Ningún gran estreno escapa a la polémica, y los filmes de Christopher Nolan no son la excepción. La Odisea lleva acaparando titulares desde su anuncio, confirmándose incluso su apuesta por las cámaras IMAX y su éxito en la preventa de entradas. Sin embargo, esta vez el conflicto va más allá de las habituales controversias virales o debates superficiales. Tras enfrentar críticas por detalles como los acentos del reparto encabezado por Matt Damon, Nolan se encuentra ahora en el centro de una disputa de índole política, ligada a un conflicto internacional complejo y delicado.
La cuestión gira en torno a la ocupación marroquí del Sáhara Occidental, un territorio cuya soberanía está en disputa desde hace décadas. El detonante ha sido el anuncio, recogido por Variety, de que parte del rodaje de La Odisea tendrá lugar en Dajla, una ciudad saharaui bajo control marroquí. Esta decisión ha provocado reacciones críticas, entre ellas la del actor Javier Bardem, quien ha levantado su voz para exigir un cambio en los planes del director.
Javier Bardem reclama la paralización inmediata del rodaje de 'La Odisea' y exige a Warner que se retire del Sáhara Occidental
Bardem no se limita a criticar el rodaje; su mensaje en Instagram apunta directamente a la situación de fondo: “Durante 50 años Marruecos ha ocupado el Sáhara Occidental, expulsando al pueblo saharaui de sus ciudades. Dajla es una de ellas, convertida en destino turístico y ahora en plató cinematográfico, en un intento evidente por borrar la identidad saharaui.” Para el actor, esto no es solo una cuestión territorial, sino una injusticia avalada por gobiernos occidentales, incluido el español. En su llamado, recomienda a sus seguidores ver Hijos de las nubes, la última colonia (2012), documental que aborda con detalle esta problemática y en el que participaron figuras como Carlos Bardem, Elena Anaya y Manu Chao.
Las primeras voces de rechazo hacia Nolan surgieron la semana pasada desde el FiSahara, el festival de cine que tiene lugar en los campos de refugiados saharauis en Argelia. María Carrión, directora del certamen, fue contundente: “Rodar parte de La Odisea en un territorio ocupado, considerado ‘desierto periodístico’ por Reporteros Sin Fronteras, significa, tal vez sin intención, colaborar con la represión marroquí hacia el pueblo saharaui.” Para Carrión, el equipo de Nolan debería ser consciente de que en esa zona, los saharauis no tienen siquiera la libertad de contar sus propias historias a través del cine.
La situación actual del Sáhara Occidental sigue siendo tensa y fragmentada, dividida de facto entre Marruecos y Mauritania desde la retirada española en 1976. La polémica se ha reavivado no solo con La Odisea, sino también con otros rodajes recientes en la región, como Sirat, del director Óliver Laxe, que ha recibido críticas similares por ignorar o silenciar un conflicto largo, doloroso y, por ahora, sin solución a la vista. Así, la superproducción de Nolan se encuentra en medio de un debate que trasciende el cine, abriendo una ventana incómoda sobre un conflicto olvidado por muchos, pero vivo y urgente para otros.















