La ciencia vuelve a demostrar que no hay límites cuando se mezcla biotecnología y construcción. Investigadores daneses han logrado un hito sorprendente: convertir el material más básico de nuestros edificios -el cemento- en un elemento capaz de generar energía. Sí, hablamos del primer “cemento vivo” del planeta, un conglomerante bacteriano que promete cambiar la forma en que pensamos sobre la arquitectura y la electricidad.
El cemento del futuro: científicos desarrollan un material 'vivo' que produce electricidad y lo cambia todo
El equipo de la Universidad de Aarhus, segunda institución más prestigiosa de Dinamarca, desarrolló un hormigón que integra el microbio Shewanella oneidensis, conocido por su capacidad de extraer electrones de su propia célula. Gracias a esta propiedad, las bacterias crean una red que almacena y libera energía eléctrica. Además, pueden sobrevivir tanto en entornos con oxígeno como sin él, lo que asegura la resistencia y durabilidad del material en condiciones extremas.
Pero, claro, todo ser vivo necesita alimento, y un bloque de cemento no es exactamente un buffet. Para mantenerlas activas, los científicos incorporaron un sistema microfluídico que suministra proteínas, vitaminas y sales minerales. Incluso permite reanimar bacterias que hayan muerto, devolviendo vida al propio cemento. Según Qi Luo, investigador principal del proyecto, esta técnica puede recuperar hasta un 80% de la capacidad energética del material, combinando propiedades estructurales y funcionales en un solo elemento.
Para demostrar su viabilidad, el equipo construyó seis bloques conectados de este cemento vivo, logrando generar suficiente electricidad para encender una lámpara LED. "Todavía queda mucho por recorrer, pero esto no es un simple experimento de laboratorio. El potencial de este material para la construcción del futuro puede ser revolucionario", explica Luo.
Lo que antes eran muros, cimientos o puentes inertes, podrían algún día convertirse en estructuras capaces de autoabastecerse de energía, abriendo la puerta a edificios inteligentes que generan electricidad sin necesidad de baterías externas. Un primer paso que mezcla ingeniería, biología y sostenibilidad, y que redefine la manera en que concebimos la infraestructura urbana.















