Stephen King no se anda con medias tintas: “La he visto y es fantástica. La Jungla de cristal para nuestro tiempo. Un thriller bipartidista”. Con ese mensaje, publicado en X, el autor bendijo públicamente la nueva adaptación de The Running Man que llega a cines el 14 de noviembre de 2025, una rara muestra de entusiasmo en alguien que no ha dudado en criticar versiones de su obra tan reverenciadas como The Shining.
El guiño a Jungla de cristal no es menor: sitúa la película en la liga de la acción pura con vocación de clásico popular, y, de paso, marca distancia con el recuerdo ochentero de Arnold Schwarzenegger.
Esta vez, King respira tranquilo porque el proyecto no es un “remake” del filme del 87, sino una lectura fiel de la novela que firmó como Richard Bachman. Al mando está Edgar Wright, que lleva años diciendo que quería adaptar el libro “de verdad”, y que aquí coescribe el guion con Michael Bacall. El propio Wright ha insistido en que su enfoque regresa a la premisa dura y satírica del original —un reality letal convertido en cacería a escala nacional— en lugar de la arena de gladiadores que popularizó la primera película.
De Bachman al filo de 2025
El protagonista es Glen Powell, lejos del “supercop” invencible: su Ben Richards es un padre empobrecido que entra en el juego por pura supervivencia y por conseguir dinero para medicinas, un subrayado social que conecta mejor con el Bachman más negro. Powell ha contado que incluso tuvo que pasar el “visto bueno” informal de King, y que el rodaje ha sido una carrera de fondo con más de un centenar de localizaciones y set pieces diseñadas como un road movie de huida constante. En el reparto se suman nombres como Colman Domingo, Josh Brolin, Lee Pace, Michael Cera y más.
El tráiler reciente deja claro el tono: persecuciones a pecho descubierto (a veces, literalmente), sátira mediática y una puesta en escena nerviosa que recuerda al Wright de Baby Driver, pero con colmillo político. La prensa especializada ya destaca que la película se aleja del “coliseo” ochentero para abrazar un retrato más sombrío de televisión basura, desigualdad y espectáculo punitivo, terreno donde King suele moverse con puntería profética. Que el propio escritor la compare con Die Hard apunta a un ritmo y una claridad espacial de la acción que podrían convertirla en el “crowd-pleaser” adulto del otoño.
King en racha, público en guardia
El contexto ayuda al hype: 2025 está siendo año grande para King en pantalla, con estrenos celebrados como The Monkey, The Life of Chuck o The Long Walk, y el inminente desembarco televisivo de It: Welcome to Derry, precuela que el autor también ha alabado tras ver su primer episodio. Ese clima de confianza da margen para que The Running Man compita no solo como espectáculo adrenalínico, sino como actualización incómoda de la relación entre audiencia, poder y violencia, justo cuando el “todo vale por un clip” parece marca de época.
Si su “DIE HARD para nuestro tiempo” se confirma, Wright habrá conseguido lo que prometía: desenterrar al Bachman más feroz y convertirlo en cine de acción con conciencia, de los que sobreviven al ruido del fin de semana y se quedan rebotando en la conversación. El 14 de noviembre sabremos si la cacería de Richards corre tanto como dice su creador.















