Si has entrado en Netflix seguro que la has visto entre las series más vistas. Hablamos de la miniserie de La Palma, una producción que inspirada en los hechos reales, ha generado una gran controversia en los últimos días, especialmente entre los espectadores españoles, quienes se sienten alienados por una representación de los eventos que se aleja de la realidad local. ¿Qué ha ocurrido?
La polémica de La Palma: ¿Es posible representar una tragedia sin perder el contexto cultural? La serie de Netflix despierta una oleada de críticas
El cine y la televisión a menudo nos enfrentan a tragedias humanas de una magnitud que nos resulta difícil de procesar, y la erupción volcánica de Cumbre Vieja en 2021 en La Palma no fue la excepción. El devastador desastre patrio, que dejó a la isla canaria bajo una capa de lava y cenizas, ha sido la inspiración de una nueva miniserie, producida por la televisión noruega, que nos cuenta la historia de una familia noruega atrapada en La Palma cuando el volcán entra en erupción durante unas vacaciones de Navidad.
A pesar de que la serie ha sido un éxito en audiencias, siendo la ficción más vista y comentada en varias listas de popularidad en más de 58 países según datos de FlixPatrol, las críticas no se han hecho esperar. Uno de los reproches más comunes que ha recibido la serie es la ausencia de personajes canarios, lo que ha dejado a muchos espectadores con la sensación de que la narrativa no refleja la realidad de la isla ni de sus habitantes. La serie está protagonizada por Thea Sofie Loch Næss, Ingrid Bolsø Berdal y Ólafur Darri Ólafsson, pero en los créditos se encuentran pocos nombres españoles, y aún menos de personas de La Palma o Canarias.
Esto último no ha pasado desapercibido, especialmente considerando que la tragedia afectó directamente a los isleños, que piensan que la representación de la isla en la serie deja mucho que desear. No obstante, una de las críticas más recurrentes en redes sociales es la forma en que La Palma presenta a la isla como un decorado turístico, más que como un espacio con una identidad propia, sumida en la tragedia. En la miniserie de Netflix, los personajes canarios son relegados a un papel de fondo, como si la erupción fuera una amenaza únicamente para los turistas, y no un desastre que cambió por completo la vida de una comunidad y marcó durante meses a todo un país.
A pesar de todo esto, los creadores han defendido su obra señalando que la serie fue conceptualizada antes de la erupción real de Cumbre Vieja. El equipo de rodaje se vio obligado a suspender el proyecto en cuanto comenzó la actividad volcánica, lo que les obligó a replantear parte de la producción para evitar parecer insensibles. Pero en La Palma, se presenta la isla como resort turístico lleno de "subalternos perezosos e incapaces", sin dar la debida importancia a la lucha y resistencia de los residentes locales durante la erupción. Para muchos, este tipo de representaciones simplificadas no solo ignoran la complejidad de los sucesos -sobre todo de una tragedia de esta magnitud-, sino que también tienden a deshumanizar a las personas afectadas por la catástrofe, transformándolas en meras figuras de fondo.
Y lo cierto es que no es la primera vez que pasa, pues en Lo imposible (2012), por ejemplo, se presentó el tsunami del Océano Índico desde la perspectiva de una familia europea, relegando a las víctimas locales a un papel secundario.Todo esto sin entrar en cuestiones de guion o narrativa -que también deja mucho que desear-, o de producción y efectos especiales. Parece que, cuestiones de fidelidad a un lado, La Palma es un producto de bajo presupuesto más apto para un consumo rápido que para una reflexión profunda sobre los hechos. Y está siendo un éxito.















