La Agencia Estatal de Meteorología ha confirmado que una masa de aire de origen ártico, tan fría como abrupta, que llega dispuesta a pulsar el interruptor del invierno en España y ssumir a buena parte de la península en un escenario propio de enero. En apenas dos días, pasaremos de la manga ligera al abrigo más grueso, con cotas de nieve insólitamente bajas en el norte. Y según la AEMET es algo preocupante, de ahí su aviso.
AEMET avisa de una “bestia polar histórica” y pone el foco en lo más inquietante: España aún no está lista para la gran nevada
El fenómeno recuerda a aquella “Bestia del Este” que a comienzos de año paralizó media Europa y dejó claro que la atmósfera todavía sabe sorprender. Esta vez, sin embargo, el golpe de frío apunta de frente hacia la península. La situación se articula en torno a un auténtico pasillo ártico: aire muy frío canalizado desde latitudes altísimas que comienza a notarse desde la tarde del miércoles 19 de noviembre, justo tras el paso de la borrasca Claudia. Con su llegada, las temperaturas caen en picado, inaugurando un desplome térmico generalizado.
La AEMET lo anticipaba en un aviso especial: el Cantábrico será el primer territorio golpeado, con precipitaciones que rápidamente mutarán a nieve en torno a los 900-1200 metros, dejando espesores de hasta 5 centímetros en la cordillera Cantábrica y en la cara norte de los Pirineos. Pero esto es solo el comienzo. El jueves, la masa polar avanza hacia el resto del país y arrastra las cotas hasta los 600 metros en el tercio norte, con especial incidencia prevista en País Vasco, Navarra y la meseta norte.
Entre el jueves por la noche y el viernes a primera hora llega el tramo más crítico. La nieve podría situarse en los 300-400 metros en el Cantábrico oriental y el alto Ebro, amenazando las principales vías de comunicación. Vitoria, Pamplona, Burgos, León, Soria o incluso Segovia podrían amanecer blancas. A ello se suma un desplome térmico notable: máximas cercanas a los 10 ºC bajo cero en amplias zonas interiores, un escenario gélido que solo suavizará la entrada de aire algo más templado el sábado.
¿Es normal una nevada así en noviembre? No del todo, pero tampoco inédita. Ahí está la brutal nevada de Madrid en 1904, con acumulaciones de más de un metro. El problema, como siempre, llega por la logística: desplazamientos en fin de semana, carreteras saturadas y la memoria reciente de episodios como Filomena. Algunas comunidades ya se preparan -Castilla y León despliega 900 quitanieves y 4.400 efectivos-, pero la pregunta permanece: ¿estamos realmente listos para un invierno que llega sin pedir permiso?. La respuesta no es sencilla.















