De streamer a dependiente, de bombero a heladero, y ahora, recolector de residuos. Ibai Llanos continúa explorando oficios que rara vez reciben reconocimiento público, alejados por completo del mundo digital que lo ha convertido en una de las figuras más influyentes del entretenimiento online.
Antes de la polémica quinta edición de La Velada del Año, En su último vídeo de YouTube, el creador de contenido bilbaíno se sube a un camión de basura en Premià de Dalt (Barcelona) para vivir, por unas horas, la realidad de un trabajo invisible pero esencial.
“Me miraban mal”: la experiencia de Ibai Llanos tras trabajar como basurero por un día
Con el humor que le caracteriza, Ibai bromea con que “ya tocaba trabajar con casi 30 años”, justo antes de enfundarse el uniforme y embarcarse en una jornada de recogida de residuos con dos profesionales del sector.
La experiencia, más allá de lo anecdótico, le sirve para lanzar una crítica social sobre cómo tratamos —o ignoramos— a quienes sostienen los engranajes básicos de nuestra vida urbana. Y no, no se trata de una exageración.
“Se ha formado una fila de coches y me he sentido juzgado”, confiesa el streamer, tras comprobar cómo el camión generaba tráfico y cierta hostilidad entre los conductores. España genera anualmente más de 22 millones de toneladas de residuos urbanos, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.
De ellos, casi el 60 % no se recicla correctamente, una realidad que Ibai constata en su ruta: contenedores mal usados, objetos en el suelo, y una falta de civismo que acaba sobrecargando a quienes limpian lo que otros descuidan. “Aprendes a valorar lo que hacen”, comenta Llanos durante un descanso. “La gente lo deja todo tirado y luego te pitan porque tardas”, indica el streamer.
El vídeo no se queda solo en la anécdota. Ibai visita una planta de residuos y presencia cómo, en apenas unas horas, se acumulan más de 1,2 toneladas. Agotado pero satisfecho, cierra con un mensaje claro: “Nunca he pitado a un camión de basura porque no tengo carnet, pero si voy con alguien, le diré que no lo haga. A partir de ahora, tengo empatía con ellos”.
Más que una performance, el clip —que superó el millón de visualizaciones en cuestión de horas— se convierte en una llamada de atención. Ibai, con el altavoz que le da su plataforma, no solo dignifica el oficio, sino que propone, con sorna y razón, algo que muchos piensan y pocos dicen: “Deberían cobrar más”.
