Seamos sinceros. Todos hemos soñado alguna vez con tener una pantalla gigante flotando delante de nuestros ojos mientras viajamos en metro o en el bus. Pues bien, tras varias semanas conviviendo con las XREAL One, venimos a contarte si ese sueño merece que te dejes más de 500 pavos (y no de Fornite) o si mejor esperas a que baje el precio de este tipo de tecnología.
Has visto cómo Tony Stark manejaba hologramas en el aire, cómo los personajes de Black Mirror vivían con pantallas integradas en sus retinas y cómo en Minority Report todo se controlaba con gestos. Las XREAL One no llegan a tanto (de momento), pero sí que consiguen algo que parecía imposible hace apenas unos años: meter un cine IMAX en un dispositivo de 84 gramos que cabe en tu bolsillo.
Especificaciones técnicas
- Pantalla dual Micro OLED Sony: 1080p por ojo
- Brillo: 600 nits
- Campo de visión: 50° (57° en versión Pro)
- Chip X1: latencia de 3ms, soporte 3DOF
- Audio: altavoces Bose integrados
- Peso: 84 gramos
- Conectividad: USB - C universal
- Precio: 549€
Lo que contiene la caja
¿Recuerdas la sensación de abrir tu primer smartphone? Las XREAL One buscan recrear ese momento mágico con un ‘packaging’ que quieren que sea especial. El estuche con forma de pastilla gigante protege las gafas cuando no estés viendo el último episodio de The Last of Us 2.
El diseño ha pegado un salto generacional respecto a modelos anteriores. Si las primeras gafas AR parecían el casco de un Stormtrooper, estas podrían pasar por las Ray-Ban que lleva Pedro Pascal en cualquier premiere. Vale, son algo más gorditas, pero ya no dan vergüenza ajena llevarlas por la calle.
Lo primero que hicimos fue conectarlas a nuestro PC y poner el trailer de un referente para nosotros a la hora de testear este segmento de gadgets. ¿Lo has acertado? Es la película Dune: Parte Dos. Madre mía. Los gusanos de arena parecían estar a punto de tragarnos. La calidad de imagen de estos paneles Micro-OLED de Sony es, como poco, llamativa. Imagina verlo con negros más profundos que los secretos de Los Bridgerton, colores tan vibrantes como el vestuario de Almodóvar y una nitidez que haría llorar de envidia a cualquier televisor de menos de mil euros.
El día a día. Trabajando, consumiendo streaming y jugando con pantallas flotantes
Durante nuestras semanas de prueba, las XREAL One se han convertido en nuestras compañeras inseparables. Es, literalmente, tener un pantallón enorme flotando delante de tus ojos mientras trabajas desde cualquier rincón de casa o incluso desde una cafetería. O mejor aún. Te puedes poner a jugar a Doom Dark Ages en una pantalla de 147 pulgadas tumbado en la cama sin molestar a tu pareja que intenta dormir.
El chip X1 es el verdadero héroe aquí. Consigue fijar espacialmente el pantallote allí donde quieras o dejar que te siga con el movimiento de la cabeza. En eso se parecen un poco más a las Apple Vision Pro (con matices). Con una latencia de apenas 3 milisegundos -más rápida que los reflejos de John Wick- gestiona todo el tinglado sin despeinarse. Otro punto importante es que los menús integrados, accesibles desde la botonera incluida en la montura de las gafas, permiten ajustar el tamaño de la pantalla, el brillo y la posición sin necesidad de aplicaciones externas.
El audio firmado por Bose sorprende para bien. Ver El Juego del Calamar 2 con estos altavoces direccionales es una experiencia inmersiva, aunque en el metro mejor usa auriculares si no quieres que todo el vagón se entere de quién muere en el siguiente episodio. Los bajos son contundentes sin ser molestos, y los diálogos se escuchan con una claridad cristalina incluso en las escenas más susurradas de Succession.
La comodidad es otro punto fuerte... hasta cierto punto. Las primeras dos horas son pan comido gracias a las almohadillas nasales ajustables. Pero a partir de la tercera hora de maratón de Stranger Things, tus orejas empezarán a recordarte que 84 gramos siguen siendo 84 gramos. Y que también tu vista necesita un descanso, aunque sea corto. Lo que queremos decirte es que no es ningún drama, pero sí una señal de que la tecnología todavía tiene cierto margen de mejora en este sentido.
Los peros que duelen (casi tanto como el precio)
No todo es Netflix y rosas en el mundo de las XREAL One. El campo de visión de 50 grados, aunque respetable, se queda corto cuando intentamos recrear la experiencia IMAX completa. Es como ver una peli épica en un televisor de tubo. Funciona, pero sabes que podría ser mejor.
Si usas gafas con prescripción, y no quieres tener dos pares montando un Tetris en tu cara, prepara la cartera para un segundo asalto. Las lentes graduadas cuestan algunos euros adicionales. Aquí vemos una desventaja con las otras gafas inteligentes que analizamos hace unas semanas, las Viture Pro XR. Éstas incluyen ajustes de dioptrías de serie (aunque en un rango limitado).
La compatibilidad es amplia pero no universal. Las XREAL One funcionan de maravilla con la mayoría de teléfonos Android, iPhone 16 y modelos anteriores, iPads, ordenadores… Eso sí, si quieres conectar tu nueva Nintendo Switch 2 (o la anterior), necesitarás un adaptador HDMI con alimentación por las características técnicas propias de la híbrida de los de Kyoto.
¿Merecen la pena 549€ de tus ahorros?
Las XREAL One son como ese amigo que siempre llega tarde pero cuando aparece, la fiesta se anima. No son perfectas, pero son lo mejor que hay ahora mismo en el mercado de gafas AR. Si eres de los que ven tres series a la vez, no te gusta compartir con nadie lo que ves, trabajas con múltiples pantallas o simplemente quieres ser de los primeros en vuestro grupo en tener "las gafas del futuro", la inversión merece la pena.
Para el resto de mortales que siguen contando céntimos a final de mes, quizás sea mejor esperar a la siguiente generación (Pro) o a que aparezcan ofertas del Black Friday. Al fin y al cabo, tu televisor actual sigue funcionando, aunque no quepa en el bolsillo ni te permita ver Better Call Saul mientras finges trabajar en la oficina.
Como conclusión final, las XREAL One no son el futuro prometido en Ready Player One, pero son un paso gigantesco en esa dirección. Y después de usarlas durante semanas, volver a una pantalla normal se siente como retroceder a la época de los reproductores de VHS. El gran cambio que aportan este tipo de wearables ya está aquí, solo que necesita evolucionar como todos los gadgets que han supuesto una revolución en el pasado.
