Aunque pueda parecer ciencia ficción, la posibilidad de recibir una señal de una civilización extraterrestre es un escenario para el que la NASA ya tiene un plan de acción. Desde 1989, la agencia espacial estadounidense y otras entidades científicas han consensuado un protocolo de respuesta internacional en caso de detectar una señal con origen claramente artificial.
El procedimiento, aunque técnico y cauteloso, establece pasos muy definidos: lo primero es descartar cualquier causa natural y, si se confirma el carácter tecnológico, informar a las Naciones Unidas. El objetivo es claro: evitar reacciones impulsivas, coordinar la respuesta global y mantener la transparencia ante un hallazgo que cambiaría para siempre nuestra comprensión del universo.
Un protocolo en caso de contacto extraterrestre
Ese primer marco de actuación, conocido como el “Protocolo de Postdetección”, también contempla la formación de un comité internacional compuesto por expertos en astronomía, comunicación, política y diplomacia científica. Este grupo sería el encargado de interpretar los datos, asegurar su veracidad y decidir cómo y cuándo hacer pública la información. Además, se establecería la protección legal de las frecuencias desde las que proviene la señal, mediante acuerdos con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, para evitar interferencias o sabotajes.
Pero el protocolo, vigente desde hace más de tres décadas, tiene un talón de Aquiles: no contempla la velocidad vertiginosa con la que hoy circula la información a través de redes sociales, foros y plataformas digitales. Así lo advierten los investigadores del SETI Post Detection Hub de la Universidad de St. Andrews, en un estudio reciente publicado en arXiv. Este grupo sostiene que, en un contexto de viralización inmediata y desinformación rampante, una filtración o una mala interpretación inicial podría tener consecuencias impredecibles. Por ello, reclaman una actualización urgente que contemple mecanismos de reacción rápida, comunicación clara y estructuras de gobernanza adaptadas al siglo XXI.
La propuesta incluye la creación de un sistema internacional que no solo esté formado por astrofísicos, sino también por expertos en gobernanza global, gestión de crisis, comunicación pública y diplomacia internacional. El hallazgo de una inteligencia ajena a la Tierra no sería solo una noticia científica, sino un evento cultural y geopolítico de primer orden. En este sentido, la NASA, debido a su liderazgo y credibilidad, debería asumir el papel de coordinadora global, invirtiendo en tecnologías de detección más precisas y en estructuras que faciliten la cooperación entre gobiernos y organismos multilaterales.
Como ya advertía la propia NASA en un artículo de Nature en 2021, la humanidad debe prepararse no solo para la posibilidad del contacto, sino para gestionar correctamente la presentación pública del hallazgo. Un falso positivo o una comunicación mal gestionada podría erosionar gravemente la confianza en la ciencia. Si alguna vez llega la llamada desde otra civilización, lo que hagamos en los primeros minutos, horas y días no será solo una cuestión técnica: será el mayor reto de coordinación planetaria de nuestra historia.
