El escritor y académico de la RAE revive la sátira militar de Ivá, un clásico de los ochenta que marcó a toda una generación y aún hoy sigue arrancando carcajadas.
Historias de la puta mili
Arturo Pérez-Reverte no solo es novelista y académico de la RAE: también es un lector voraz que acostumbra a compartir sus pasiones culturales en redes sociales. Estos días ha sorprendido recomendando la relectura de Historias de la puta mili, el cómic satírico de Ivá (Ramón Tosas) que, a mediados de los ochenta, se convirtió en todo un fenómeno generacional.
“Estoy releyendo todo Historias de la puta mili, en la edición integral, y tengo que parar de vez en cuando a tomar aire porque me ahogo de la risa”, escribió el autor de El capitán Alatriste en su perfil de X. Para Pérez-Reverte, que también cumplió con el servicio militar obligatorio, el humor de Ivá sigue resultando tan certero como cuando se publicó por primera vez: “Lo clavó con mano maestra. A muchos de mi edad les traerá formidables recuerdos”.
La mili convertida en sátira corrosiva
La historieta nació en 1986 en las páginas de la revista El Jueves, en pleno auge del cómic satírico español tras la dictadura. Ivá retrató con ingenio la vida en los cuarteles: mandos incompetentes, maniobras sin sentido, comidas infames y guardias interminables. El sargento Arensivia, con su torpeza entrañable, se convirtió en el emblema de la serie y en un espejo de los absurdos que miles de jóvenes españoles vivieron durante el servicio militar obligatorio.
De las viñetas al cine y la televisión
El éxito fue inmediato. Historias de la puta mili no solo arrasó en kioscos, sino que dio el salto a otros formatos: fue llevada al teatro, adaptada al cine en 1993 con actores como Juan Echanove, Jordi Mollá o Achero Mañas, y hasta inspiró una revista propia, Puta Mili, dirigida a los reclutas que seguían pasando por los cuarteles en los noventa. La popularidad de la obra la consolidó como una de las grandes sátiras gráficas españolas junto a Makinavaja, otro de los grandes títulos de Ivá.
El legado de un genio truncado
Ramón Tosas, alias Ivá, falleció prematuramente en un accidente de tráfico en 1993, truncando una de las carreras más brillantes del cómic español. Sin embargo, su obra sigue viva en la memoria colectiva. Pérez-Reverte no es el único que reivindica su lectura: críticos e historiadores del cómic destacan cómo su humor corrosivo supo captar el espíritu de una España en transición, marcada por la mili obligatoria y un clima social de cambios.
