Durante años ha pasado de puntillas por la conversación seriéfila, pero Malaka lleva tiempo pidiendo sitio como una de las joyas ocultas del thriller español. Esta ficción de 8 episodios, disponible ahora en Prime Video, arranca con un cadáver arrastrado hasta la bahía de Málaga y, desde ahí, se mete de cabeza en una ciudad dividida entre el turismo de postal y unos bajos fondos donde el hachís, la corrupción y las viejas lealtades mandan más que la ley. Nada de procedimental amable: aquí el tono es sucio, nocturno y muy pegado al barro.
El anzuelo para los fans de True Detective está claro. Malaka comparte con la serie de Nic Pizzolatto esa mezcla de caso criminal y radiografía moral del lugar donde ocurre: en vez de la Luisiana pantanosa, una Málaga que abandona el sol de catálogo para enseñar polígonos, chiringuitos decrépitos y barrios donde el negocio del “oro” —una nueva droga en lingotes dorados— rompe la frágil paz entre bandas. Más que quién mató a la chica, la pregunta de fondo es qué le ha pasado a una ciudad que ha aprendido a convivir con esa violencia.
Una Málaga negra bajo el neón
En el centro del huracán está el Gato (Salva Reina), un policía tan integrado en el submundo malagueño que cuesta distinguir si investiga o apaga fuegos para sus contactos. Es un antihéroe clásico, lleno de deudas pendientes y sentido del humor desastrado, que se encuentra de repente emparejado con Blanca (Maggie Civantos), una agente llegada desde Madrid que representa todo lo que él no es: método, jerarquía y fe —al menos al principio— en que el sistema todavía se puede enderezar. La tensión entre ambos, con diálogos afilados y pullas constantes, es el motor emocional de la serie.
La mano de Javier Olivares se nota en la ambición del proyecto. Aunque aquí no hay viajes en el tiempo, sí hay una voluntad clara de usar el género policial para hablar de historia reciente: de cómo la especulación urbanística, el turismo y el narcotráfico han ido remodelando Málaga por dentro mientras la superficie se hacía cada vez más apetecible para el visitante. El creador de El ministerio del tiempo figura como coproductor ejecutivo de una ficción ideada por Daniel Corpas y Samuel Pinazo y dirigida, entre otros, por Marc Vigil, otro viejo conocido de la casa.
True Detective a la andaluza
El reparto secundario refuerza esa sensación de “True Detective a la española”: Vicente Romero y Manuel Morón encarnan a figuras clave de ese ecosistema criminal y político, y alrededor se mueve una galería de confidentes, matones y empresarios respetables solo de puertas para afuera. La serie apuesta por un tono casi de western urbano, con códigos de honor retorcidos, traiciones y una guerra soterrada por controlar el negocio del hachís en la Costa del Sol. Aquí no hay giros imposibles cada cinco minutos; lo que pesa es la atmósfera y la sensación de que todo el mundo es culpable de algo.
Quizá por estrenarse en abierto en 2019, en plena avalancha de títulos internacionales, Malaka pasó relativamente desapercibida fuera del circuito más seriéfilo. Su llegada a Prime Video le da ahora una segunda vida como “True Detective española” que muchos se han encontrado por sorpresa, descubriendo un thriller compacto, cerrado en una sola temporada y con una pareja protagonista que aguanta la comparación con otros grandes dúos del género.















