Dwayne “The Rock” Johnson ha sorprendido al público internacional con un cambio físico que pocos esperaban de alguien conocido por su imponente musculatura. El actor, de 53 años, presentó en el Festival de Venecia su nueva imagen, más delgada y estilizada, resultado de la preparación para interpretar a Mark Kerr, una leyenda de las artes marciales mixtas, en la película The Smashing Machine. Vestido con una camisa azul de seda estampada y pantalones rectos, Johnson acaparó las miradas en el evento Miu Miu Women’s Tales, donde muchos asistentes tuvieron que mirar dos veces para reconocerlo.
El cambio responde a un esfuerzo deliberado por dejar atrás su físico de superestrella de acción y acercarse a la apariencia real de Kerr, un luchador cuya vida estuvo marcada tanto por el éxito deportivo como por las adicciones y los problemas personales. Para lograrlo, Johnson no solo redujo peso de manera significativa, sino que también pasó horas en la sala de maquillaje aplicándose más de una docena de prótesis. El propio actor confesó en rueda de prensa que cada sesión de caracterización podía llevarle hasta cuatro horas, un sacrificio que asumió como parte del reto de alejarse de su zona de confort.
Del músculo al personaje
Las reacciones en redes sociales no tardaron en multiplicarse. Muchos fans celebraron su compromiso con el papel y bromearon con el contraste: “El rock se convirtió en la piedra” o incluso “ahora es The Pebble”. Otros, en cambio, destacaron la valentía de una estrella que ha construido buena parte de su identidad pública alrededor de un físico casi inmutable y que, por primera vez, se atreve a transformarse radicalmente en favor de la interpretación. “Un Dwayne irreconocible parece preparado para dar la mejor actuación de su carrera”, comentaba un usuario en X.
El proyecto está dirigido por Benny Safdie, conocido por Uncut Gems, y cuenta con la participación de Emily Blunt, que interpreta a la pareja de Kerr. La historia se centra en los años de gloria y caída del luchador en los circuitos de MMA a finales de los noventa, explorando no solo su brutal estilo dentro del ring, sino también su batalla contra la adicción a los analgésicos. Johnson explicó que aceptar el papel significaba también adentrarse en un terreno más oscuro y dramático, muy alejado de las películas familiares o de acción que han marcado su carrera en Hollywood.
El giro dramático
En su comparecencia en Venecia, el exluchador profesional se mostró emocionado por este nuevo camino. “Había una voz dentro de mí que decía: ‘¿Y si puedo hacer más? Quiero hacer más, ¿y cómo sería eso?’”, confesó. Para Johnson, The Smashing Machine representa una oportunidad de demostrar que puede ir más allá del carisma y la fuerza física que lo convirtieron en ídolo global. Ahora, lo que busca es reconocimiento como intérprete capaz de encarnar la vulnerabilidad y la complejidad de un personaje real.
El resultado final aún está por verse en pantalla, pero el simple hecho de que Johnson haya renunciado a su icónica figura para meterse en la piel de otro demuestra un compromiso con la autenticidad que podría marcar un antes y un después en su trayectoria.















