsese ha señalado su impacto en la construcción de personajes complejos y moralmente ambiguos. Aun así, Tarantino sigue sin encontrar en Centauros del desierto lo que otros ven en ella: "No me gusta la película tanto como a ellos. De hecho, me he acostumbrado bastante a ella con los años. Pero, ¿qué fue exactamente lo que hizo que gustara tanto en los años 60 y 70? No lo sé", confesó.
Para Tarantino, que no tiene filtros en decir lo que piensa, la clave del filme radica en la complejidad de Ethan Edwards, un personaje icónico cuya sombra se extiende hasta el cine moderno. Y aunque reconoce su impacto, su fascinación por el western sigue orbitando en torno a otros astros: Leone, Peckinpah y Hawks, cineastas que, a su juicio, encapsularon mejor la crudeza, la épica y la ironía del género.