Colocar un árbol en el salón, normalmente un pino repleto de bolas, piñas y luces de colores, es uno de esos gestos universales que anuncian que la Navidad está a la vuelta de la esquina. Pero en los últimos años algo está cambiando. Aunque aún faltan meses para las celebraciones, en distintos países europeos se está imponiendo una nueva moda que busca sustituir el clásico abeto por una versión más sostenible y consciente con el medio ambiente.
Cambio histórico: Europa abandona el árbol de Navidad por una tendencia más moderna
Interioristas y decoradores de todo el continente llevan tiempo observando cómo esta corriente gana terreno. Su propuesta es sencilla pero poderosa: reinventar el árbol navideño utilizando madera, prescindiendo tanto de los plásticos de los modelos artificiales como del impacto ambiental de los naturales. Según detalla Diario UNO, se trata de construir una estructura que imite la silueta del pino tradicional, pero elaborada con tablones de madera reciclada o reutilizada, incluso con alternativas de cartón.
Durante años, los árboles naturales han supuesto un dilema: requieren cuidados, pierden hojas y su tala plantea un evidente debate ecológico. Los de madera, en cambio, pueden durar años, no necesitan mantenimiento y reducen de forma notable el uso de materiales plásticos.
El proceso no requiere grandes herramientas ni experiencia previa. Solo hacen falta listones de madera y un palo central que actúe como tronco. Primero se define el tamaño y la forma del árbol; después, se cortan los listones, se perforan con un taladro y se atraviesan con el palo para dar forma a la estructura. Lo ideal es anclar la base sobre una pieza triangular de madera para garantizar estabilidad y poder desmontarlo fácilmente al final de las fiestas.
Una vez montado, llega el momento de personalizarlo. Quienes prefieran un acabado natural pueden lijar la superficie y aplicar un barniz transparente. Los que busquen algo más moderno pueden pintarlo en tonos blancos, dorados, verdes o incluso rojos. Y, por supuesto, no faltan los adornos: cintas, ramas secas, bolas de madera o piñas pintadas. Las luces LED, de bajo consumo, sustituyen a las tradicionales guirnaldas incandescentes, evitando riesgos y reforzando su espíritu ecológico.
Más que una simple tendencia, esta idea refleja un cambio de mentalidad. La Navidad, esa época de luces y excesos, empieza a abrir hueco a la sostenibilidad y al diseño responsable.















