Como todos sabemos, "En el despiadado universo del lejano futuro solo hay guerra". El lema de Warhammer 40.000 (la versión futurista del juego de mesa) ha pegado fuerte en el mundo de los videojuegos con Warhammer 40.000: Space Marine 2. Lo ha hecho hasta el punto de que ha arrasado en ventas en Europa, no se descarta una tercera entrega e incluso podría hacer tambalearse todo el lore. Pero, ¿de dónde salen los marines espaciales que llevan tantos años siendo los poster boys de la marca?
Los marines espaciales son una de las fuerzas más letales del universo. Son a todos los efectos los paladines de la humanidad frente a las fuerzas del Caos, la última defensa ante la desesperación y el ejército más poderoso que se mueve bajo la gracia del Emperador. Pero desde luego, crearlos no es nada sencillo.
¿Cómo se crea a los marines espaciales?
En primer lugar, hay que conseguir candidatos a marine espacial. En contra de lo que se pueda pensar, no naces marine, sino que te haces. Para esto hace falta buscar a humanos por encima de lo normal y que destaquen como guerreros. Hablamos de personas normales y corrientes, ya que el físico de un marine espacial es algo que se logra después. Y claro, aquí está el primer problema, ¿dónde encontrar a un candidato así? Por lo general se busca en los mundos calificados de letales o salvajes. Estos dos tipos de mundo son bastante hostiles como para hacer la criba por su cuenta.
En estos lugares, los humanos se las ven con monstruos, flora mortífera o el clima. Sobrevivir hasta la edad adulta en lugar como este ya es indicativo de que eres un humano por encima de lo normal. Pero también se puede buscar en mundos colmena (donde los humanos se apiñan por millones y millones). En estos lugares hay tanta criminalidad que también hay candidatos viables por la propia violencia necesaria para el día a día.
Ahora que sabemos dónde y qué buscar empiezan los problemas, porque hay dos requisitos imprescindibles para la selección. En primer lugar deben ser hombres, ya que una parte del proceso implica ingeniería genética que solo responde a la fisiología masculina. Hay mujeres en los ejércitos del Emperador, pero no hay mujeres entre los marines espaciales. El segundo requisito es que deben ser adolescentes, ya que los procedimientos quirúrgicos posteriores tienden a fallar cuando se ejecutan en sujetos adultos. El trabajo para crear a un marine espacial suele comenzar entre los 10 y 11 años, para hacernos una idea de lo especiales que son los sujetos.
Con la preselección hecha, se procede a comprobar la compatibilidad del sujeto con los procedimientos genéticos. Básicamente se comprueba que sea compatible con los tejidos a implantar y sea psicológicamente válido para el tratamiento. Es importante que sean susceptibles a hipnoterapia o de lo contrario todo el trabajo se puede ir al traste.
Y aquí empieza la parte escabrosa: implantación de una veintena de órganos artificiales. Se comienza con un segundo corazón. Esto no solamente permite sobrevivir si uno es destruido, sino que ayuda en entornos con bajo oxígeno, por ejemplo. A partir de aquí se añaden implantes de todo tipo que van desde los que segregan hormonas para mejorar la capacidad y desarrollo muscular, hasta otros que refuerzan tendones y huesos.
Algunos de los órganos artificiales más destacables incluyen los que permiten a un marine espacial dormir mientras está despierto (por absurdo que parezca) cuando se ve privado de sueño, mejorar la coagulación en caso de heridas, pulmones adicionales, resistencia a tóxicos e incluso la capacidad de sudar una sustancia especial para hacerle más resistente a temperaturas extremas. Algunos de los Capítulos llevan a cabo modificaciones adicionales únicas.
Posiblemente, los implantes más importantes sean las glándulas progenoides. Se implantan dos, y su único propósito es crear una nueva semilla genética que se podrá usar para crear otro marine. Por norma general se extraen una vez maduran. Sin ellos sería imposible seguir nutriendo las fuerzas de los marines espaciales.
Durante todo el proceso se lleva a cabo, como decíamos más arriba, un interminable proceso de hipnoterapia y condicionamiento mental. El objetivo no es crear fanáticos o asegurarse de la lealtad del soldado, sino ayudar a su mente y cuerpo a sacar el máximo partido de sus implantes.
Por supuesto, hay un entrenamiento físico extenuante para aprovechar todas las mejoras que hacen que los marines espaciales tengan ese aspecto de auténticos gigantes de entre dos y tres metros de altura.
Y con esto... ya estaría. Una serie de operaciones y entrenamiento que duran hasta diez años para crear una máquina de matar casi perfecta. Pero cuidado, porque estamos hablando de marines espaciales normales. También existen los Primaris, una versión aún más poderosa de estos soldados que deben superar aún más intervenciones. Si bien se puede crear un Primaris desde cero, también es posible que un marine espacial se convierta en Primaris. De hecho, el Primaris original no fue otro que el legendario Marneus Calgar, Señor de los Ultramarines. Él mismo se sometió a la cirugía del procedimiento Rubicón para demostrar la eficacia del mismo.
El resumen de todo esto es que el Imperio no puede crear tantos marines espaciales como quiera para acabar con las fuerzas del Caos por razones obvias. La propia selección de candidatos es compleja, superar las pruebas iniciales no es tan habitual y el trabajo antes de lanzarse al combate es largo y costoso. Pero no por eso las fuerzas de la humanidad dejarán de plantar cara al caos hasta que este sea erradicado del universo... o todos caigamos.