En los últimos compases de Ballerina, a continuación, obviamente hay SPOILERS, Eve se enfrenta a su verdadero enemigo: el Chancellor, líder de la secta que arruinó su infancia y que, con la ayuda de la Alta Mesa, controla a todo un pueblo con mano de hierro. Su confrontación no es solo personal, sino simbólica: Eve desafía el orden impuesto por esta élite criminal, lo que la convierte en un blanco a eliminar.
La tensión culmina con la muerte de Dex, el soldado más temido del Chancellor, gracias a la astucia de Eve y la intervención indirecta de John Wick. Este desenlace no solo cierra la historia de venganza de Eve, sino que refuerza la importancia del enfrentamiento entre los asesinos independientes y las estructuras de poder de la Alta Mesa.
John Wick es más que un cameo
La figura de John Wick en la película aporta un marco narrativo que conecta directamente este spin-off con la saga principal. Su aparición, con el dedo amputado —un detalle que sitúa los hechos entre John Wick 3: Parabellum (2019) y John Wick 4 (2023)—, refuerza la idea de que Eve actúa en un mundo que no perdona la independencia. Wick, consciente de la brutalidad del sistema y su propio cansancio, decide darle a Eve un margen para completar su venganza. Es un gesto de respeto y advertencia: Eve debe asumir las consecuencias de sus actos, incluso cuando la justicia es personal.
La muerte del Chancellor marca un punto de inflexión. Eve rechaza la idea de que el orden de la Alta Mesa sea inamovible, desafiando el discurso de que la violencia es el precio de la estabilidad. En ese momento, su identidad como Kikimora se consolida, pero también la convierte en un objetivo prioritario. La Alta Mesa, al ver que no pueden controlar a una asesina con tanta determinación, opta por ponerle precio a su cabeza: un contrato de cinco millones de dólares que aparece en la escena final, resonando en los teléfonos de varios personajes, incluido Winston, el icónico gerente del Continental.
El plano final, con Eve asistiendo a la función de ballet de Tatiana, es tan irónico como poético. Mientras ella contempla la belleza y la libertad artística, el sonido de los teléfonos suena como un himno fúnebre: la guerra no ha terminado. Esta escena simboliza la lucha interna de Eve: quiere dejar atrás la violencia, pero el mundo que habita no está dispuesto a dejarla ir. En el caso de Eve, la muerte del Chancellor no es el final, sino un nuevo comienzo en una vida de sangre y fuego.
Finalmente, Ballerina deja claro que Eve no es solo una sustituta de John Wick. Su historia de traumas y búsqueda de redención tiene suficiente peso para consolidarse como un personaje con su propio arco narrativo. El cierre abierto y la amenaza de la Alta Mesa anticipan un futuro donde las Kikimora podrían tener un papel más relevante, rompiendo las jerarquías establecidas.















