Superman ha llegado a la taquilla combatiendo contra Jurassic World Rebirth y obteniendo grandes cifras en países como Estados Unidos, donde ha arrasado. Se trata de la versión de James Gunn del personaje de DC, que dará pie al universo cinematográfico de los héroes de la editorial junto a Warner si el público apoya su propuesta.
Pero Superman, más allá de la versión de Zack Snyder, lo cierto es que el camino del héroe en el cine ha sido muy dispar. ¿Qué hace falta para destruir a un superhéroe? En los cómics, las respuestas son muchas y variadas: kriptonita, magia, realidades alternativas o villanos con nombres impronunciables. Pero en el cine, la fórmula es bastante más sencilla: presupuestos raquíticos, productores sin filtro y el deseo enfermizo de exprimir una franquicia hasta dejarla seca.
Y si no, que se lo digan a Superman, que en 1987 sufrió su mayor humillación fílmica en Superman IV: En busca de la paz, una película tan mala que consiguió lo impensable: mandar al superhéroe más popular del planeta al exilio cinematográfico durante casi dos décadas.
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Tras el tropiezo de Supergirl (1984) y la decepción de Superman III, los productores Alexander e Ilya Salkind decidieron vender los derechos del personaje. ¿Y quién se abalanzó sobre ellos como si no hubiera un mañana? Menahem Golan y Yoram Globus, fundadores de Cannon Films, una compañía que en los 80 se movía entre la genialidad y el desastre. Lo mismo producían cine de autor con Godard y Konchalovski que vendían carteles de películas que aún no existían en el mercado de Cannes. Un caos glorioso que acabó siendo su perdición.
Con cinco millones de dólares y muchas ganas de impresionar, Cannon se hizo con Superman y se preparó para lanzar su superproducción definitiva. Solo necesitaban un rostro familiar, y ese era, cómo no, el de Christopher Reeve. El actor estaba desencantado con el rumbo de la saga, pero Cannon supo tocarle el ego: le ofrecieron protagonizar y desarrollar la historia, además de financiar su proyecto soñado, El reportero de la calle 42. Reeve aceptó y el desastre empezó a tomar forma.
Reeve quería una película con mensaje: Superman debía enfrentarse a la amenaza nuclear, en plena Guerra Fría. El problema es que, entre las buenas intenciones y el resultado final, se coló la tijera de Cannon. El presupuesto pasó de 36 a 17 millones de dólares, el rodaje se trasladó a un parque industrial británico con cuatro extras y doce palomas, y los efectos especiales daban más pena que gloria. “Si eso era Superman, deberíamos haber rodado en la calle 42. Pero acabamos bajo la lluvia, en una nave industrial”, recordaba el propio Reeve con amargura.
Y luego estaba el guion. La historia de Reeve fue adaptada por Lawrence Konner y Mark Rosenthal, quienes añadieron al villano más ridículo de la saga: el Hombre Nuclear, una especie de culturista rubio nacido de un pelo de Superman y la radiación solar. Lo interpretó el debutante Mark Pillow, aunque su voz la dobló Gene Hackman en postproducción. El resultado: combates que parecían una parodia involuntaria y un montaje final con 45 minutos mutilados, incluyendo a un primer Hombre Nuclear aún más ridículo que el definitivo.
Superman IV es, en muchos sentidos, un choque de trenes filmado a cámara lenta. Cannon estaba al borde del colapso financiero, y solo un acuerdo con Warner Bros. permitió estrenar la película. Tuvo alfombra roja en Londres con Carlos y Diana, pero eso no evitó el aluvión de críticas: “Más lenta que un cortejo fúnebre, más barata que las rebajas del súper”, sentenció The New York Times. Recaudó 36 millones, menos de la mitad que su predecesora, y dejó a Superman fuera del cine hasta 2006.
El más damnificado fue Christopher Reeve. Aunque El reportero de la calle 42 fue nominado al Oscar, la gloria fue para Morgan Freeman. Reeve, que lo había dado todo por devolverle la dignidad a Superman, quedó relegado a papeles menores hasta el accidente que le dejó paralítico en 1995. Sobre Superman IV, solo dijo una cosa: “Cuanto menos se hable de ella, mejor”. Y no podemos darle la razón más rápido.















