Estamos en un punto de no retorno climático. Pero si bien la mayoría de previsiones hablan de un grave aumento de las temperaturas, pocas son aquellas las que explican un descenso gradual en las estaciones más frías. ¿Cómo saber si hará más o menos frío en España? Pues según los estudios más sólidos y fiables, mirando a Siberia.
2025 nos regala una de esas excepciones dentro del complejo mundo del clima. Mientras el planeta se calienta a un ritmo sin precedentes y el hielo ártico se derrite hasta cifras históricas, el norte de Eurasia muestra algo sorprendente: la nieve cubre más territorio que en años recientes. No, no estamos exagerando. El hemisferio norte registra 15,59 millones de kilómetros cuadrados de nieve, un dato que impacta, sobre todo, por lo que significa para ecosistemas ya al límite.
Pero para España, esta extensión puede ser más que una curiosidad científica: podría traducirse en un invierno con condiciones muy especiales.
Siberia anticipa el invierno español: 15,59 millones de km² de nieve marcan el camino
¿Siberia afectando nuestro clima? La conexión no es intuitiva, pero existe. A finales de los 90, Judah Cohen, climatólogo del MIT, empezó a estudiar cómo el grosor del manto de nieve siberiano previo a noviembre podía predecir el comportamiento del clima en Europa y América del Norte. Tras años de análisis, lo que parecía un hallazgo anecdótico se convirtió en el Siberian Snow Advance Index (SAI), un indicador respetado por la comunidad científica.
El funcionamiento es elegante en su sencillez. Una Siberia cubierta de nieve refleja más luz solar, enfría el suelo y fortalece el anticiclón siberiano. Esa presión extra en la atmósfera superior provoca patrones que empujan aire frío hacia el sur y atraen borrascas hacia latitudes medias. En otras palabras: nieve abundante allí, más frío y más lluvia aquí. Los mapas de Rutgers Global Snow Lab lo confirman: la nieve a finales de 2025 es más extensa de lo habitual.
Para España, esto se traduce en una mayor probabilidad de olas de frío y episodios de lluvia más intensos, gracias a un vórtice polar debilitado y una AO negativa. A nivel global, estos datos son un aviso: energía, agricultura e infraestructuras deben prepararse ante posibles complicaciones climáticas.
¿Significa que nos espera un invierno extremo? No es tan simple. La meteorología siempre juega con múltiples variables: la falta de hielo ártico, los patrones oceánicos y otros procesos atmosféricos pueden suavizar o intensificar el efecto. Aun así, la señal siberiana es clara: si se mantiene hasta noviembre, España podría enfrentarse a un invierno más movido de lo habitual.















