Parecía algo imposible y que jamás iba a suceder. Pero ha terminado ocurriendo. España ha sufrido un apagón colosal que ha dejado sin luz y sin comunicaciones -con la excepción de la radio- e internet a la Península Ibérica.
¿Qué ha ocurrido? ¿Qué es el cero energético? ¿Por qué se mira a las energías renovables como parte del problema? Son muchas las preguntas y, de momento, muy pocas las respuestas. Si en España no se ha podido evitar el problema, parece que en Estados Unidos, en concreto en una pequeña isla secreta frente a la costa de Nueva York, llevan años preparándose para un gran apagón: Plum Island puede ser la clave para evitar el colapso energético en un futuro.
La isla deshabitada que puede ser la clave contra un colapso eléctrico a gran escala como el sufrido en España
Se llama Plum Island, mide apenas 3,4 kilómetros cuadrados y ha sido uno de los enclaves más herméticos de Estados Unidos. Pero la verdad —como suele ocurrir— supera con creces la ficción. Lejos de abducciones o experimentos genéticos, lo que ocurre allí tiene más que ver con nuestra supervivencia moderna.
DARPA, el brazo tecnológico del Pentágono, utiliza la isla como campo de pruebas para ensayar uno de los escenarios más temidos por cualquier gobierno: un colapso total de la red eléctrica. Un ataque informático, un sabotaje masivo, un corte de suministro que desencadene un "evento cero" -sí, como la serie de Netflix- donde las infraestructuras digitales caen con ellas. La reciente caída del sistema energético en España sirve como crudo recordatorio de lo vulnerables que seguimos siendo a este tipo de problemas.
Plum Island está completamente cerrada al público. Allí, la NSA, el FBI y otros organismos especializados en ciberdefensa simulan el infierno: piratas informáticos controlando la electricidad del país. Según reveló Walter Weiss, uno de los responsables de DARPA que rompió el habitual silencio institucional, Estados Unidos sabe con certeza que grupos de ciberdelincuentes rusos han logrado penetrar en sectores críticos como la energía nuclear o la red eléctrica nacional. Hasta ahora, afortunadamente, nunca han ido más allá de la intrusión. Pero la amenaza es real, y su posible impacto, devastador.
"Lo que nos aterra", explicó Weiss, "es que una vez pierdes el control del suministro eléctrico, restaurarlo se convierte en una misión casi imposible. Y si ocurre durante un ciberataque, directamente no puedes fiarte de los dispositivos que necesitas para levantar de nuevo la red".
El último recurso: volver a lo analógico para salvar lo digital
En Plum Island no hay acceso a comunicaciones externas durante los ejercicios. Dos veces al año, los equipos de DARPA simulan un ataque coordinado: un grupo intenta sabotear los sistemas, otro lucha por restablecerlos. Lo hacen con generadores, tecnología obsoleta y protocolos manuales. La clave es la coordinación y la rapidez. Cada minuto sin energía podría suponer el fallo en sistemas médicos, logísticos o de defensa.
Está cada vez más claro: la batalla por la seguridad energética ya no se libra en centrales ni en líneas de alta tensión con armas, sino en servidores, satélites y líneas de código. Y si llega el día en que alguien decida apagar la luz, es posible que un puñado de ingenieros en una isla deshabitada sean lo único que impida el colapso.
