La duración de las baterías en nuestros dispositivos móviles es un tema recurrente y preocupante para los usuarios. A pesar de seguir las recomendaciones de los fabricantes y mantener buenos hábitos de carga, la vida útil de las baterías tiende a disminuir con el tiempo. Un estudio reciente de la Universidad de Stanford ha revelado un factor clave detrás de este deterioro, que no está relacionado con la supuesta obsolescencia programada, sino con un fenómeno químico que hasta ahora había pasado desapercibido.
La culpa es de los protones
El estudio señala que el culpable de la pérdida de capacidad en las baterías no es otro que los protones de hidrógeno no deseados, que se infiltran en el cátodo de las baterías, utilizando el espacio destinado a los iones de litio, los cuales son responsables de generar la energía que alimenta nuestros dispositivos. Este descubrimiento ha sido posible gracias al uso de deuterio, un isótopo del hidrógeno, que permitió a los investigadores rastrear con precisión el movimiento de estos átomos dentro de las baterías.
La capacidad va mermando aunque no se use
Lo más alarmante es que esta reacción química se produce incluso cuando el dispositivo no está en uso, reduciendo gradualmente la capacidad de la batería con el paso del tiempo.
El problema se agrava cuando la batería funciona a voltajes más altos, lo que acelera la degradación y disminuye aún más su vida útil. Este hallazgo plantea la necesidad de revisar los diseños de baterías actuales para mitigar este proceso inevitable.
Sin embargo, no todo son malas noticias. El descubrimiento de esta reacción química no solo abre la puerta a la creación de baterías más eficientes y duraderas, sino que también ofrece una solución al desafío ambiental de la extracción de minerales como el litio y el cobalto. La posibilidad de reducir la dependencia de estos recursos escasos se vuelve cada vez más relevante en un mundo donde la demanda de dispositivos electrónicos sigue en aumento.